Una noche calurosa, un 9 de enero del año 64, se oye el llanto de un bebe,”es otra nena “, es la frase que se escucha; como si fuera la marca de un destino pintado por el dolor. No hay ansiedad por conocer al bebe, “es otra nena”, resuena en los pasillos, si era otra nena, que iba a luchar durante años por cambiar una realidad que la marcaba. La familia de a poco se retiro, toda la ansiedad del saber que era, se había desvanecido con el anuncio de la partera. Era el comienzo de una vida que sabía no seria fácil, tendría un montón de rocas en el camino que lastimarían las rodillas en cada caída, y el corazón. El camino a casa era como un cortejo fúnebre, no había sonrisas, no había sueños con respecto a esta niña cachetona, que trataba de sacarle una sonrisa a la vida. El destino había puesto sobre su frente una carga que trataría de cambiar a lo largo de la vida, ser distinta, ser especial, luchar por borrar esa marca, aunque queden heridas, al intentarlo. Creció como cualquier pequeña, entre mamaderas y pañales, algún juguete heredado de sus hermanas, y el tiempo que sobraba también. En esa eterna soledad, trato de sobrevivir con una sonrisa, y transformar su vida en un eterno sueño, de fantasías de cómo iba a ser su futuro, una famosa abogada, aunque no llegaría ni a las preliminares, en ese momento sus juegos serian de una vida que imaginaba perfecta.

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