Hace mucho, mucho tiempo…bueno, en realidad, no hace demasiado tiempo que esta historia ocurrió, pero como en los buenos cuentos, siempre se ha dado bien remontarse a épocas pasadas para explicar hechos que a primera vista no tienen explicación, pues yo me uno a la tradición!
Los hechos que ahora os voy a narrar no ocurrieron ni más ni menos lejos de tu casa…ni más ni menos cerca. Quizás junto a ese árbol que siempre se cruza en tu camino…o quizás al lado del parque donde una vez aprendiste el gusto por el balanceo. Los hechos que ahora os voy a narrar, os podían haber ocurrido a vosotros e incluso a mi…le podía haber ocurrido a cualquier persona que tenga corazón y que sepa usarlo correctamente.
Y en este cuento, no encontraréis hadas ni duendes aunque quizás si algún personaje de ficción. Pero la protagonista de esta historia, es alguien como tu y como yo…los mismos ojos, las mismas manos, y la misma piel. Pues al fin y al cabo, se mire como se mire, en esencia, todos somos iguales.
Si que podréis avistar fantasía en estas palabras, pues todo cuento tiene ese olor a irrealidad que nos hace creer en la magia. La fantasía esta siempre ligada a nuestros sueños, y, ¿a quien no le gusta soñar?
Y sin más dilación…aquí os dejo escrita la historia del agua que una vez se perdió!
Con apenas 9 años Paula ya soñaba que podría hacer cosas brillantes en este mundo. Y cuando me refiero a cosas brillantes, no quiero decir limpiar la plata o sacarle brillo a los jarrones. Me refiero a hacer cosas grandes respecto a la bondad…de esas que quedan en las páginas de la Historia hasta el fin de los tiempos.
Contaba ya con 12 cuando decidió donar todas sus muñecas antiguas a la fundación “Muñecas Sin fronteras”, para que todos los niños y niñas del mundo pudieran disfrutar de todas esas preciosas Barbies y Nancys con las que ella había disfrutado desde muy pequeña.
Y a los 14 años no se lo pensó ni un momento cuando decidió hacer con toda su plastelina un hogar para animales abandonados.
La gente del lugar la consideraba una niña increíble; su fuerza, su coraje la hacía creer en los sueños y en un mundo mejor. Y con una sonrisa por bandera se enfrentaba a retos que salían contagiados de su entusiasmo.
Paula sabía que tenía que hacer cosas grandes…y cuando digo grandes no me refiero a hacer el castillo de naipes más gigantesco…ni a fabricar la cometa más inmensa!! Me refiero a, por ejemplo, cambiarle el nombre a las estrellas, a reinventar el amor y a poder coser todos los corazones rotos que se encuentre.
Se pasaba los días enteros mirando al cielo, embobada, buscando soluciones entre las nubes…poemas detrás de las montañas y agua dulce en el reflejo del mar.
Un día de esos fue el día en el que su cerebro se iluminó para hacer algo sumamente increíble que cambiaría el curso de la Historia de la Humanidad. No, no penséis que encontró el antídoto de la Gripe…o que halló el modo de acabar con las guerras…simplemente soñó, estando despierta, que podía quitar la sed de todos los lugares del mundo donde la sed hacía estragos. Y le bastó soñarlo para comenzar a idear como hacer realidad tal increíble quimera.
Y tras darle más de tres millones de vueltas a sus pensamientos llegó ala solución perfecta!
Solo tenía que conseguir fotografiar todos los ríos del mundo con su magnífica cámara mágica…esa que casi te permite tocar el agua. Y cuando tuviera todas esas fotografías tan estupendas las comprimiría en un archivo de si mágico ordenador y las enviaría a todas las ONG’s del mundo para que estas, pudieran repartir dicha cantidad de agua entre la gente que realmente la necesita.
Era una idea completamente alocada, pero en el fondo, perfecta.
Cuando Paula se lo contó a sus padres estos, atónitos, pensaron en un primer momento que su hija había enloquecido. Pero después, pensándolo con más tranquilidad, llegaron a la conclusión de que era una iniciativa solidaria que podría cambiar el mundo por completo. Decidieron acompañarla en su viaje.
Con poco equipaje y mucha ilusión, marcharon en tren a su primer destino. Y sacaron las más hermosas fotografías del agua jamás observadas. Parecía casi palpable, casi bebible…se podía notar el frescor de la corriente solo con acariciar la foto con un dedo.
Esa foto era solo el principio, y la prueba más clara de que todo es posible cuando crees en ello.
Y así se pasaron medio año viajando desde África a Islandia y desde Asia hasta la mismísima América. Fotografiaron lagos, ríos, charcos…toda el agua dulce que pudieron encontrar a su paso.
Y cuando el cansancio les hubo podido, habiendo conseguido su objetivo prioritario, regresaron a casa con la satisfacción de emprender una gran empresa.
Paula descargó con afán todas las fotos que había hecho con su cámara mágica en su ordenador mágico y comprimiéndolas todas en un archivo ZIP mágico, empezó a enviarlas a todas las ONG’s que ella conocía! Incluso a la de “Muñecas Sin Fronteras”.
Ahora solo quedaba esperar como el mundo se solucionaba poco a poco…
Y pasaron las horas…y Paula seguía esperando. Pasaron los días, las lluvias y los otoños…y la niña, frente a su ordenador seguí esperando una respuesta, mientras contemplaba por televisión como la gente seguía muriendo de sed.
Cuando ya hubieron pasado más de 4 nevadas, decidió reaccionar y averiguar que había pasado con el agua que había enviado.
Cogió su abrigo y unos billetes de tren y se marchó en busca de las sedes de todas las ONG’s con las que se había puesto en contacto. Y en cada una de ellas le decían lo mismo: disculpe señorita, aquí no ha llegado nada.
¡Vaya faena! ¿Y donde había ido a parar toda esa agua?
Paula no conseguía hallar en su mente la respuesta a tan incomprensible pregunta.
Volvió a casa con la decepción agarrada a su cintura. Volvió a casa y decidió que después de 4 inviernos era hora de dormir.
El cansancio la tuvo en letargo durante unos 20 días. Y una vez abrió de nuevo los ojos, lo vio todo más claro! Tenía que encontrar ese paraíso virtual donde van a parar todos los mails que nunca llegan y todos los archivos que se eliminan a la papelera de reciclaje. Tenía que lograr hallar ese mundo inmaterial, casi imaginario, donde van todas esas cosas que desaparecen de tu ordenador o que simplemente decides desechar. Y tenía claro como iba a hacerlo…
Subió corriendo a la colina de las Irrealidades que estaba muy cerca de su casa, y sin pensárselo demasiado comenzó a cavar en la tierra un enorme hoyo.
Sudorosa y cansada, se lanzó al hoyo y entró en una espiral de colores impalpables que incluso logró marearla. Cuando llegó al final del tubo colorista se contempló a si misma en una plataforma flotante, frente a una luz cegadora que no tenía ni forma aparente, ni color y que apenas olía a nada.
– ¿Quién eres y como has llegado hasta aquí?- una voz estruendosa salió de aquellos rayos luminosos.
– Soy Paula. Y mis sueños me han mostrado el camino hasta este lugar. No se quien eres, pero quizás puedas ayudarme.
Paula le contó toda su Historia a la luz brillante, que resultó no ser otra cosa que el conjunto de la Fantasía mundial.
Y tras emocionarse con las palabras de la joven, la Fantasía le abrió la puerta de lo desconocido para que pudiera recuperar el agua que se perdió.
Nerviosa y excitada Paula cruzó el umbral de una puerta tan roja como la sangre. Y entró en lo desconocido, que no tiene otra forma que la del vacío. En una atmósfera incolora, intangible, incognoscible flotaban un montón de objetos de lo más particular. Montañas de cosas se agolpaban en esquinas y rincones que no existían. Archivos, fotos, SMS, besos lanzados al aire, cartas que nunca llegaron, sellos que nunca existieron…Incluso pudo ver desde lejos esa pulsera que una vez se cayó detrás de su cama y que nunca volvió a ver.
Empezó a rebuscar en las montañas de cosas, pues tenía un objetivo que cumplir. Removió mensajes prohibidos, e incluso se mojó con algunas lágrimas nunca derramadas. Se quitó de en medio todos aquellos calcetines que se perdieron en millones de lavadoras…y al fin, entre un montón de hojas secas que se perdieron en el viento, encontró su carpeta ZIP tal y como la recordaba: limpia, amarilla…comprimida!
Con rapidez la abrió para ver si aún conservaba su contenido y la decepción cubrió de repente sus mejillas. Todas las hermosas fotos que habían hecho, todas aquellas fotos tan reales como palpables, no eran más que fotos en blanco y negro de ríos secos y de lagos convertidos en volcanes.
Definitivamente el agua se había perdido…por eso nunca había llegado a su destino. Pero no entendía porque…no entendía el porque todo su esfuerzo había quedado relegado a esas horribles y tristes fotos.
Dejando atrás las montañas de cosas servibles e inservibles volvió a salir por la puerta roja, y Fantasía le dijo:
– ¿Has encontrado lo que buscabas?
– No exactamente-respondió con la pena en su corazón-. Pero igualmente gracias.
– Paula…esas fotos de las que me has hablado nunca han existido tan bellas como crees y ese proyecto que me has explicado…nunca habría sido posible! Pero tus ojos, motivados por mejorar el mundo, veían la belleza allí donde solo había desconsuelo. La Tierra jovencita, ya no tiene salvación, aunque sea admirable que personas como tu aún conserven la esperanza.
– ¡No puede ser! ¡Lo vi. con mis propios ojos!
– Lo viste con los ojos de la ilusión y la esperanza.
– ¡Mis padres también lo vieron!
– Tus padres solo querían verte sonreír jovencita; hay padres que hacen lo que sea por la felicidad de sus hijos. Incluso se les contagió tu fe. Pero nada de lo que visteis era hermoso…apenas queda agua para nadie…
– ¡No quiero creerte! A fin y al cabo solo eres fantasía!
– Si…y gracias a mi, aún podéis seguir existiendo. Vete a casa y nunca, nunca dejes de soñar.
Paula escaló por el tubo multicolor ahora deforme, que se cerraba bajo sus pies. Y al salir del hoyo sintió entre decepción y desgana. Miro a su alrededor y por fin, vio con los ojos de la realidad. Todo era gris, triste, oscuro…demasiado pésimo para ser real. Pero así era, y ahora se había dado cuenta…
Miró la ciudad casi muerta que se extendía frente a sus ojos verdes e incluso pensó en dejarlo todo y en enterrar su fuerza en esa colina de la Irrealidad.
Pero algo brotó de su corazón ofuscado…algo así como un candor, una convicción…una creencia. Y con paso firme, en su rostro se dibujó una enorme sonrisa. Encaminándose hacia su hogar, pensó en tantas cosas que podía hacer para arreglar el mundo…encaminándose a su casa recuperó la hermosa capacidad de soñar.
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Hermoso empeño el de cambiar los nombres a la estrellas y el de coser corazones.
Mucha suerte.
Hay muchos corazones rotos que coser…pero nada es demasiado difícil, y más teniendo las agujas necesarias!! 🙂
Jovencita, tan alto es el empeño, que pequeño queda el entendimiento. Muy poético. Suerte
Hola de nuevo.Wuerría pedir un favor a los organizadores de la página.Se que en mi texto hay varios errores tipográficos…¿podríais corregir siquiera el primero de ellos? En el que se omite un signo de exclamación al principio del texto en la parte: «me uno a la tradición!»
Muchas gracias.
Gran cuento!! Ojala todos tubieramos la visión que tiene esta niña! Hay que mirar con otros ojos a este mundo, que algunos dan por perdido! Suerte!!
¡Ojalá hubiese muchas Paulas por el mundo!
Mucha suerte pequeña…
No dejes de soñar.
Consideraciones ortográficas aparte, es muy difícil ponerse en la piel de un niño… Y usted, sin duda alguna, no lo consigue…
Suerte.
No sé si será por los errores tipográficos, pero hay un montón de exclamaciones a las que no consigo verles el sentido. También faltan tildes por todas partes…
La forma no es especialmente exquisita, y en cuanto al contenido, aun tratándose de un relato de ficción, un cuento infantil para ser más exactos, tiene que tener credibilidad, porque si no, se corre el riesgo de tomar al lector por bobo o iluso.
Tratar por bobo o iluso al lector no es mi intención…
Solo hacer que se abran los ojos y el corazón!
Pues la fantasí no es una tontería…
es algo así como la cumbre de la ilusión…
se escribe «a la» y no «ala», aunque te hayas puesto las alas de la ilusión. suerte
Paula y sus padres…»ese pedaaasssooo de familiaaa» que va por medio mundo gastándose un pastón durante muchos meses para hacer las fotos que van a dar de beber al África sedienta…Si se trata de hacer una parodia de algunas ONG´s (no hay fronteras para una Barbie que se precie), el cuentecillo en apariencia inofensivo, se las trae. 😛
Lo reconocí varios mensajes más arriba. He tenido varios errores de tipografía, «mea culpa». A veces el ansia me puede y ni tan siquiera reviso el texto cuando lo he acabado. Es lo que tiene estar soñando continuamente.
bueno ladysale, o mejor dicho, paola, en efecto, todo es como queramos verlo, y para que el sueño de esta niña se haga realidad, todos deberiamos verlo igual, si crees que el mundo es una mierda, al final, lo llenas de mierda todo, o, si solo te fijas en las faltas de ortografia o que quien escribe el cuento no es un niño, tal vez es que perditeis vuetros sueños en aquella montaña, como paola.
Gracias anónimo…se agradece, de corazón, ver que hay gente que aún cree en los sueños….
Pues yo también creo en los sueños, ladysade. Y tu relato, a pesar de parecer infantil, ha sido uno de los mejores que he leído. Todos y todas deberíamos recoger esa ilusión y fantasia que genera para intentar mejorar nuestro mundo. Si lo hicieramos, y pusieramos nuestro granito de arena seguro que veríamos el resultado. Lo de la ortografía es secundario, lo esencial es el mensaje. !MUCHA SUERTE!