May 18
Él, un abogado no tan bueno pero abogado al fin, llega a la estación de policía. Revisa que todos los papeles estén en orden y paga cien dólares por un permiso para pasear, sin problemas, sin que lo acusen de prostituto caribeño postmoderno, con ella, su novia alemana.
Una vez lejos, bien bien lejos de la jefatura, él le comenta a su Julieta foránea:
— ¡Increíble! El estado es mi proxeneta.
Imprimir
Vaya, qué sorpresa este micro-relato. Una punzante ironía para representar una tendencia que algo tendrá de real. Enhorabuena: es ácido y sacástico como lo podría ser una viñeta de El Roto.
Que tengas mucha suerte.
Una forma muy original de ver (¿denunciar?)la realidad que nos rodea.
Mucha suerte
Y no es malo, sólo el ritmo falla y, tal vez, matizarlo… A mi modo de ver debería ser:
«Él es un abogado; no tan bueno, pero abogado al fin y al cabo. Llega a la estación de policía. Le revisan que los documentos estén en orden y paga un permiso para pasear. Para no tener problemas. Para que no lo acusen de prostituto caribeño postmoderno.
Y es que va con ella, su novia alemana.
Esquinada la Jefatura, un comentario a su Julieta foránea:
<>».
Suerte.
buen microrelato, punzante. felicidades
Respetable desde el punto de vista ideológico, puesto que cualquier denuncia de los abusos de un régimen ha de ser bien recibida. Pero como relato creo que no dice gran cosa.
Suerte