PRIMERA PARTE
En la hoja:
una aureola de té derramado.
En la mano:
un pocillo,
una menta humeante
y unas manchas de lapicera.
En los hombros:
una tela verde manzana,
arrugada y vetusta.
En la boca:
versos efímeros y escapistas
que se ocultan tras un estado de sensibilidad.
En los ojos:
la hoja,
la mano,
los hombros
y la boca.
Detrás de los ojos:
el silencio.
SEGUNDA PARTE
Plácido domingo de ramos,
de andar sobre el pollino de las fábulas
hasta encontrar el remanso.
Las superficies azules
y las paredes con vestigios arácnidos
son los márgenes de la retórica.
Objetos fetiches en un muro lejano:
la foto del mendigo,
el abanico y las castañuelas,
el retrato de un infante al que me parezco
y que permanece tras las rejas.
El roce de la sera
me encuentra inventariando objetos
para no tener que enfrentar el jeroglífico.