RETRATO DE UN AMOR VIRTUAL.
Astillas
exponencialmente
ilegibles…
internet,
estación estival
donde cobran fe los ecos….
Hervidero de espejos,
bramidos…
Minotauros,
encarcelados en la pupila.
Escalera de supuestos
anhelos, deseos;
largo y ancho de un abismo.
Segmentos
que apilan el paisaje
Confite a confite
al vástago del alma
Un recuerdo
sin fruto en medio,
que añade
su propia demencia.
RETRATO DE UNA ESTRELLA.
Las estrellas no mienten,
hablan sobre verdades a medias
al fragmentarse de boca en boca
mientras otros deciden,
estrechar sus valores.
Hacen de la bóveda celeste
un pasadizo,
por donde corre
cuanta incertidumbre
quepa en una noche.
Al sorprendernos un tintineo,
irrumpe en nuestro itinerario
la risa de un santo
o la queja de un nido.
Hacen un nudo
de nuestro entendimiento
y se avalancha
la poesía
a lo largo de las constelaciones.
Vienen en hileras de dos, de tres
y hasta de a millones,
para que la suerte
quede repartida
en el eco de los sueños.
Mientras se pueda perseguir una estrella
habrá espacio universal para el amor