47. Dos son cuatro

Dos son cuatro; en la mesa noroeste del comedor hostelero donde me encuentro hay dos personas físicas, y otras dos síquicas. Sí.

Un hombre , y una mujer. Unos cuarenta él, unos treinta y tantos largos ella. Un monto de años en pareja. TODA UNA VIDA, Eso es muy importante para ambos , están juntos ya TODA UNA VIDA.

Sarcástico, ya que él esta pensando en el viernes. A quedado con Laura. Esta buenísima, menudo cuerpo, y sexualmente un terremoto. Se ilusiona con historias y ella las hace realidad. El polvo del ático, estuvo que se salía. Y ella ni se corto por un momento. El sonrió al pensarlo. Su mujer pronuncio en alto;

-El viernes tengo peluquero.-Y se metió el trocito de tomate a la boca, como si no hubiese dicho nada. Julian es un morenazo de uno ochenta, con el pelo largo y rizado, muy bien cuidado, todo hay que decirlo. Y cada vez que le hace un masaje capilar, ella se humedece pensando en su cuerpo encima del suyo. Cuando le pague, con el billete ira una pequeña nota. “En casa a las 10·30, no olvides el aceite de almendras, muak. Mi marido se marcha de convención.” Una noche de relax y placer. Esta feliz y aprovecha la sonrisa del marido para rozar su mano y ponerle su cara mas complaciente. Esta noche follarán los cuatro.

Al termino de la comida se levantan y se dan la mano como dos auténticos enamorados. El separado que come solo en la mesa de la esquina les envidia por el amor que prodigan.

-Cariño, hemos comido increíble y muy bien de precio.-Le dice él , ya en el coche.

-Si, esta muy bien y hay que empezar a ahorrar, no están los tiempos para derroches. Le contesta ella con agrado.

Tienen razón, hay que ahorrar, si quieren disimular la pasta que le van acostar sus respectivos caprichos fin semánales.