DECLIVE. Por Ginés Aniorte
DECLIVE A mi madre. Cómo pasan los años, sigilosos, corroyendo tu carne y tu esperanza tal si fueras un fuego que se extingue. Hace tiempo vestías las mañanas con desmedido celo en tus cuidados, y ofrendabas al mundo tus afanes para que el mundo honrara nuestros sueños. Te vi siempre anunciando amaneceres, y en la orilla del día te apoyabas en secreto y a solas con tus rezos si se abría la brecha en tu costado y sangraba la herida que escondías. No es que fueras distinta y que los dioses especialmente a ti te distinguieran malogrando promesas y deseos,… Leer más