Cazador «cazado» (por Brown)


Abriendo la puerta de mi casa mi vecina Josefina me advirtió:
–Me voy a ver el cara a cara de la Lozano con Albano, eso no me lo pierdo.
Picado por la curiosidad, me senté frente al televisor y por primera vez me he divertido viendo al “cazador bien cazado” en sus propias redes. Eso sí que era un espectáculo digno de verse.
Toda una cadena como Tele5 plegada a disposición de un cantante italiano como Albano que ha tenido idea de ir contra los que deciden y cobran (los directivos) en vez de ir contra los “tontos” que ejecutan y se venden. ¿Y qué tendría Albano entre las manos? En qué consistiría la demanda, para que la “divina Lozano” tuviera que merendarse todo le dijeron (todo menos bonita), y el presentador Santi Arriazu, un presunto triunfador, demostrara no tener soltura ni tablas ni clase para enfrentarse a un toro de esa envergadura.
La programación en base a historias montadas en los despachos, a tirando de talonario, disfrazadas de periodismo de investigación han quedado al descubierto. Y la impunidad de la agresión gratuita, malintencionada, manipuladora y grotesca a la que hemos llegado ha terminado por golpear a aquellos que la infligían.
Llora, Lozano llora, porque ahora tú has sido la carne de cañón. A ti también te han investigado y te ha han puesto un collar al cuello. No pidas el respeto ni la compasión que no tuviste. Ya sabemos que todo lo que sube rápido cae a mayor velocidad. ¡Y menuda torta! ¡Ja!
Y qué solidarios todos… al final las monjitas salen ganando. ¡Menos da una piedra!Vamos, todo un espectáculo de incompetencia.Saludos Brown

“El principito” de Antoine de Saint-Exupéry


De “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, una cándida y acertada descripción de la amistad incondicional.

—No —dijo el principito—. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
—Es una cosa demasiado olvidada —dijo el zorro—. Significa «crear lazos».
—¿Crear lazos?
—Sí —dijo el zorro—. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…
—Empiezo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor… Creo que me ha domesticado…
—Es posible —dijo el zorro—. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas…!
— ¡Oh! No es en la Tierra —dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:
—¿En otro planeta?
—Sí.
—¿Hay cazadores en ese planeta?
—No.
— ¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?
—No.
—No hay nada perfecto —suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea:
—Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido
del viento en el trigo…
El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
—¡Por favor… domestícame! —dijo.
—Bien lo quisiera —respondió el principito—, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
—Sólo se conocen las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

(enviado por Luna34)

El Anciano y sus Palomas. (por Akesha33)


El joven estaba sentado en el parque cuando vio aparecer a aquel hombre por el fondo del paseo, el anciano iba mirando los árboles y cuando llegó al banco situado enfrente del joven se paró, lo miró sonriendo. Observó su reloj y luego el cielo; se sentó y en aquel instante aparecieron una veintena de palomas, se pusieron por todas partes, sobre las rodillas, en el hombro, al lado, sobre el banco, en el suelo; las palomas parecían contentas de que aquel hombre hubiese llegado. Entonces el anciano sacó una bolsa de plástico que llevaba en un bolsillo y lentamente fue ofreciendo las miguitas de pan duro que había en el interior.
El chico pensó entonces que esa era la razón de la alegría de las aves, pero aún haciendo mucho tiempo que no quedaban miguitas de pan, las palomas seguían contentas y alrededor del anciano. Se levantó y se acercó al banco del anciano, despacio, para no asustar a las palomas.

– Hola joven.
– Hola señor… Perdón pero ¿puedo preguntarle algo?
– ¡Claro hijo! Pregunta lo que quieras -dijo el anciano con tono amigable.
– Llevo un rato observando como trata a estas palomas y estoy extrañado.
– ¿Qué es lo que te extraña?
– Me extraña que cuando usted llegó, esperaba que vinieran, que ellas estaban contentas de que usted hubiese venido y que después de comerse todas las miguitas de pan, todavía siguen aquí con usted.
– ¿Es eso? –dijo a la vez que soltaba una carcajada.

El chico miró asombrado al anciano, por un momento pensó que quizás estaba loco…

– Mira hijo, -continuó el hombre. Hace mucho tiempo que vengo a este lugar, siempre a la misma hora, en el mismo banco, con la misma bolsita de pan. Aunque no tuviese ganas o mi estado de ánimo no fuese el mismo que el día anterior, nunca he faltado a mi cita con ellas. A las palomas las quiero, las cuido, las protejo…
– ¿Cómo puede querer a unas palomas? –preguntó incrédulo aquel joven.
– Las quiero porque se han convertido en algo especial para mí. Cuando estoy solo, están conmigo. Cuando estoy alegre, comparten mi alegría con su revolotear. Cuando se termina el pan, no me abandonan y cuando las busco siempre las encuentro.
– Señor, perdone, pero… Son simples palomas.
– ¡No!… Palomas sí, simples no; en cada una de mis amigas encontrarás algo que las distingue entre sí, igual que pasa con tus amigos.

El joven siguió mirando al anciano y a sus palomas, y afirmó

– Yo las veo todas iguales…
– Querido y joven amigo, te invito a que vengas un tiempo por aquí, a esta misma hora y las observes detenidamente.

El chico así lo hizo, fue cada día durante tres meses a aquel lugar, vigilaba cada movimiento del anciano y de cada paloma, cada día las contaba, siempre había 20. El hombre les cantaba, les hablaba, les daba el pan, incluso las reñía si se picoteaban entre ellas.

Finalmente un día el chico le dijo al anciano:

– Señor, durante 90 días he venido y he visto cómo usted les canta, les habla, las alimenta… Y las cuida, pero sigo sin entender por qué las quiere tanto…
– Mira hijo, las quiero simplemente porque ellas me quieren a mí, simplemente porque son mis amigas.

El anciano hizo una breve pausa y acariciando las alas de una de aquellas palomas dijo:
-Hijo, si buscas un porqué a la amistad, nunca hallarás su verdadero significado…

El anciano se levantó como cada día y sonriéndole, se alejó por el paseo…

Akesha33

Sociedad materialista (por Ketsya)


¿Quién no recuerda a nuestra mítica Mariquita Pérez? Con su cuerpo robusto y su infantil rostro de porcelana artesana, junto a su hermano Juanín. Leonor Coello quería, tras la Guerra Civil, dar una sonrisa a los más pequeños y creo está muñeca. Tras Mariquita nacieron otras muñecas del estilo pero quizá mejoradas, como Gisela, Cayetana, Mariló… A partir de aquí, quizá, las productoras se pusieron en marcha para cambiar los juguetes, en especial las muñecas, y adaptarlas a la sociedad del momento. Tras Mariquita Pérez se empezaron a realizar muñecas más altas y delgadas. De cabellos largos y con vestimentas más, casi, cerca de la indumentaria adulta que la infantil.
Con los primeros desfiles de modas nace también Nancy, la muñeca de plástico con pecho, ya, visible. Piernas largas y sonrisa y facciones maduras. El prototipo que empezaban a dar las muñecas eran el de unas jovencitas con buen cuerpo y bellos rostros.
La sociedad cambiaban y las muñecas de antaño lo hacían casi a compás.
Mejorando sus trajes y su figura de forma extraordinaria. Así con estos cambios se llegan a los años 50, cuando Ruth Handler , exactamente en 1959, crea la muñeca Barbie. Con la aparición de Barbie, Nancy ha perdido todo su prestigio y ha quedado, como las demás muñecas de «cuerpos imperfectos», en segundo plano. La niñas de la época veía en Barbie aquello en lo que querían convertirse; medidas de escándalo, pelo rubio largo y ropa cara…
Con este y otros muchos ejemplos la sociedad nos ha inculcado a conciencia, o no, las cosas perfectas de la vida. El estereotipo de mujer ideal, de medidas perfectas y cara bonita. Y ahora la sociedad se preocupa por la bulimia, por la anorexia, por si mi hija se preocupará tanto de la belleza y la figura como para crearle un gran problema de complejidad. Se preocupa por hacer concursos para personas con sobrepeso que equilibren los más de cien concursos de bellezas realizados hasta el momento.
Si miramos a nuestro alrededor nos hemos convertido en una sociedad materialista y superficial, que ahora intenta por todos los medios tapar esos defectos. Pero ojo, aunque sin cesar se intenta repara el error que cometimos, seguimos haciéndolo a la medida más material y superficial que se puede. Tan solo compensamos los errores, en ningún momento estamos deshaciéndonos de ellos.
Ahora, hay un concurso de belleza, pues entonces crearemos uno para personas con sobrepeso, qué considerados somos. Creamos la muñeca Barbie de medidas perfectas, mejoráremos las Barriguitas de pequeños cuerpos robustos, le pondremos un buen márquetin y equilibramos la venta, qué considerados somos…
Deberíamos vencer las ideas preconcebidas y los prejuicios sociales, en beneficio de una sociedad más comprensiva.

Ketsya

Llora (por Blessed)


Estaba tumbado en el sofá, boca arriba, cuando fui corriendo hasta él.
¡Luisín, Luisín! y me tiré encima. No soportaba ese nombre, así que me agarró la muñeca y realizó su peculiar turtura china. Clavó los dedos en la zona de las venas y me tuvo así un rato, retorciéndome. Se empezó a reír y entonces cuando me soltó me senté en su cara. Primera imagen.

– ¡Ja ja, te volaré la tapa de los sesos!
– Dámela.
– ¡Pum, pum!
– ¡Dámela, es mía! ¡Mamá, Luis me ha quitado la pistola!
– Cógela anda, yo me voy.
– No, espera, toma, no te vayas…

Segunda imagen.

Mamá estaba rapándole el pelo en la cocina, a su espalda. Era su primer fin de semana de permiso. Una lágrima que solo yo pude ver cayó por su mejilla izquierda. Luego le seguí hasta su habitación y le pregunté entre risas por qué lloraba. No me contestó. Se llevó el dedo índice a los labios indicándome que no se lo contara a nadie. Tercera imagen.

Hubo más después, pero todas de mucho tiempo atrás. De alguna vez que me llevó con él y sus amigos del barrio, algún que otro sopapo (los suyos eran los que más dolían) o de cuando me asustaba poniendose una careta de pirata… pero todas de mucho tiempo atrás.
El día que se licenció y volvió a casa nos sentamos todos a ver la tele. Yo le quería picar, como siempre, y le volví a llamar Luisín, pero esta vez no hizo nada. Se limitó a soltar un ¡quita!, y ni siquiera me miró. Nunca más volvería a jugar conmigo. Mi hermano era 12 años y medio mayor que yo, así que supongo que era lógico, habría madurado en la mili. Aparte de eso, se le había avinagrado el carácter.
Hará tres años que se fue a vivir a Oviedo, con su novia. No la conoció hasta los veintitantos, ni a ella ni a ninguna otra. Ahora era mamá la que lloraba. Es ley de vida, decía, pero me entenderás cuando seas padre.
Todavía no soy padre, pero ya soy tío. Insisti hasta que me dejaron ser el padrino. También le puse yo el nombre, igual que mi hermano me lo puso a mí.
Ramón, por su abuelo materno, por su otro tío, y porque fue un nombre que por suerte o desgracia yo mismo estuve a punto de llevar. Sabía que no pondría pegas ninguno de los dos. El condenado guaje era igual que Luis de pequeño (lo que sé por fotos, claro), se me caía la baba con mi sobrino.

El 23 de Mayo me llamaron a filas. Mismo destino, Colmenar Viejo. La primera semana transcurrió más o menos sin sobresaltos. De todas formas, aquello no era mi ideal de una vida feliz, así que ya tenía ganas de coger un tren para volver a casa. Esperaba con ansia ese primer permiso. Durante aquellos pocos días había presenciado varias novatadas, muchas bastante pesadas, y algunas… pero de momento había conseguido escapar de ellas.
Un día, me abordaron tres veteranos y me metieron a empujones en una taquilla. La desatornillaron de la pared, la cerraron y me arrojaron con ella a la piscina. No tardó en llenarse de agua por las rejillas de ventilación. De esto hace cinco minutos. Jamás volveré a jugar con mi sobrino, porque ya hace dos que estoy muerto. Nunca aguanté demasiado la respiración. En ciento ochenta segundos ha pasado todo por mi cabeza antes de que mis pulmones se llenasen de agua. Ramón es aún muy pequeño para recordar a su tío. Lloré como un crío hasta que no hubo más imágenes.

Blessed

¿LOCO O CUERDO?… (por Akesha33)


Bajo la ventana está María, sentada en su mecedora, como siempre, sin mediar palabra y mirando un punto perdido en su infinito. En el sofá, José, acaricia un gato inexistente, lo mira sonriente y le susurra al oído una dulce canción de cuna. Caminando por el pasillo está Eva, yendo de un lado a otro, abriendo y cerrando las puertas de nuevo, buscando algo que nunca encuentra. En la pared, hace meses que hay un cuadro torcido que Luis insiste en intentar enderezar sin éxito.
De pronto se escucha una sirena y todos se miran. Eva, cierra la última puerta con suavidad; María, deja de mover la mecedora y se incorpora lentamente; Javier desiste en su particular lucha contra el cuadro; y José, deja cariñosamente su imaginario amigo en el sofá, le da un beso y una última sonrisa…
Entra el hombre de bata blanca y pregunta:
– ¿Todo bien?
Todos asienten con la cabeza, pero sin mediar palabra. El hombre continúa:
– No os preocupéis chicos, todo irá bien.
María entonces lo mira y responde con una dulce voz…
– Quién es loco, cuerdo está y el cuerdo, es loco… Miedo me da ser loca en el mundo exterior, pues prefiero estar cuerda entre los muros de este manicomio.
José, Eva y Javier miran al hombre y le sonríen, cogen sus maletas y antes de cerrar la puerta, María, continúa:
– Y si algún día el cuerdo fuera loco… Cúidale, amigo mío, como nos cuidaste a nosotros durante este tiempo.
Y si consigo estar cuerda en este mundo de locos, siempre recordaré que te lo debo a ti…

María cierra la puerta con prudencia y desaparecen los cuatro por el camino.

Akesha

Relato? (por Perolo)


Hoy he ido a pasear con la Luna a dar una vuelta ya que no ha llovido; Yo Ella y Corny..
Hemos comprado el diario… uno sí otro no uno sí otro no… estos defectos mios…
He visto como jugaba un escarabajo en su pie y me he atrevido a fotografiarlo mientras Corny nos llenaba de arena humedecida por la ansiedad. Me ha picado un bicho ¡¡ Sí ¡¡ un bicho pero me he sentido bien ella estaba ahí para curar mi actitud hipocondriaca.
Luego hemos comido ensaladas de felicidad y complicidad enlatada que sabe aun mejor que al natural… si la juntas con una tortilla de buenas intenciones.
Ya más tarde hemos buscado un refugio para ver como huía el Sol sin querer huir de él nunca; pero claro para que ella salga el otro ha de irse.
Eso le pone triste o le cambia la cara como hoy le ha hecho. Espero que entienda que para el rey astro el tiempo es tiempo ahora y que no lo era antes; seguro que volverá a sonreir¡ La Luna siempre lo hace.
La he llevado a su casa a su noche y allí la he dejado con tantas ganas de formar un eclipse como de acabar con las aceras de su calle a dentelladas…
No se ha despedido de Corny la Luna es una despistada… o tenia la cabeza en otro pensamiento para otros impuro… Aunque él me lo ha recordado con un lametón..
Y ella me ha dejado el recuerdo de esta foto de nosotros vomitando una declaracion de principios en voz baja al VIENTRE de la Mar…

Perolo (in difumine)