premio especial 2010

 

May 06

Me acuerdo del día que  —contaba yo apenas nueve años— desperté debajo de la cama del hospital protegiéndome la cabeza con los brazos. Eran más de las tres de la madrugada y, como siempre, mi madre estaba a mi lado.

         —Hijo, ¿qué te pasa? 

Había llegado hasta allí sonámbulo. Al despertarme, sobresaltado, me golpeé contra el somier. Sudaba y me tranquilicé al ver a mi madre; me acarició el pelo y me susurró palabras afectuosas. Tranquilo, cariño, tranquilo

—Me perseguían unos soldados rusos malos a caballo. Galopábamos por la estepa… 

Desde que me diagnosticaron el tumor, meses atrás, soñaba mucho por las noches. Algunas veces eran pesadillas, como ésta; pero en la mayoría de las ocasiones los sueños me libraban del aburrimiento del hospital. Y gran parte de ellos tenían que ver con lo que leía durante la jornada; entonces la enfermedad, con sus pruebas agotadoras y las interminables sesiones de quimio y radioterapia, pasaba a un segundo plano. 

Y ahora trotaba por tierras rusas con “Miguel Strogoff” de Julio Verne.  El libro me lo recomendó mi madre; mi padre me lo trajo al hospital. 

Aún recuerdo que cuando leí “Viaje al centro de la tierra”, me sacaron la cabeza de dentro de las sábanas. Y con “Viaje a la Luna”, una enfermera me tuvo que inyectar un tranquilizante porque no paraba de dar saltos en la cama, intentando coger altura. 

—Voy a pensarme mucho las lecturas que te recomiendo —dijo mi madre riéndose, a la vez que me acariciaba la mejilla. 

Nos quedamos unos minutos más debajo de la cama, abrazados. Mientras me daba muchos besitos en la frente, no paraba de repetirme:

—Hijo, te vas a poner bien, te vas a recuperar. Ya verás qué pronto.

Mucho más relajado, me subí a la cama. Mi madre me arropó y me dio un último beso de buenas noches. Dormí plácidamente hasta el día siguiente. 

Por lo que recuerdo, las visitas en la UCI establecían un horario muy estricto; y a los niños, en aquellos tiempos, no nos permitían más licencias que a los demás enfermos. Aunque no se admitían acompañantes, a mí me daba igual; mamá nunca fallaba. Eso sí, mi padre venía a verme en las horas de visita estipuladas. 

Cuando terminé de leer “Miguel Strogoff”, hablé con él.

—Papá, mamá me ha dicho que nos dejemos de Julio Verne. Me tienes que traer “La isla del tesoro”. 

Mi padre, parece que todavía veo su cara,  me miraba con expresión abatida.

—Claro que sí, hijo. 

Él nunca me comentaba nada; quizás se preocupara, aunque sabía que esas lecturas me sentaban bien y nunca contradijo las recomendaciones. 

Semanas después, al bajarme a planta, empezó a ser mi padre el que se quedaba conmigo por las noches. Ahora era el que, de madrugada, me cogía con suavidad la almohada cuando la agitaba, a modo de bandera pirata, dando gritos que se escuchaban por toda la planta. Él también me sacaba de dentro de los armarios al esconderme de magos malvados;  o el que me llevaba de nuevo a la cama sí intentaba hablarle a la luna llena tras los cristales de mi habitación. 

Hace ya muchos años de aquello; me restablecí totalmente. El sonambulismo se me curó junto a la enfermedad; no sé, es extraño. Lo que sí sé es que sin los cuidados de mi madre y sus libros nunca hubiera podido recuperarme.

Mi madre murió en un accidente de tráfico, al día siguiente de que me diagnosticaran el cáncer. Al confirmarlo el doctor, mi padre lloró. Pero mi madre no; conservando la serenidad, me abrazó fuerte y sólo me dijo:

—Hijo, lo vamos a superar. Estaremos siempre contigo, a tu lado. 

Nunca faltó a su palabra.

60- Promesa cumplida. Por Babel, 5.2 out of 10 based on 19 ratings

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19 Responses to “60- Promesa cumplida. Por Babel”

  1. Triana dice:

    Uff,¡ qué pena! No esperaba el final. Enhorabuena y suerte, Babel.

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  2. Gárgola dice:

    Espero y deseo que nunca hayas tenido que pasar por ninguna de esas experiencias que relatas, aunque la convalecencia de los enfermos de cáncer por desgracia no suele ser tan bucólica como la describes. A mí al menos, que sí he pasado por ello, lo que menos ganas me daban era de ponerme a leer ni a moverme de aquí para allá, sobre todo después de la quimioterapia. Más bien eran ganas de vomitar y una sensación de no tener fuerzas ni ganas de nada.
    Por lo demás, la idea está bien y por ello quizá podías haber buscado otro tipo de dolencia o enfermedad de tipo crónico.
    Suerte en el concurso.

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  3. Babel dice:

    Gárgola:
    Muchas gracias por tus comentarios. La verdad es que no he pasado por esa enfermedad (ni ninguna otra grave), aunque si he pasado mucho tiempo de acompañante en hospitales.
    Me imagino que la reacción del niño tan positiva la exageré un poco para dar un tono de esperanza al relato, ya que al final se ve que es un poco trágico. Quizás, como dices, otra enfermedad se ajustara mejor al relato; pero el cáncer lo elegí porque es una enfermedad en la que parece que, además de los tratamientos médicos, el ser positivos ayuda a la recuperación. Bueno, creo que en cualquier enfermedad es así.
    Espero que te recuperas totalmente de tu enfermedad. Muchas gracias de nuevo por leer el relato.

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  4. Babel dice:

    Triana:
    Gracias por leer el relato y por tu comentario.
    La verdad es que el final es un poco trágico, pero ayuda a que no se
    olvide.

    Un saludo

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  5. Antístenes dice:

    Lo siento… Pero no comprendo cómo diablos se «pegó» el personaje con el somier. Lo demás es un melodrama…

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  6. la ciudad dice:

    Tu relato es bueno, además de bien escrito, creo que con los comentarios que te ha hecho gente como Gárgola, podrás mejorarlo, el traer a tu relato la literatura, le das un plus a éste.

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  7. Babel dice:

    Gracias «la ciudad», por tu comentario. Me alegro de que te haya gustado; de comentarios constructivos como el tuyo (o el de Gárgola) son de los que uno aprende…

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  8. Ojos Oscuros dice:

    Babel, es un relato sencillo pero bien contado y bastante bonito. No me parece tan melodramático, ni mucho menos, es una historia como tantas otras, con un mensaje parecido a La Vida es Bella, en la que en un ambiente no muy favorable precisamente, has sabido sacar el lado positivo. ¡Suerte compañer@ de concurso!

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  9. HÓSKAR WILD dice:

    Sólo quien se ha enfrentado a una situación parecida puede entender todo el dolor que encierra.
    Mucha suerte.

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  10. LUCIO ANNEO dice:

    Me ha parecido sumamente tierno, sorprendente el final. No lo he encontrado dramático en exceso, lo justo para intentar reflejar el drama de una enfermedad en un niño. Te deseo mucha suerte.

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  11. Babel dice:

    Gracias Ojos Oscuros; esa comparación con «La vida es Bella» me ha gustado mucho. Creo que buscaba algo así: dentro de la tragedia encontrar siempre la parte positiva. He pasado muchos meses de acompañante en hospitales con familiares míos enfermos de cáncer y sé lo que ellos sufren.
    Buscaré tu relato para leerlo; gracias por leer el mío
    Un saludo

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  12. Babel dice:

    Muchas gracias por leer mi relato Lucio Anneo. Me alegro de que te haya parecido bien mi historia.,
    Como dices, al tratar con un niño enfermo quería que fuera algo tierna, no melodramática… espero que no se haya visto así.
    Gracias de nuevo

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  13. Babel dice:

    Gracias Hóskar Wild por leer mi relato. No he vivido en primera persona la enfermedad pero sí muy de cerca en familiares míos. Incluso la estancia en el hospital es tan penosa para todos -enfermo y familiares acompañantes- que nadie se lo imagina…
    Gracias de nuevo.

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  14. Abeja dice:

    Babel: se entiende perfectamente y no existe melodrama. Está bien contado y su final es sorprendente.

    Un abrazo: Abeja.

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  15. Granizo dice:

    Me ha encantado, me parece una historia preciosa y, como ya te han dicho otros, bien escrita. Me ha gustado muchísimo. Espero que tengas suerte.

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  16. Babel dice:

    Abeja: Muchas gracias por leer mi relato y por tu comentario; me alegro de que te haya gustado.
    Otro abrazo para ti.

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  17. Babel dice:

    Granizo: me han hecho mucha ilusión tus palabras de ánimo. La verdad es que me han alegrado tanto tus comentarios, y los de Abeja, que habéis arreglado un poco una tarde de domingo que era un poco triste.
    Gracias por dedicar tu tiempo a leer mi relato.
    Un abrazo

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  18. Adafina dice:

    A mí también me ha gustado mucho. Muy tierno. Bien escrito. El final es estupendo.
    Suerte.

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  19. Babel dice:

    Muchas gracias Adafina por dedicar un poco de tu tiempo para leer mi relato.
    Me alegro de verdad de que te haya gustado. Con vuestras palabras, uno se anima a seguir escribiendo cosillas.
    Un abrazo.

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