III Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen


14 marzo - 2006

83- Fantasía de Sueños. Por Lina

FANTASÍA DE SUEÑOS

Los emigrantes canarios en Cuba, se caracterizan por contar historias, las que estaban siempre presentes en sus noches. En la campiña, se reunía con ellos sentado en su taburete el más viejo del grupo, quien no dejaba de mirar al oscuro trillo, quizás imaginando a su terruño lejano. De ellos aprendimos a entretejer nuestros cuentos para decirlos. De esta forma surgió:

LOS MISTERIOS DE UNA PERLA.

El sol brillaba en la playa, a lo lejos los pescadores hacían su trabajo. Ellos estaban cargados de leyendas, así decía el canario Sergio, un viejo lobo de mar, quien fumándose un tabaco, relataba una de sus experiencias.
“Una vez salimos de la costa a pescar y un temporal nos hizo viajar a la deriva hasta llegar a una isla, donde por suerte había árboles frutales y una cueva, que por su forma, quizás pudiera compararse a la de Don Justo, situada al sur de la isla de El Hierro. Manuel, el más joven de ellos y muy curioso por cierto, con pasos cautelosos, caminó hasta acercarse al laberinto subterráneo. De pronto, oyó cantos que susurraban en sus oídos como una bella melodía”.
Se sintió atraído por la música y entró al lugar. Entonces vio que allí había un lago y una gran piedra que descansaba en su regazo. Estaba asombrado de tanta belleza. De pronto oyó una fina melodía. Al tiempo vio como de las tranquilas aguas salía una bella sirena de cabellos como sol, la que de un salto cayó sentada en la piedra, como una reina en su gran trono.
– ¿Qué se te ofrece?, dijo la hermosa muchacha, ¿Cómo es que llegaste a este lugar de ninfas encantado?. Eres muy valiente al venir. Queremos seguir viviendo en paz y si buscas algún tesoro puedo darte esta hermosa perla que conservo hace miles de años, pero luego nunca más recuerdes este lugar.
Manuel no podía creer que todo fuera cierto, ver una sirena con sus propios ojos. Había escuchado muchas historias de sirenas, de cómo los navegantes se tapaban los oídos para no quedar encantados por ellas, pero esto que experimentaba era tan fantástico y tan bonito, como en los cuentos de hadas.
De pronto siente que alguien lo toca y da un gran brinco, era el viejo Sergio, porque en verdad, Manuel estaba dormido.
El joven caminaba al lado del isleño, sólo pensaba: “Lástima que todo hubiera sido un sueño”. Iba cabizbajo, con las manos en sus bolsillos. Entonces notó algo en uno de ellos, lo cogió y sorprendido vio que era una brillante perla.