
El eco de los voceríos de los últimos borrachos reverberaba por las desertadas calles. El fresco rocío, ávido de cuerpos vivos, se dirigía directamente hacia los huesos. Zito se contorneó con sus propios brazos mientras permanecía oculto, agazapado entre las últimas sombras de la noche vencida. (más…)
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Por la mañana nos habían presentado a Gustavogolfopéquer, que tenía golondrinas de luto chocando con los cristales del balcón de su novia. Por la tarde, refugiados en la sombra de mediados de junio, intentábamos recordar los versos que había leído don Pablo en voz alta. (más…)
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Los domingos no eran tales si en la mesa no había un buen plato de paella y una buena bandeja de pollo con patatas. Mamá solía pasarse toda la mañana trajinando con perolas, cacharros de cocina. (más…)
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Berta acababa de acostarse, mañana le esperaba un duro día de trabajo. Ya había acostado a los niños y se disponía a acurrucarse al lado de Alejandro. De repente, el teléfono sonó. Eran las once de la noche. ¿Quién podía ser a esas horas? (más…)
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Cuando ella se excusó para ir al servicio, él descubrió que nunca iba a acostarse con aquella chica. Fue la manera en la cual ella había bebido su último trago de aquel botellín de agua, apresuradamente, pues ya llega tarde a la cita con su amiga Paula. (más…)
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Cuando la joven arqueóloga de origen hispano-francés Bell se fue de visita turística a Toledo nunca pudo imaginar el lío en el que se estaba metiendo. En realidad se llamaba Isabelle, pero todo el mundo la llamaba Bell; le gustaban las implicaciones: “campanilla” en inglés, también la flor del mismo nombre y el hadita de “Peter Pan” que había sido su amiga invisible hasta los siete años. (más…)
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Comenzó otra vez mi rito cotidiano: me levanté a las siete y media, practiqué la gimnasia obligatoria que me permite mantener a raya la comba del abdomen, tomé el desayuno y luego me enfrasqué en la realidad de ayer del periódico local. (más…)
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– ¿Qué vas a hacer en Nochevieja?- Después de preguntarlo, Alejandro temió haber sido demasiado brusco y aguantó sin apenas respirar los segundos en los que no oyó nada al otro lado del teléfono. (más…)
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– I –
Gerardo no está solo. El vino, música, juegos de azar y literatura, se amontonan sin orden en su vida cotidiana. El cielo gris y el olvido también gris, quieren apoderarse de su ánimo, mas, se va diluyendo con el recuerdo de Yoli. (más…)
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Hoy tocaba limpieza de estanterías; son las de la salita pequeña, donde se refugia Quirce las más de las veces, para encontrarse así mismo, para buscar respuestas a sus incógnitas, a sus dudas. Pero ahora está indolente y se sienta en la butaca confortable, que le recoge con sus cálidos y mullidos brazos; estira las piernas y apoya su espalda en el respaldo. (más…)
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