Una rodilla en El hielo. Por Ali Al-Dimshawy


Como una madre se despide de su hijo que se va a la guerra, pues, mi corazón apoya su espalda en la puerta detrás de ti y empieza sus largos sollozos “hijo mío no te mueras sino en mis brazos”. 

Mi corazón se prosternará con una rodilla en el hielo y otra en el fuego, agarrando la puerta hasta que vuelvas, y como se quedó años, pues, se quedará con las manos hacia arriba, suplicándote que te vuelvas, en cuanto a mí, tengo muchas derrotas sobre mi espalda, tengo muchos cantos de pérdidas.

¡Ven aquí!, ¡Ven aquí!, ¡Ven aquí!, y no has venido, y cuando viniste y había perdido el camino hacia la casa. Perdóname por no haberme muerto cuando fuiste.

Yo soy un árbol triste y cada vez se florece, pues regalo mis frutos no a mi amor, soy un árbol solo que prepara su sobra para mi amor, soy un árbol que cuando anochece se abriga con el viento y se convierten mis ráfagas en una letanía del nombre de mi amor, y yo también en un árbol, que seas tú también un árbol bueno, mi amor, y vuelve a tu jardín.

Un punto de mi corazón se puso amarillo en la noche en la cual te fuiste, mi corazón tiene pánico de que se marchite y se quedará con la boca abierta mirando el camino por donde partiste y por donde unas gotas calidas besan las huellas de tus pies.   

Mi corazón ya está vacío, madre, te pregunto “¿Cómo se quitan nueve páginas del cuaderno de la vida?” Nueve hojas de una rama marchita que son como piedras en el pecho, si fueron nueve pasos hacia atrás, bailaría y volaría un árbol. 

Bueno señora mía, tu amado vuelve al jardín de la casa para sentarse con su sombra susurrando cosas sobre ti, y tú te vas a tu bosque donde se reúnen mariposas a la luz de tu uña y se pavonea el coro de las flores a tu alrededor y te ven tus amantes. Está bien, mientras estés verde. Volveré al jardín y al muro del jardín, me pongo de pie delicioso dando frutos suficientes para traer al leñador con su hacha que conoces, la misma hacha que hace nueve años repartió un árbol en dos, esta vez te espero solo.

Ali Al-Dimshawy
Blog del autor
Traducción del árabe por: Ahmad Yamani

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