Breves apuntes sobre la película  "El Apartamento",de Billy Wilder

 

 Ramón Alcaraz García

(Profesor del taller literario El Desván de la Memoria)

 www.tallerliterario.net

 

 

Billy Wilder decía que sus comedias eran el drama de sus personajes. Su mejor logro en "El Apartamento" es hacernos pasar por comedia lo que en realidad es una historia trágica. Trata de un amor imposible, agravado por una situación humillante para el protagonista y que además ni siquiera tenemos la certeza de que acabe bien, aunque queramos pensar que sí.

El apartamento nace cuando Wilder ve en 1946 la película "Breve encuentro" de David Lean; es la historia de un hombre que tiene una aventura con una mujer casada y se ven en el piso de un amigo de él. Eso le hizo a Wilder plantearse la siguiente pregunta: ¿Y qué ocurre con el tipo que ha dejado su casa y tiene que meterse después en esa cama tibia...? Ese sería el héroe, que además se mete en todo esto sin saberlo, prestando su casa en principio sólo para que un compañero se cambiara de ropa.

Wilder sólo tenía en un principio la idea de ese personaje y de una situación general. Sin embargo, en 1951 se produjo un escándalo en Hollywood: un productor había disparado a un agente que se acostaba con su mujer. Se rumoreó que el nidito de amor era el apartamento de un empleado soltero de la agencia. Ello llevó a Wilder y Diamond (el otro guionista) a continuar la primera idea con la siguiente pregunta: ¿qué ocurriría si, en lugar de un favor personal entre amigos, el préstamo del apartamento formaba parte de la estratagema de un empleado que se proponía ascender en la jerarquía laboral de la empresa? Con esto, a la historia del adulterio le añadían un componente adecuado al ansia de ascenso que imperaba en el corporativismo norteamericano.

Wilder acomete el proyecto de rodaje de "El apartamento" después del estreno de la más famosa y la más divertida de sus comedias: "Con faldas y a lo loco". El desarrollo de ambas películas estuvo muy relacionado, de tal forma que no podemos concebir a la una sin la existencia de la otra. Como hemos visto, Wilder tiene la idea del guión de "El Apartamento" en 1946, y sin embargo no la realizó hasta 1960. ¿A qué fue debido que pasaran estos 14 años entre idea y rodaje? El motivo fue el código Hays, un mecanismo de autocensura que desde 1932 impedía en el cine americano cualquier muestra de situación adúltera sin condenarla. Y precisamente el adulterio era la base de la idea de Wilder: ejecutivos y jefes de una empresa utilizan el apartamento del protagonista para consumar sus infidelidades. Por lo tanto, el código Hays obligó a Wilder a idear y emprender mientras tanto otros proyectos, uno de los cuales (precisamente el último antes de acometer la idea que llevó catorce años en su mente) fue "Con faldas y a lo loco". Estaba claro que "El apartamento" se habría acabado realizando una vez que la Ley Hays desapareciera, como así pasó; pero es posible que sin la Ley Hays el cine hubiera perdido una de las mejores comedias de Hollywood, cono es "Con faldas y a lo loco", y a ella le podemos añadir otras joyas realizadas en ese periodo de tiempo, como "El crepúsculo de los dioses", "La tentación vive arriba" o "Testigo de cargo".

El paralelismo entre "Con faldas y a lo loco" y "El apartamento" es evidente, incluso en cuestión del éxito que ambas películas obtuvieron. A "El apartamento" le cabe el honor de ser la última película en blanco y negro que ganó el Oscar a la mejor película (la ganó después La lista de Schlinder, pero incluye una nota de color) y también fue la segunda película en la que una misma persona recibió tres estatuillas en una sola noche (la primera película en recibir tres Oscars a la misma persona en la misma película fue Leo McCarey con "Siguiendo mi camino"). Además de la citada, Billy Wilder lo recibió al mejor guión original y la mejor dirección. "Con faldas y a lo loco" había tenido la mala suerte de enfrentarse ese año a Ben-Hur. En las primeras escenas Wilder utiliza 350 extras que se abalanzan hacia los ascensores. Fue un guiño a Ben-Hur, "su particular carrera de cuádrigas", como el mismo Wilder dijo. Hemos de recordar que justo el año antes esta película le había arrebatado todos los Oscars a "Con faldas y a lo loco".

"El apartamento" es una tragicomedia que supone una crítica a la América de los negocios, de los despachos y de los grandes rascacielos. Wilder abrió con esta película (y "Con faldas y a lo loco" e "Irma la dulce") una nueva forma de ver el cine y de actitud hacia temas como la identidad sexual, la prostitución, el adulterio y las relaciones dentro del ámbito laboral. El éxito de las tres respaldaba a Wilder e indicaba la existencia de un público cada vez más deseoso de que se abrieran las fronteras sexuales. Lógicamente, el código Hays había dejado de actuar en 1959, y el cine (con Wilder y su "Apartamento" en primera línea), lo aprovechó.

Pero la influencia de "Con faldas y a lo loco" fue determinante a la hora de planificar "El apartamento". El rodaje con Marilyn Monroe había sido para Wilder un suplicio, hasta el punto de que decía que merecía la medalla del Corazón Púrpura por haber hecho dos películas con la actriz (aún así, no escatimaba en elogiarla como única y genial en sus interpretaciones). Cuando una vez le preguntaron si volvería a trabajar con ella, respondió: "Lo he hablado con mi médico y mi psiquiatra y ambos dicen que soy demasiado viejo y demasiado rico para pasar por todo esto de nuevo". Eso fue determinante para que la elegida al papel de la siguiente película fuera una actriz cuya interpretación también resultó fundamental en su éxito: Shirley MacLaine. Wilder no tenía dudas, no quería a Marilyn Monroe (pese a que le suplicó el papel) y para él estaba claro que Jack Lemmon sería de nuevo el protagonista. El rodaje de "Con faldas y a lo loco" determinó que Wilder buscara acometer un nuevo proyecto que fuera una pequeña historia con pocos escenarios y actores que no fueran conflictivos.

Durante esos catorce años entre la idea y el rodaje de la película, Wilder no desaprovechó oportunidades para añadir detalles e ir completando el guión. El comienzo de "El apartamento" es un homenaje a "Y el mundo marcha", de King Vidor, que Wilder había nombrado como su quinta película favorita. La voz en off habla de la compañía y las oficinas de la Cosolidates Life, donde trabaja C.C. (Calvin Clifford) Buddie Baxter.

Wilder se presentó en 1945 en un despacho del Fisk Building de Nueva York, allí encontró una inmensa sala con cientos de escritorios que después le inspiró la que luego retrataría en "El Apartamento". Esas oficinas nos dan idea de la dimensión del mundo que se retrata, donde cualquier trabajador se sentirá pequeño, insignificante. Mucha gente preguntó a Wilder dónde había construido un decorado tan descomunal, pero la gigantesca oficina se construyó en un plató de los estudios Goldwyn y no era tan gigantesca. Un efecto óptico creado por el director artístico Alexander Trauner lo consigue: colocó delante cien escritorios a tamaño natural, después sitúo doscientas mesas de menor tamaño, donde sentó a figurantes más pequeños, luego otros diminutos escritorios donde se sentaban enanos, finalizados por escritorios en miniatura del tamaño de ceniceros con figuras recortadas.

Esa oficina contrasta también lo grandioso del lugar donde trabaja con lo pequeño y gris que es el apartamento del protagonista, a donde regresa cada noche a altas horas de madrugada. Baxter no realiza horas extras por ambición, es una manera de pasar el rato hasta que su vivienda se quede libre. Los ascensores son una metáfora de ese mundo acelerado, donde ascender es la aspiración de todo el mundo. Para Baxter la asociación son sus sueños es doble, ya que en los ascensores trabaja la mujer que ama. Ya desde el inicio conocemos el "pequeño" problema de Baxter con su apartamento.

Baxter es un ser anodino, que no se cuestiona las cosas, por eso se ve envuelto en esos juegos a los que es ajeno; carece de vida privada, como lo demuestra el hecho de que cuando puede disponer de su apartamento lo único que hace es sentarse frente al televisor con su cena fría. Lemmon es el actor ideal para encarnar este personaje que, pese a todo, pese a ser un cómplice de la sinvergonzonería de sus superiores, nos parece simpático y entrañable. La interpretación en esta película nos lleva a "gags" humorísticos excelentes, como cuando intenta coordinar todas las citas en su casa para poder irse a dormir y curarse el resfriado, la borrachera en Nochebuena o cuando usa la raqueta para escurrir la pasta; pero también situaciones dramáticas muy intensas, como los intentos de reanimación de Fran, cuando la mira embobado a los ojos en el ascensor o cuando se da cuenta de lo que está provocando con su actitud servil.

La secuencia del suicido nos da una idea de lo trágico del guión, hasta el punto de que Wilder y Diamond sabían que del delicado equilibrio entre drama y comedia de esa escena dependía la adecuada interpretación de los espectadores. Una carcajada a destiempo echaría a perder toda la película. Y Diamond conocía bien el riesgo, ya que la idea la había tomado del suicidio de una mujer en la casa de un amigo suyo, como venganza por sentirse despechada por su amante. La escena de la reanimación de Fran es solemne y resulta deliberadamente desagradable al espectador. El personaje del doctor Dreyfuss es fundamental para que aquella situación no salga de ese entorno. Wilder consultó a tres médicos qué se debía hacer en el caso de encontrar a alguien que había ingerido 25 pastillas. La respuesta es mantener a la víctima despierta, da igual cómo se consiga, y para ello es necesario, además de que beba café, abofetear y procurar que camine sin parar. Cuanta más fuerza se emplee en abofetear, mejor. El doctor Dreyfuss y su malhumorada esposa son de los pocos personajes explícitamente judíos que aparecen en una película de Wilder. Como la aparición del doctor es imprescindible, se añade el personaje de su mujer para aportar una nota de contraste y el matrimonio sirve de válvula humorística para la tensa situación que se crea. Para el papel de doctor se propuso primero a Groucho Marx, pero se rechazó por el matiz que su mera aparición supondría, con el riesgo a romper el delicado equilibrio entre drama y comedia, y que el guión desembocara en el vodevil.

Con el suspense de la recuperación de Fran el guión se enriquece mucho. Es muy interesante el trabajo de identificación que hace el guión con los protagonistas. Tanto Fran como Baxter sienten un amor verdadero, pero no entre ellos, por lo que no se ven correspondidos. Son personas nobles en sus sentimientos, cuyos defectos enternecen a los espectadores; en contraste con el jefe Sheldrake, que no ama a Fran y utiliza la situación para su propio beneficio, engañando a su mujer y simbolizando una intensa crítica sobre el mundo empresarial, la moral y las pautas de comportamiento de la sociedad norteamericana. Las películas de Wilder son tan divertidas que pasamos a veces por alto todo lo que cuenta sobre la manera de ser de los humanos. El mismo Wilder dice que su película no es una comedia, ya que no presenta elementos delirantes que busquen la carcajada; pero sí logra ese equilibrio sutil gracias al cual somos capaces de ver sin acritud una película sin sufrir en exceso, y cuestionarnos después, fríamente lo que realmente hemos visto. Wilder definía "El apartamento" como un trozo de vida muy naturalista, una historia que le podría ocurrir a cualquiera. Es una película que busca más la emoción que la risa, y que usa como elementos cómicos la ironía y el equívoco, no situaciones humorísticas muy evidentes. 

Lo paradójico es que el intento de suicido de Fran no hace reflexionar al causante, el amante Sheldrake, sino a Baxter, que entonces se da cuenta de las consecuencias de lo que está permitiendo al prestar su apartamento para fines tan innobles. Para Wilder "El apartamento" era una película altamente moralizante, que nos descubre a dos personas emancipándose. Como las críticas lo calificaron de "cuento de hadas sucio", el director replicó que para que el público entendiera que esas personas se emancipaban, había que mostrarles de qué se emancipaban.

El guión está estructurado con mucho detalle. Las llaves, por ejemplo, no dejan de pasar de mano en mano, contrastando la del apartamento con la del baño que para Baxter supone un merecido ascenso. Otro recurso efectivo es el espejo roto de Fran, que Baxter devuelve a su jefe y después servirá para que sepa quién es su dueña y quién frecuenta su piso. La escena en la que durante la fiesta de Nochebuena Baxter descubre que el espejo es el mismo que encontró en su piso es una buena muestra de lo que es usar el mínimo número de palabras en un guión: al ver el espejo sabemos al mismo tiempo que Baxter descubre quién es la amante de su jefe, quiénes se acuestan en su propia cama y aporta además la imagen rota de Baxter con el sombrero (que simboliza su ascenso), y la de Fran destrozada al descubrir las verdaderas intenciones de su amante.

 

           

Algunas curiosidades

Wilder no desaprovechó la ocasión para expresar su desprecio por el cine proyectado en televisión, que comenzaba a dañar gravemente la industria cinematográfica. En una escena, Baxter está ilusionado con ver Gran Hotel, pero al final ha de apagar el receptor harto de la continua interrupción de la publicidad. Esta fue la primera película ganadora del Oscar a la mejor película en la cual específicamente se nombraba a otra ganadora en la misma categoría "Grand Hotel" (1932). El jefe de Bud también comenta a Bud y Fran que tengan un "lost weekend" juntos en su apartamento, refiriéndose a la anterior película ganadora de un Oscar de Billy Wilder, "The Lost Weekend" (1945).

Lemmon llenó de leche el vaporizador nasal que usa en la escena del resfriado, porque el vaporizador de verdad no se vería en una película en blanco y negro.

La fiesta de Navidad en la oficina fue realmente rodada en las navidades del 23 de diciembre de 1959. No fue necesario fingir el espíritu navideño y Wilder pudo filmar casi todo en la primera toma. "Me gustaría que siempre fuese tan fácil. Hoy, sólo he tenido que gritar 'acción' y retirarme", declaró.

Otra escena magnífica es en la que ella corre al apartamento y antes de llegar escucha lo que piensa que es un disparo y el suicidio de Baxter.

Lemmon y MacLaine estuvieron nominados al Oscar, que ganaron Burt Lancaster (el fuego y la palabra) y Liz Taylor (una mujer marcada) por interpretaciones muy inferiores en películas muy alejadas del éxito y calidad de "El apartamento". Pocas veces los Oscars han sido tan injustos.

Wilder fue invitado a la filmoteca de Alemania Oriental en Berlín mientras rodaba allí "Uno, dos, tres". Alemania del Este había adquirido los derechos de distribución de "El apartamento" y los soviéticos estaban encantados con la crítica feroz a la sociedad americana. En la reunión, quedaron aún más encantados cuando Wilder dijo: "Lo que ocurre en "El apartamento" puede ocurrir en cualquier parte del mundo... Podría ocurrir en Bruselas, en Buenos Aires, en Bucarest, en cualquier lugar del mundo... excepto en Moscú". Todos los asistentes (había muchos rusos), se pusieron en pie para aplaudirle, hasta que continuó: "Ahora les diré por qué no podría ocurrir una cosa así en Moscú: porque nadie tiene su propio apartamento. Habría que echar a seis familias de su casa".

El nombre que hay en la puerta de al lado de la oficina de Baxter es T.W. Plews. Tom Plews fue el property master (encargado del decorado) de la película.

La película muestra muchos efectos de "rima". Además de las más obvias, algunas pueden pasar desapercibidas. Por ejemplo, en la escena de la presentación del doctor éste dice que viene de atender a un paciente que se fue comiendo los palillos al tiempo que las aceitunas, después veremos a Baxter abatido en el bar ordenando unos palillos. A él los directivos y sus amantes lo echan de su apartamento, y en Nochevieja él echa a una pareja que está en su despacho. El rincón del restaurante chino donde se reconcilian Fran y Sheldrake es el mismo donde después Fran lo dejará definitivamente. Baxter escondió sus cuchillas para evitar otro intento de suicidio de Fran, y más tarde al ir a afeitarse se extraña de no encontrarlas. El spaghetti encontrado en la raqueta recordará a Baxter el buen momento que pasó cuando cocinaba la pasta...

Sheldrake es el nombre preferido de Wilder, hasta el punto que volvió a usarlo en otras tres películas: "Bésame, tonto", en "El crepúsuculo de los dioses" y "El gran carnaval".

Shirley MacLaine sufrió durante el rodaje una crisis personal que coincidió con la de su personaje. De acuerdo con las declaraciones de Shirley MacLaine, gran parte de los detalles fueron escritos según se iba rodando. El juego de cartas fue añadido porque en ese tiempo ella estaba aprendiendo a jugar con sus amigos del Rat Pack. Así mismo, una conversación filosófica que tuvo sobre el amor durante una comida también fue añadida al guión.

Shirley MacLaine rodó su famosa aparición breve en Ocean´s Eleven (1960) durante una pausa en el rodaje de "El apartamento".

Aunque Adolph Deutsch aparece en los créditos como único responsable de la bando sonora, el popular "Theme from The Apartment" era una pieza creada anteriormente por el compositor británico Charles Williams, conocido por sus partituras para películas inglesas y dramas de la radio de la BBC. La pieza se llamaba "Jealous Lover".

Se rumorea que en la escena en la que C.C. Baxter duerme en el Central Park en medio de la lluvia, Billy Wilder tuvo que rociarle anticongelante para evitar que se helase. El abrigo de lana que lleva Fran en varias escenas pertenecía a Audrey Young, la esposa de Billy Wilder.

La película fue nominada en diez categorías de los Oscar, de las cuales se impuso en cinco: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Dirección Artística y Mejor Montaje.

Fran nunca se compadece de sí misma, ni siquiera después de intentar suicidarse.

Es una película con muy pocos fallos, al menos fallos visibles.

En ningún momento de la película aparecen al mismo tiempo los tres personajes principales (Baxter, Sheldrake y Fran).

Wilder y Diamond no querían nada en el final que fuese tierno. Por eso en una escena anterior dejan la partida de cartas sin finalizar, y la frase última es "Cállate y juega".  

      

 
 

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