La última leyenda de Córdoba. Por José Fernández Belmonte

Mucha gente pensará que todo cuanto voy a relatar, a continuación, es fruto de mi desenfrenada imaginación, pero me gustaría que me brindarán un margen de confianza y, por una vez, creyeran en mí. Todo sucedió el pasado sábado en la noche. Habíamos llegado, mi esposa y yo, al cuarto del hotel, en plena judería de la Medina de Córdoba, cuando echamos en falta mi teléfono móvil. Ya era bastante tarde. La neblina cubría la milenaria ciudad y una luz tenue, proveniente de sus típicos faroles, impregnaba de misterio las estrechas y empedradas callejuelas de la vieja ciudad árabe. Abrigándome… Leer más

El destino de Moses y los piononos. Por Enrique Romero

-¡Casualidades de la vida querido Moses!- expuso el Dr.Anselmo hace dos días en su gabinete de psicología. -¿Casualidades de la vida?- se preguntaba Moses-¿ese es su diagnóstico? ¿así? ¿sin más?-y se respondía- simplemente no me lo trago viejo carcamal. ¿Acaso podríamos llamar coincidencia al hecho de que el 14 de febrero de 1986 un varón de 112 kg. se precipitase al vacío en acto suicida desde la ventana de un 8º piso cayendo justo sobre la persona de Moses , fracturándole la clavícula y partiéndole la cadera por dos sitios diferentes, mejor aún ¿culparían ustedes al azar de un segundo… Leer más

Un mejor cielo. Por José Luis Enciso

  Por fin he vuelto a mi tierra. Ahora que estoy de nuevo con tía Lucrecia, aquí en el camposanto, recuerdo cuando me fui. A últimos de diciembre hará ya dos años. Es invierno, igual que entonces, pero ahora todo es muy distinto. Lo único que no ha cambiado son las lunas. Parecen tortillas caladas sobre un comal negro. Me siguen gustando, porque acá en San Pedrito, en esta época, están llenas de invierno y alumbran bien los caminos. Me acuerdo que desde chamaco me gustaba levantarme antes de que rayara el alba para mirar cómo las ahuyentaba la luz… Leer más

La escalera de caracol. Por Rafael Borrás Aviñó

Saltaba de la cama una vez comprobado que mis padres roncaban y a mi hermano no lo despertaría ni un trueno bajo el colchón. Descalza, para evitar ser descubierta, y en pijama, recorría el pasillo de casa hasta la escalera de caracol. Las plantas de los pies pisaban la madera tibia, y el hormigueo que me trepaba por tobillos y muslos se contraía en un remolino inquietante a la altura de las ingles. Bajo la más absoluta oscuridad Juancho, apenas me deslizaba junto a él, tardaba muy poco en activar mis hormonas y poner en jaque mi cuerpo entero. Mis… Leer más

La tele de mi padre. Por Rafael Borrás Aviñó

A mi padre siempre se le dieron bien las manualidades. De niño le vi construir los objetos más inverosímiles con papel, su material predilecto. Siendo yo adolescente se presentó a un concurso de papiroflexia. La mayoría de los participantes lo hicieron con creaciones de corte clásico: pajaritas, barcos, animales, casitas y cosas así. Él, en cambio, fabricó a la vista de todos con papel de estraza un televisor portátil de los de la época, con su asa de transporte, dos alambres clavados sobre el techo en forma de V a modo de antena y, para los mandos, botones viejos de… Leer más

Como las gotas de lluvia caen en el mar. Por María del Mar Hermoso

Relato: EL RESTO DE MÍ Capítulo 1. -¿A nombre de quién está la reserva del hotel, por favor?, preguntó Rafael, el recepcionista, con su voz cálida y amable. – Soy Demi, ¿no me recuerdas, Rafael? La señorita Demi Otser. Al oír la voz tantas veces escuchada, el recepcionista subió la mirada y sonrío. – ¡Qué alegría verla con nosotros un año más! – y se abrazaron – ¿Y su hermana, la señorita Alexandra Studer, no viene también? – No podrá acompañarme este año. Está de viaje humanitario en África con Medicus Mundi, forma parte de los médicos españoles que atienden… Leer más

El último templario. Por Brisne

?? Cuando lo vi, sentado, feliz, riendo con sus amigos, le habría roto el cuello allí mismo. Él, Pepe Millán, el gran escritor que había robado mi idea y la portada de mi libro y yo, pequeña aspirante a escritora cruzando por casualidad por el paseo de mi pueblo, mientras él reía a carcajada limpia entre amigos que le adulaban y le hablaban del magnífico último libro que había publicado. -¡María! -gritó divertido -Hola Pepe-le dije torciendo el gesto -Anda, siéntate -Tengo cosas que hacer -Mujer, siéntate y cuéntanos la divertida historia de tu libro. En ese momento, hubiese cogido… Leer más