No voy a llorar, lo prometo.
Sólo déjame estar aquí.
Cogerte de la mano.
Y si la congoja me ahoga,
en seco tragaré esa bola amarga.
Yo vigilaré si acaso duermes.
Como cuando dibujaba tu cuerpo,
con un dedo húmedo,
desde los pies de la cama;
y la imaginaba acurrucada
en el hueco de tus caderas.
Y sentía.
No paraba de llorar.
No parabas de reír.
Nos movíamos livianos
por la vida.
Su vida.
Nuestra vida.
No digas que no fue eso.
Ni se te ocurra.
Sí, lo merecía.
Merecía este castigo.
Seguí sonriendo a la placa transparente,
como un estúpido,
cuando el de la bata blanca
dictó su condena:
arrancarme de cuajo el sentimiento.
Para siempre.
Volveré a estar en alquiler.
A tanto el cadáver.
Será gratis para el de la bata blanca.
En cuanto acabemos con esto.
Nada más dejar libre el hueco en tus caderas.
Y si quieres,
yo también me marcharé.
Pero ahora, déjame estar aquí.
Te prometo que no voy llorar.
Juncal, ¿todo poema es terapéutico?
El Ingeniero
Transmite un dolor, una culpa y una soledad desoladora. Me ha sugerido un aborto. Un saludo y suerte.
Nos habla de una pérdida y de una culpa . Es un poema hermético, pero sugiere.
TERRIBLEMENTE DESGARRADOR. Me ha gustado mucho.
Está logrado el patetismo del fracaso amoroso y del desengaño.Tiene un algo becqueriano
Su poema es de caracterìstica narrativa, aun emergente.
«Como cuando dibujaba tu cuerpo,
con un dedo húmedo,», cierto erotismo juvenil. :o) Suerte en el concurso.
A mí me ha parecido desgarrador. Suerte en el concurso.
Un texto adolescente,de mínimos recursos.