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256- Multiplicados. Por Paulina

Entre el viento y el mar,
sopla un aire suave,
llevando sal y granos de arena,
que se depositan en mis manos, en tus manos,
para caer en nuestros cuerpos multiplicados,
como si fuéramos uno solo,
meciendo nuestros cuerpos
entre el viento y el mar…
Así la locura sin dejar de ser locura,
va más allá de nuestros cuerpos,
más allá de nuestras almas.
Pero como esto no se acaba…
Entre el sol y las nubes.
cae una dulce brisa,
llevando gotas de rocío
que se mezclan en tu cabeza, en mi cabeza,
para caer en nuestros cuerpos multiplicados
como si fuéramos uno solo
meciendo nuestros cuerpos.
entre los rayos del sol y la lluvia…

Así la locura sigue,
Encontrando… Encontrándonos,
sin saber que pasará…
con nuestros cuerpos callados.
Pero como esto no se acaba…
Entre el atardecer y el amanecer,
cae la oscura noche,
llevando rayos de luna,
que iluminan tus ojos, mis ojos,
para caer en nuestros cuerpos multiplicados
como si fuéramos uno solo,
meciendo nuestros cuerpos
entre los rayos de luna y los rayos del sol…
Así vamos entre locuras…
Hallando… Hallándonos…
sin saber que pasará…
con nuestros cuerpos asombrados…
Pero como esto no se acaba…
Entre el placer y el dolor,
llegamos al éxtasis
que se adhieren en tu piel, en mi piel,
para caer en nuestros cuerpos multiplicados
como si fuéramos uno solo
meciendo nuestros cuerpos.
entre la paz del placer y la amargura del dolor…
La locura llega a su límite
Sabiendo… Sabiéndonos
Con nuestras manos llenas,
los ojos iluminados, la piel extasiada…
Pero como todo acaba…
Lo que comenzó llegó a su final,
en el placer de tu ser hallé consuelo.
Sin saber que decirnos,
sólo dijimos adiós, sin decirlo…
Nuestros cuerpos multiplicados…
Se separaron de cada quién,
dejaron de ser uno solo,
se dejaron de mecer,
al viento sólo llegaron dos extraviados suspiros
que murieron en las aguas del mar del olvido.

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