Hay un hombre ciego,
caminando con un libro.
No puede leer sus mudas páginas
está atado a su incapacidad.
Ni, si sus ojos leyeran la luz,
sus ojos leerían los signos indescifrables.
Ni, si sus letras le significaran,
le importaría a sus lentes oscuros.
El libro tiene muchas páginas,
no se luce el titulo.
El hombre ciego camina con un libro que no quiere leer.
El hombre ciego se empeña en llevar su carga,
más molesta que pesada,
pero se rehúsa a dejarlo.
Y no lo abandonará hasta el día de su muerte.
Talvez ese día, por primera vez se interesé en leer un libro,
pero no será el libro que carga.