Es un intento prehistórico de mi precaria escritura, parido en 1996
Sin pensar mucho en los hechos que se fueron,
en las hojas secas, en los vientos fuertes,
se fueron ciertos sueños de eventos imposibles
y soplaron con sus vientos los vestigios que sobraron.
Con el tiempo los hechos se revolvieron,
en una curiosa mezcla de recuerdos,
de luchas duras complicadas y profundas,
de hojas que volaron y ríos que secaron.
(El agua del río corría y las hojas caían inertes,
estaba lloviendo afuera… hasta sentía frío,
la nostalgia de aquello que fue en otro tiempo
sería en otro instante eterna soledad.)
La versión de los hechos sería contada diferente,
algunos dirían que las hojas eran fuertes,
que los vientos eran secos, que los sueños regresaron.
Otros verían que los hechos imposibles
llegaron a realizar ciertos sueños,
que los vestigios soplaron y los vientos se quedaron.
Que las hojas secaron y los ríos pasaron,
que nunca llovió, que nunca tuve frio,
que el tiempo nunca fue nostalgia
y los eternos instantes, sin soledad.
Porque los hechos se fueron hace tanto, tanto tiempo,
que los recuerdos huyeron
y a veces cuesta tanto un poco de nostalgia,
cuando el condicional me sorprende.
Si hubiera conservado un poco de los hechos,
las hojas serían verdes y habría paz,
los ríos serían tranquilos y el sol caliente,
hubiera sido todo lo que fue solo un sueño.
Condicionado al pasado, condiciono mi presente,
pero el futuro me espera como grande eterna fuente,
y algo regresará llevándome nuevamente,
a construir otra historia, otros hechos, otra mente.
Por fin, los recuerdos están siendo olvidados
y los olvidos históricos recordados,
viviendo en un condicional permanente,
con los olvidos pasados y recuerdos de repente.
IBEN XAVIER – Rio de Janeiro – 1996
Gracias, Luisa, por publicar estas «antiguedades» *smiles*
Besos – IBEN