A las flores marchitas
no le hables de mariposas.
A los árboles talados
no le hables de pájaros.
A los mares empetrolados
no le hables de peces.
A la naturaleza desvastada
no le hables de belleza.
Desde una plaza de la ciudad,
contaminada por ruidos y gases
del tránsito automotor,
apoyado sobre un poste de luz,
hacia el cielo del mundo
le canta triste un zorzal.
Las flores marchitas.
Los árboles talados.
Los mares empetrolados.
La naturaleza desvastada.
¡Ese triste canto no quieren oír!