Al caer la tarde del estío
ni Heráclito perdido
podría definir nuestra locura
rodando cuerpos tras
las piedras blandas como nubes
tratando de ocultarnos
espejadas hacen sombras
nos cubren silenciosas
de mirada intrusa
para amarnos en el río
Al caer la tarde del estío
ni Heráclito perdido
podría definir nuestra locura
rodando cuerpos tras
las piedras blandas como nubes
tratando de ocultarnos
espejadas hacen sombras
nos cubren silenciosas
de mirada intrusa
para amarnos en el río