premio especial 2010

 

Abr 15

Abre el corazón, me dijo. Miró por encima de mi hombro, como si hubiera alguien allí, sonrió y murió. Era muy vieja. Su piel era tan fina ya como el papel de arroz y tenía el mismo color casi transparente. Se llamaba Nora y fue mi mejor amiga. Vivía en el ático que había encima de la casa de mis abuelos. Yo la visitaba siempre los martes, pues era el día en el que iba a verlos a ellos. La gente no la trataba mucho, pues decían que era una vieja loca. Quizás lo fuera, pero tenía unos ojos azules intensos que sonreían sin que su boca se moviera.

Yo nunca había visto morir a nadie. Pero sé por qué me escogió a mí.

La conocí cuando era una niña, entonces ella era vieja pero no tanto. Subíamos a la azotea a tomar el sol y jugábamos con las sábanas, blanquísimas y con las pinzas en forma de cocodrilo que las sujetaban. Me enseñó, que en plena calle de Goya de Madrid, en un edificio de ricos, podía vivir una persona pobre, sola y feliz. El piso que ocupaba era muy pequeño y lo tenía lleno de fotos. Había sido artista en su juventud, cantante de cabaret o algo así. Las paredes estaban forradas de carteles, de boas de plumas color de rosa y de muchos cachivaches traídos de lugares muy lejanos.

Me hablaba de sus viajes por América. Había triunfado en México. Allí tenía sus mejores recuerdos. Nunca se quejó de nada, aunque yo sabía que vivía muy mal. Le subía los bocadillos de la merienda y nos los repartíamos como compañeras de juegos sentadas en la puerta del palomar que había en la azotea.

Otras veces mirábamos fotos y más fotos y me explicaba con todo detalle la circunstancia que reflejaba cada una de ellas. Llegué a saberme su vida, sus andanzas y sus amores de memoria.

Muchos hombres habían pasado por sus brazos. Cuando fui más mayor ya me contó la historia de sus amantes. De todos ellos, que fueron muchos, había uno, Antonio, del que hablaba con amor y nostalgia. Había muerto en un accidente de coche, y desde entonces toda su ilusión era reunirse con él.

Con Nora aprendí a no juzgar a las personas y a creer que se podía ser libre y feliz a pesar de haber sufrido tantos desengaños

Un día, cuando yo tenía diecisiete años, sacó una baraja de cartas muy grandes. Me dijo que eras cartas mágicas, que sabían todo y que me dirían lo que iba a ser de mí en el futuro. Bajó un poco la persiana y encendió una vela amarilla. Las sombras crearon un ambiente extraño que me llevó a un estado casi hipnótico. Yo confiaba en ella, así que me dejé llevar mientras Nora hablaba casi en un susurro y me pedía que cortara aquellas cartas en tres montones. Luego me tomó de las manos y pasó por mis palmas una uña pintada de rojo en un roce delicado. La miré sorprendida. Aquella mujer alegre y generosa cambió su eterna sonrisa por lágrimas asomando en los ojos. El azul se volvió negro. Fue la primera vez que vi rabia en ella. Soltó mis manos y dando un manotazo tiró las cartas de la mesa y encendió la luz.

—Ha sido una mala idea—me dijo.

Yo sabía que algo malo había pasado y que no me lo quería decir. Ella no me iba a mentir, prefería callar.

Insistí, le supliqué, la abracé. Me daba igual lo que hubiera pasado, solo quería que volviera a ser mi Nora, mi amiga, que volviera a reír.

—Perdona, preciosa, perdona. Ahora vete a tu casa.

Me empujó casi con violencia hasta la puerta.

Volví muchas veces y no me abrió. Pasaron los meses, y no me quedó más remedio que seguir mi vida, sin ella. Los martes, cuando iba a ver a mis abuelos, antes subía al ático, pero nadie me abría. Pegaba la oreja a la puerta esperando oír algún ruido que me hiciera saber que seguía allí. Silencio, eso era lo que se oía, como un cuchillo clavándose en mi corazón. Pregunté a los vecinos y al portero, también a mi abuela, aunque a ella no le gustaba mucho Nora y no aprobaba que la visitara, y nadie supo decirme nada. Fueron muchos meses y ya había perdido la esperanza de volverla a ver.  Pensé en ella con la tristeza de haberla perdido justo el día en que había dejado de sonreír, pero un martes a principios de verano, oí abrirse la puerta del ático y su voz me llamó.

Subí corriendo el tramo de escaleras que nos separaba, y allí estaba Nora, con sus ojos azules, brillantes y risueños. Me dio la impresión de que había envejecido mucho, como si de repente, en unos pocos meses se hubieran concentrado diez años. Extendió los brazos y me dejé caer en ellos llorando como una niña pequeña. Me acariciaba la cabeza y me susurraba palabras tranquilizadoras.

Tenía muchas cosas que preguntarle, pero la expresión de su cara no me dejó hacerlo.

—Entra conmigo—dijo y se apartó para dejarme pasar—tenemos mucho de qué hablar.

La casa estaba en una semipenunbra acogedora y matizada por decenas de velas de todos los colores, que le daban un aspecto irreal. Sentí temor, más que nada por la reacción que había tenido ella la última vez que encendimos una vela, pero Nora me tranquilizó.

—Niña, es muy importante que me escuches en silencio. Yo solo quiero tu bien.

Se sentó frente a mí y me tomó de las manos como la otra vez, pero su rostro estaba sereno.

—Quiero contarte algo muy importante de mi vida, algo que jamás le he contado a nadie. Tú lo vas a saber. Tú eres mi otro yo.

La miré con curiosidad, no llegaba a entender lo que me quería decir. Ella empezó a hablar:

—Cuando yo era una niña vivía con mis padres en una casa muy grande. Me sentía muy sola porque no tenía hermanos y casi no salía a la calle.   En mi casa se hablaba bajito para no molestar a mi madre que siempre estaba enferma. Había días que no salía de su habitación para nada y el servicio le llevaba la comida, que ella muchas veces ni comía. No me dejaban entrar a verla, para no molestarla.

Bebió algo de un vasito que tenía sobre la mesa y yo con la mirada la animé a que continuara.

—Nunca le pude decir a mi madre que cuando me acostaba sola en mi habitación, todas las noches de mi vida en aquella casa, una sombra entraba por la puerta, se metía en mi cama y me hacía llorar y temblar. Me quitaba la ropa y me obligaba a hacer cosas que una niña no debe de hacer. Luego me preguntaba si todo estaba bien, y me hacía repetir que era un sueño, y yo lo repetía y lo repetía, pero jamás lo creí. Sabía que los sueños pueden ser malos, y que los monstruos nacen a veces de los sueños. Pero aquel monstruo era real. Por las mañanas se ponía el sombrero y se marchaba a trabajar. He sufrido mucho porque no lo he dejado salir  de mi corazón hasta hoy, que te lo estoy contando a ti.

Un sudor frío me inundó. El pulso se me paró un segundo y perdí la respiración.  Durante un instante eterno creí que iba a desmayarme, pero ella me apretó muy fuerte y el momento pasó.

—Cuando vi tu mano aquel día, y las cartas me revelaron que tú también llevas un monstruo en el corazón, sentí una rabia inmensa y no supe reaccionar. Todos tus recuerdos se volvieron míos y reviví en ti lo que había tratado de olvidar. No he tenido valor para verte hasta hoy. Sabía que vendrías, como todos los martes, y me he preparado para recibirte. Sé que tu corazón está cerrado con muchos cerrojos.  No puedo hacer nada preciosa, solo decirte que debes marcharte lejos. No podrás contra el destino, pero inténtalo. Ten cuidado, porque en tu vida habrá otras sombras, sombras que te dejarán sin aliento, pero también llegarán luces que alegrarán tu existencia. Aprovéchalas, vive por ellas.

Por mi cara caían lágrimas amargas, silenciosas. No podía hablar, casi no podía ni pensar.

—Vuelve a verme dentro de un mes, tal día como hoy. Entonces te diré lo que tienes que hacer. Quiero que me acompañes en el mejor día de mi vida, sólo te pido que estés conmigo. ¿Lo harás?

Lo hice y abrí mi corazón para siempre.

5- Abre el corazón. Por Adafina, 7.3 out of 10 based on 93 ratings

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55 Responses to “5- Abre el corazón. Por Adafina”

  1. Luc dice:

    Interesante. Más por lo que sugiere que por lo que cuenta, como debe ser. Mucha suerte.

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  2. la ciudad dice:

    me gustó tu inquietante cuento, aunque como dice luc, es más lo que sugiere. tiene mucho del «fantastique».

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  3. Ágata dice:

    Una historia interesante y cruda y, además, lo narras bien, pero creo que te falta garra, y el final de la historia está sin escribir, eso me parece, dejas al lector un poco defraudado, con ganas de saber… te falta redondearlo.
    Pero igual me gusta tu historia.

    Suerte.
    Mi relato es el 41.

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  4. Adafina dice:

    GRACIAS A LOS DOS POR TOMAROS EL TIEMPO Y EL ESFUERZO DE LEERME

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  5. Triana dice:

    Me gustó tu relato. Y también ese final abierto, me gusta imaginar. Suerte, Adafina.

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  6. Antístenes dice:

    Aprenda de principio a colocar las comas. No lo haga como usted habla, si no como pretenda que las personas que le lean disfruten de su historia. Por supuesto, tras la tercera equivocada no he seguido con su melodrama…

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  7. Adafina dice:

    gracias Triana

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  8. Adafina dice:

    Y a usted Antístenes, no sé si contestarle. Igual pongo mal las comas…
    Pero bueno, gracias por la lección

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  9. Rosa azul dice:

    Adafina, me gusta el contenido de tu relato, pero creo que es cierto que hay muchas comas que si no existieran el relato quedaría mejor y sin embargo hay puntos que si fueran comas mejoraría el resultado del contenido. Luego está el punto y coma que es el camino intermedio entre el punto y la coma. Espero que este consejo te ayude tanto como a mí en su día.

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  10. Adafina dice:

    Gracias Rosa Azul, así da gusto que te aconsejen.

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  11. Rosa azul dice:

    Gracias a tí. Me gusta tu estilo, mis finales preferidos son los abiertos.

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  12. Seres Entrópicos dice:

    Como me viene pasando en otros comentarios que han dejado antes que yo, muchos son los elogios así que te indicaré un par de cosas que no me han parecido tan buenas.
    El desarrollo es demasiado largo y llegas cansado al desarrollo, cuando la historia verdaderamente avanza.
    «Pasaron los meses, y no me quedó más remedio que seguir mi vida, sin ella» Esta frase destroza el párrafo porque a continuación se contradice no siguiendo su vida sin ella, constantemente la busca. Es algo mínimo pero que rompe la narración y te saca fuera del texto.
    Suerte
    (Y a ver si vosotros también me sacáis los fallos a mi texto, que de eso se aprende mucho, de la mirada del otro)

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  13. Hara Kei dice:

    Concuerdo con Luc (comentario 1) : Interesante. Más por lo que sugiere que por lo que cuenta, como debe ser.

    En cuanto a los comentarios respecto al final abierto (con todo respeto y aceptando de antemano que mi opinión puede ser errada) creo que no es abierto; es redondo. Quizá falto en algunos opinantes una relectura y hacer la elipsis de las líneas finales con el párrafo inicial; además del titulo del relato.

    Gracias Adafina.

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  14. Roberta B. dice:

    Me ha gustado, de las comas y los puntos no digo nada, que no son precisamente mi fuerte. Enhorabuena y suerte en el certamen.

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  15. MaxEstrella dice:

    Yo tambien me he enamorado de la mujer de los ojos azules. Y me gusta el final. Suerte

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  16. Adafina dice:

    Para Hara Kei, gracias. Me alegro de que hayas sabido ver la elipsis y te hayas dado cuanta de que el principio en realidad es el final. De verdad que me ha hecho muchísima ilusión.
    Ya te comenté tu relato, pero te vuelvo a desear suerte porque merece la pena.

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  17. Adafina dice:

    Para Roberta B. También gracias y ya sabes lo que opino del tuyo.

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  18. Adafina dice:

    Para Max Estrella.
    Gracias por tu comentario que me alegra mucho.
    Comenté poco tu relato, quizá porque es un tema que me toca muy de cerca, pero creo que es una vuelta de tuerca a los malostratos, un punto de vista diferente y me ha gustado muchísimo.
    Gracias.

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  19. la ciudad dice:

    adafina, me olvidé que ya había leido tu relato, pero volví a leerlo y volvió a gustarme, ni cuenta me di de los puntos y las comas, lo importante fue que tu relato me atrapó. gracias otra vez por tu comentario a «isabelita».

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  20. HÓSKAR WILD dice:

    Una realidad mucho más habitual de lo que imaginamos.
    Mucha suerte.

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  21. Granizo dice:

    Me parece un relato entrañable, con un final acorde con la narración. En cuanto a las comas, si ése es tu mayor defecto, alégrate porque tiene solución (toma, me ha salido pareado). A mí la que me sobra claramente es la que has puesto tras «me enseñó» porque rompe la frase, pero me he leído el texto muy a gusto. Que tengas suerte, tu relato me parece bastante bueno.

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  22. Adafina dice:

    Muchísmas gracias Hoscar Wild y Granizo, espero que vosotros también tengais mucha suerte.
    Procuraré aplicarme con el asunto de las comas.

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  23. Pan dice:

    Si, igual que le ocurre a la protagonista, abriste el corazón.. pero no nos has dicho que había dentro. No se debe engañar al lector. Suerte.

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  24. Adafina dice:

    Yo creo que no engaño a nadie. Para mí está muy claro lo que había dentro, explicar más es tomar por tonto al lector. De todos modos gracias por tu comentario y por leerme.

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  25. Esperanza004 dice:

    Mmm… una historia dura, amarga, triste. Pobre vieja loca… en realidad era una buena mujer castigada injustamente por un oscuro pasado poblado de oscuras criaturas.

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  26. Abeja dice:

    Adafina: tu relato me atrapó. Lo seguí interesada durante su recorrido. Es una historia dura y más frecuente de lo que nos gusta imaginar.
    Tienes madera. En cuanto a las comas…..eso se aprende y no le veo gran relevancia. Te digo lo que yo hago, leo en voz fuerte y así es más fácil darse cuenta donde va la pausa.
    Mucha suerte y un abrazo: Abeja.

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  27. Adafina dice:

    Muchas gracias Abeja, es un honor que tú me digas esto.
    Otro abrazo para ti y gracias por el consejo.

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  28. Pan dice:

    en ningún momento he pretendido menospreciar tu relato. Digo lo del engaño al lector, porque yo soy un lector y muy torpe y no he enterado, pero eso es mi fallo. Quizá no me expresé bien. Lo siento.

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  29. Adafina dice:

    Gracias Pan. Gracias Esperanza.

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  30. Diógenes dice:

    Muy buen relato, de repente un CRACK inesperado en la trama aunque quizá algo apresurado. Respecto al final, no lo veo para nada abierto como comentan algunos compañeros ya que se complementa perfectamente con el primer párrafo, aunque se antoja algo más. Suerte!
    De temática algo parecida mi relato: 173 Una Carta Verde

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  31. Francis Drake dice:

    Me ha dejado la sensación de que falta algo más, y no porque no esté todo bien explicado (no creo que sugiera más que cuenta, y estoy de acuerdo contigo en que explicar lo que ya está claro es innecesario). Ese algo más que me parece ausente se refiere a que, una vez que nos narras la historia y se abre el corazón… ¿qué más? Que todo esto se haya contado sólo para decirnos que la chica abre el corazón, se me antoja insuficiente.
    De todas formas, esto depende de las expectativas del lector según va leyendo. Si la expectativa es sólo saber lo que pasa en la historia, el lector estará satisfecho. Pero si es saber lo que pasa y encontrar algo más, se quedará un poco a medias.
    En cualquier caso, mi sensación es completamente subjetiva.

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  32. Radiquero dice:

    Hola Adafina: Creas bien la atmósfera. No me queda claro -ni claro, ni tan siquiera insinuado- a qué se debe esa interrupción que hace Nora en la relación con la visitante después de esa mini-sesión de esoterismo. Luego, por el contrario, quizás es demasiado evidente cuál será ese día feliz de Nora; muy al comienzo lo dices: «Yo nunca había visto morir a nadie. Pero sé por qué me escogió a mí» Y más adelante, lo confirmas al referirte a Antonio, su gran amor: «Había muerto en un accidente de coche, y desde entonces toda su ilusión era reunirse con él»
    Reconozco que en mi papel lector, tengo mis contradicciones: no me gusta que me cuenten historias en las que todo hay que adivinarlo, pero tampoco me atraen las que son demasiado explícitas.
    Que la ilusión por escribir no nos abandone a nadie de los que participamos en el concurso. Un saludo para ti y gracias por haber comentado mi relato.

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  33. Saraiba dice:

    Me ha gustado especialmente la sutileza del relato de la anciana, y la esperanza que se abre al final.

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  34. Atena de fuego dice:

    Me ha enganchado el relato. Creo que es una historia muy buena.
    Suerte.

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  35. Adafina dice:

    Radiquero, gracias por tu comentario. Siento que no hayas entendido por qué no quiso ver a la niña, porque en las cartas vio que las dos tenían la misma historia y se asustó.
    Yo no voy a perder la ilusión y espero que tú tampoco. gracias por tu tiempo.

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  36. Adafina dice:

    Saraiba, muchas gracias. Tu comentario me ha hecho muy feliz.

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  37. Adafina dice:

    Atenea de fuego, gracias por tu comentario y por tu tiempo y me alegra muchísimo que te haya gustado.

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  38. Hank dice:

    Un relato magnífico, verosímil y con un ritmo trepidante.

    Enhorabuena

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  39. Hank dice:

    Copio aquí el mensaje que coloqué en mi cuento, por si no llega a leerlo,

    Discúlpeme, Adafina; cuando envié ese comentario a su texto fue de forma aleatoria (lo hice seis o siete veces), solo como prueba de funcionamiento del sistema, que quizá con buen criterio, acababa de eliminar un comentario en el que le explicaba a un participante que su mala educación estaba fuera de lugar en un foro como este.
    Me hace gracia además que esa persona tenga a bien contestarme de igual forma, imagino que asumiendo así su malísima educación y el poco aprecio que en este foro ha logrado granjearse.

    Ahora sí, he leído su texto, Adafina, y aunque no me resulta nada atractivo el tema, reconozco que está bien escrito, y le aseguro que eso no es poco.

    Gracias por sus alabanzas, no sé si merecidas.

    Suerte.

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  40. Pablo Ruiz dice:

    Enhorabuena, Adafina. Tu relato no es muy bueno, ni siquiera un poco bueno, pero tener tantos amigos es sin duda un tesoro.

    No lo dejes escapar.

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  41. Adafina dice:

    Bueno Pablo Ruiz, que a ti no te guste no quiere de cir que no les guste a los demás. ¿ Suena un poco raro lo tuyo? Yo sé quien quiero que gane y seas quien seas no eres tú.

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  42. RUIZ DE LA MUELA dice:

    No puedo elogiar tu cuento porque no me ha gustado. No es que esté mal, es que es demasiado simple y predecible. Si alguien te dice que está genial no le creas, seguramente te quiere a ti demasiado. Leer comentarios de magnífico…, lo único que puede hacer es que llegues a creertelo y no darte cuenta de tus carencias. Suerte

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  43. Adafina dice:

    Querido Ruiz de la Muela a mí cuando no me gusta un relato no lo comento, y aquí no me ha comentado nadie que no sea del concurso, así que mira tú. He tratado de ser educada y cordial en todas las fases y en mis comentarios, pero me parece bajo que ahora que me dan votos, sean de quien sean me ataqueis., si no voy a ganar hombre, no te preocupes. Y si me creo o no algo es cosa mía, tampoco te preocupes por mi salud mental, que todo va bien. Ah y el comentario de magnifico, es de hank y se lo mandó a muchos igual para comprobar algo. No soy idiota.

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  44. RUIZ DE LA MUELA dice:

    No te enfades conmigo que nunca fue mi intención menospreciar tu relato. Tienes ganas y sabes escribir, sólo debes aceptar que no todo el mundo tiene la misma percepción de las cosas, pero con las ganas y el corazón que le pones llegarás lejos. Sólo intenté que supieras que el punto de vista varía dependiendo del lector, tampoco he dicho en ningún momento que fuese malo, sino que a mi no me gustaba. Aprende, como debemos hacer todos, de lo bueno y lo malo y diviertete escribiendo. Si me lo permites te mando un fuerte abrazo

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  45. Adafina dice:

    Para Ruiz de la Muela. Yo no me enfado, y aprendo y me he mosqueado porque de pronto mi relato es un asco porque tiene muchos votos. Gracias por tu respuesta, como ya te he dicho me gustó mucho tu relato y te voté.

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  46. Cánquel dice:

    Vamos a ver. Levantando ampollas donde no hace falta. Calma. Adafina. Con comas, con puntos o con lo que sea, a mi si me gusta lo que he leído. Soy de la opinión que las historias que sugieren cosas y que llaman a un pederasta «sombra que se cuela en mi cama», es algo sencillo y eficaz para quitarle hierro al tema de fondo que es escabroso. Lo que escribes no necesita segundas, terceras o quintas lecturas para que algo se asiente y se entienda, algo muy agradable entre tantos textos cargadísimos y que pretenden reinvenciones del café con leche, basándose alguno que son capaces de leer sesudas disquisiciones de autores innombrables. Yo te deseo suerte. Voto tu cuento y espero que el próximo tenga un final no tan abierto que deje con ganas. Mucho ánimo. Déjate leer, eso es lo que importa.

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  47. Adafina dice:

    Gracias Cánquel, eres muy sensato. Yo ya te voté hace unos días porque con tu relato me sentí bien, me hizo pensar y me gustó.

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  48. Violeta Nerolí dice:

    Cuando el tema de un relato no me es especialmente interesante, intento pensar en si este, me gustaría igual si el secreto principal en este caso fuera, que Nora es en realidad su abuela, o cualquier otro, no se si me explico, las temáticas sociales duras no me atraen para la lectura, pero es evidente que están entre nosotros. En cualquier caso me quedo con la estrecha relación existente entre Nora y la niña, y esto si me ha gustado mucho.
    Suerte!!

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  49. Pulseo dice:

    Pues a mi me ha parecido tierno y cargado de sensibilidad. Es cierto que a nivel técnico no es perfecto, pero para aprender primero hay que hacer. En cualquier caso me quedo con que me enganchó. Mis felicitaciones. Y a todos los que gratuitamente te increpan sólo les dejo esta maravillosa reflexión de O. Wilde: «Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen»

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  50. Adafina dice:

    Pulseo, te agradezco tu lectura y tus palabras.

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  51. Koala dice:

    Hola Adafina,
    He leído el relato y me ha gustado mucho. Los comentarios que he leido critican un final tan abierto pero para mi lo importante es el hecho de compartir lo íntimo.
    cuando hables con tu hija Amparo dale las gracias por haberme dejado leer este relato

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  52. Beatus ille dice:

    Seré sincero: no me convence. Un final como el que se pretende requiere una preparación previa. El personaje ha de haber dejado huellas para que, al llegar a ese punto, el lector entienda todo lo anterior. («¡Mira quién habla!» dirá alguno, acaso no sin razón).

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  53. Adafina dice:

    Yo no quiero llevarte la contraria Beatus,pero las huellas están en el primer párrafo. Desde luego no lo he hecho bien, ya que no lo has visto. Y por supuesto que puedes decir lo que quieras, tu relato es muy bueno. Gracias por leerme.

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  54. nati dice:

    «Abre el corazón. Por Adafina»
    Esta muy bien, porque explicas mucho sin llegar a profundizar.
    Lo único, el final, que parece acabado con prisas. Cuando llego al fin, me falta algo (como si faltaran líneas).
    saluditossssssssssssssssssssss
    nati

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  55. VIOLETA dice:

    Estimada Adafina.
    Quería agradecerte tu voto para las cartas que alguien enviaba desde París. Aprovecho para decirte que tu relato está repleto de sensibilidad, necesaria por otra parte para tratar un tema tan dolorosamente común. Mucha suerte para el Certamen.

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