La Esteban y La Sklodowska. Por Ana Mª Tomás

Tiene nombre de tenista o de modelo polaca. Y lo es, no tenista, pero sí modelo. Un modelo a seguir. No exactamente respondiendo a la idea que muchos tienen de la mujer a la que le sigue el calificativo de “modelo”, pero, sin lugar a dudas, todo un ejemplo y una mujer de cuerpo entero.

Ya se hizo una película de su vida, como ahora quieren, o han hecho, con la vida de “la” Esteban. El director de la película basada en la Sklodowka fue Mervyn LeRoy y resultó todo un éxito logrando siete nominaciones a los Oscar. Claro que, tratándose de quien se trataba, lo tenía chupado. Pelicular la biografía de una mujer Premio Nobel de Física y, unos cuantos años después, Nobel de Química; primera mujer que impartió clases en una Universidad; pionera en el estudio de la radioactividad y, como consecuencia de esos estudios, descubridora de dos nuevos elementos: el polonio, llamado así en recuerdo de su patria, y el radio. Y para que se hagan una idea de la dificultad de estos estudios les diré que para obtener un solo gramo de cloruro de radio tuvo que tratar ocho toneladas del mineral conocido como pechblenda.

Probablemente, a estas alturas, muchos de ustedes ya saben quién es “la” Sklodowska, pero si, además, les facilito el apellido de su marido, apellido que ella adoptó, y le pongo un nombre, Marie Curie, con toda seguridad, ya saben de quien hablamos.

Y, seguramente, no necesitan que les dé tantos datos para saber quién es Belén Esteban. La Esteban. Durante toda la semana y parte de la anterior, una cadena televisiva ha estado publicitando un programa en donde Belén Esteban iba a ser analizada como un fenómeno mediático a través de una película de su vida que daría las claves de cómo una chica de barrio pasaba a ser denominada como “La Princesa del pueblo”.

Evidentemente, no se puede negar el fenómeno en sí, “la” Belén está hasta en la sopa. Pero tampoco puede negarse que su subida ha sido directamente proporcional al aumento de su engreimiento, endiosamiento, y ampliación de su estupidez. E inversamente proporcional a su ampliación de conocimientos y cultura, ya bastante escasa y deficiente de por sí.

Personalmente era una chica que a mí me caía bien en sus principios. Me parecía que los acontecimientos se habían confabulado en su contra para apartarla del hombre que, a todas luces, ella amaba y quién sabe si seguirá amando. Pero a medida que explotaba una vez y otra y otra, y así hasta el infinito, su odio y su frustración fue empezando a superarme hasta llegar a parecerme esperpéntica.

Sé que muchos de ustedes podrán pensar que hay cosas más importantes que Belén para hablar en este maravilloso espacio, por ejemplo, de mujeres extraordinarias, como Marja Sklodowska, orgullo de todo el mundo (cedió sus investigaciones a sus colegas en lugar de patentarlas), y que han conseguido para la humanidad grandes logros, pero ¿acaso les resulta poco importante que una inmensa mayoría de adolescentes estén planteándose que estudiar, tener una formación, una cultura, una preparación académica no sirve de nada? ¿Podría parecerles poco importante que alguna de sus hijas pretendiera emular el éxito sin precedentes de una mujer que, cuanto más ordinaria es, más audiencia tiene? ¿Consideran que es mejor no dedicarle mucho tiempo a alguien que es capaz de pasarse unas cuantas horas vespertinas haciendo muecas, torciendo el morro, realizando cortes de mangas, o soltando barbaridades por su boca y que, no obstante, sea considerada la Princesa del pueblo? Desde luego, no cabe duda de que ha instaurado un Principado: el de la incultura. Y algo más, el reino de la estulticia, en donde todos somos sus súbditos.

Puede que no sea grave que muchos de nuestros conciudadanos no tengan pajolera idea de quien es Sklodowska, pero, les aseguro, que es mucho más grave que todos sepan quién es la Esteban.


Ana Mª Tomás Olivares
Dama Literatura 2009
Blog de la autora

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2 comentarios

  1. Nadie discute los m

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