Nuestro trágico universo. Por Brisne

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“El laberinto era precioso. Era un dibujo sencillo hecho con piedras claras, con bancos esculpidos en el mismo tipo de piedra y dispuestos de forma que te pudieras sentar a descansar en cualquiera de ellos y mirar el laberinto y el río a la vez”

Uno puede escribir de muchas formas. Hacerlo de modo tradicional, ya saben elegir un narrador omnisciente y que nos cuente una historia lineal salpicada de diálogos. O puede elegir un protagonista que nos lo cuente, de un modo también lineal ya saben chica conoce a chico le pasan cosas y al final concluye la historia. Pero no, en “Nuestro trágico universo” la autora británica Scarlett Thomas decide hacerlo de otro modo, decide tejer un universo de literatura y dejarnos que cada uno cojamos lo que queramos y nos montemos la historia en nuestra propia cabeza, es una ficción laberíntica y complicada, algo así como un jersey de punto que toma forma terminado pero del que no puede entenderse cada punto, y he ahí el reto del lector. Un lector activo que va moldeando a Meg, a Chistopher, a Rowan, a Libby… a todos los personajes que pueblan esta madeja que es Nuestro trágico universo.
Meg, prolífica negra que escribe libros de ciencia ficción como si fuese un autor Zeb Ross junto con otros, reseñadora para un periódico de libros de ciencia, y new age, nos describe la vida de cualquier mujer con sus dudas, con sus relaciones minadas por la rutina, con sus ansias de cambio. Y lo mismo que le sucede a ella, sus dudas, temores, necesidad de cambio, les pasa a sus amigas que aparecen y desaparecen de la narración como por arte de magia formando un universo que cualquiera puede vivir. Porque ninguno estamos libres de ser desgraciados, de odiar a quien se acuesta cada noche en nuestra cama, de querer escribir nuestra gran novela y acabar con libros de serie B que lo único que nos proporcionan es dinero.
Un golpe de suerte le hace cambiar, pero sigue con dudas e inseguridades, como nos sucede a cualquiera. Todos buscamos salir de algún modo de nuestro laberinto. Encontrar el centro y respirar. Dando vueltas. Volviendo atrás. Viendo al final la luz, deseando desesperadamente un imposible en forma de amor inalcanzable. ¿Quién no ha sentido eso alguna vez y ha seguido viviendo por una hipoteca o una cuenta corriente en común? Somos cobardes o valientes. Quizá Meg nos enseñe entre teorías del universo de Newman, new age y como se tricota un jersey que la vida a veces necesita de decisiones valientes y salir al centro para respirar.
Asociación Canal Literatura
Nuestro Universo Trágico.
Editorial Principal de los Libros
Traducción María Alberdi, 2011

Brisne
Para Canal Literatura

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