Existe alguna metáfora en los recuerdos
que somos incapaces de descifrar:
la imagen atrapada en un espejo ingrato,
el mapa de carreteras falsificado sobre una maleta
vacía o la elegía de este cielo de septiembre.
Y, sin embargo, seguiremos
oyendo la voz distorsionada de la memoria
como una extraña voz de nadie y de la nada
creada, como un amor lejano que se pierde
en aquellos parques de la periferia o bajo
las aguas blanquísimas de esta página poblada
de buques fantasmas y falsos náufragos
de papel.
Mientras, la noche
se ahoga en el fondo de un vaso.
Y alguien se abandona al dulce cadáver de la luna
como se abandona un cuerpo.
Pues la noche entenebra sombras dentro del corazón.
Y de repente
ya no podrás escapar
de las garras desvaídas del pasado.