La lavandera. Por Salvador Pliego

  Porque una noche se fue de luz al firmamento sus ojos se llenaron de saxos y de flores, cuando con sus manos restregaba las hojas de las alas que colgaban de abedules. Con gel de cedro antiguo lavó el mirar del cielo, y puso en cada esquina un par de rosas frescas que parecían parejas de ninfas amarillas. Se fue a limpiar un gesto, se fue a blanquear la altura, la lavandera de alas y espumas arboladas, para colgar en nubes los vientos de colores y que al musgo, las gotas, por siempre le chorrearan. Se fue de firmamento… Leer más