¿Por qué caen las hojas?
¿Será que el vanidoso viento busca los elogios
de los poetas que aguardan detrás de los cristales?
¿O será un juego alquimista el que destiñó las hojas
en su ambicioso intento por trocarlas en oro?
¿Será el suelo egoísta, el que tiritando de frío,
le roba el abrigo a cualquier rama indefensa?
¿O será acaso algún dios dadivoso aquel,
que en un mágico destello de inspiración,
ha decidido regalarnos un nuevo paisaje?
¿Será el hechizo de un brujo pervertido
el que obliga a los árboles a desnudarse?
¿O serán ellos los que desean ocultar sus viejos zapatos?
¿Será esta la cruel e infinita sentencia
de un juicio que perdió la primavera?
¿O serán las hojas las que añorando volar,
tal como los pájaros que anidan a su lado,
se arrojan al aire en un último salto mortal?
¿Será un insólito y pintoresco ataque del clima,
que en su batalla contra el suelo intenta asfixiarlo?
¿O serán las hojas la alfombra roja del daltónico Invierno?