Montados en el atardecer tus ojos.Por Salvador Pliego

Montados en el atardecer tus ojos
y abierta tu cabellera a pleno cielo,
en el perfil del pájaro donde el crisol es vuelo
o en el cauce del ala en su planeo
-trópicos de altura y desnudez que avivan
el vientre puro de la cima,
el destello de unas manos que fabrican
las aves en su forma de elegía,
el voraz ascenso que al labio le entibia
y en un tacto de ángel le respira-;
por el mar abrupto donde afluye
y dibuja cada espectro el vuelo en celosías,
cada pájaro que no es ave, ni es vuelo a la deriva,
tus ojos surcan y encallan
al sol en una tarde de agonía,
y en sus rayos llaman alas
a las plumas de tus iris cuando miran.

 

Salvador Pliego
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