VIII Certamen de Narrativa Breve 2011

Finalistas del certamen

Blanca García Malanda

152- El naúfrago de la memoria. Por Hiedra

Blanca García Malanda (Riva – Madrid – España)

Me gusta jugar con las palabras. Ponerlas unas encima de otras y construir historias, como ese juego que teníamos de pequeños, aquellas piezas de madera pintadas de colores, con las que hacíamos castillos. Disfruto desde el momento en el que capto una mirada, a veces solo un olor, que desencadena el relato, el relámpago que desata la tormenta. A partir ahí, mi cabeza se convierte en un vendaval de ideas girando, de puntos, comas y adjetivos. A veces ese momento me pilla delante de un ordenador, pero otras voy de camino del trabajo, o pasando la aspiradora. Y entonces mi vida se desdobla y tengo la suerte de vivir dos veces el mismo tiempo; los minutos sencillos que cuenta el reloj, mientras hago la cena a mis hijos, y los minutos inventados, las historias que nunca viviré.
Pero todo este proceso solo se cierra si puedes compartirlo. Este certamen, te permite saber si ha funcionado el artificio, si el personaje que has creado se sostiene de pie, si la historia que inventaste, en algún punto, hizo contener el aliento. Ha sido un verdadero placer participar en él, leer los relatos de los otros escritores, comentarlos… en fin, compartir esta pasión.

Sobre mí, no sé qué contar. Nací hace cuarenta y seis años en San Cebrián de Mudá, un pueblo muy pequeño de la montaña palentina. Vivo en Rivas, una ciudad también pequeña, al lado de la enorme mole de Madrid.
He intentado escribir una novela, pero solo he conseguido hacer relatos breves, con frases cortas y concisas.
Y, bueno, al final he aceptado que todas las cosas, en mi vida, están en proporción a mis 156 centímetros de estatura…

Raúl Galache García

95-Tres colores. Por Gretel

 

Raúl Galache García (Madrid – España)

A mí no me nacieron en Zamora. No hurté una hija a sus padres ni fui apresado por piratas. No di con mis huesos en la cárcel por mofarme de Su Majestad; no he vivido las dos guerras más cruentas que el mundo ha visto ni moriré en París con aguacero. No seré nunca, en fin, el autor del Quijote, ni quien destinó a la desdicha a Ana Ozores, ni aquel por quien doblaron las campanas tras un disparo seco en el cráneo. No quedarán de mí sino cenizas que no sé si tendrán sentido. Pero, ahora que el aire es nuestro, vivo entre adolescentes que se dejan enseñar Literatura más de lo que quisieran. Comparto todo lo demás con mi maga y nuestras dos brujitas. A ellas les robo perlas de su cofre del tiempo para escribir cuentos.
Escribo porque me gustan las palabras, porque la vida a veces coge polvo, porque la infancia ya quedó lejos y porque no me gusta la jardinería. Lo comparto con quien gusta de leerlo y, gracias a este canal de palabras, tuvo vida “Beatus ille” el año pasado y “Gretel”, éste. Algún relatillo en antologías de las que sólo leen los autores y sus allegados, otros en revistas, algún premio y una novelita para bárbaros son caramelos que me gusta saborear despacio. Y poco más, salvo el deseo de seguir mirándome al espejo y pensar que estoy ante el tío con más suerte que conozco.

Sandra Guillamón Salso

149- Ciento cinco. Por Vyridia

Sandra Guillamón Salso (Alpedrete.Madrid-España)

Es difícil seleccionar retales de una vida que contar, ¿qué interesa y qué no? Creo que por ello empezaré por lo sencillo, explicar mi participación en el concurso.
Es la primera vez que envío algo a un certamen, perdón, estoy mintiendo descaradamente, es la segunda vez (la primera experiencia fue con un microrelato). Para mí ha sido increíble el ver a tanta gente con un grado de implicación tan elevado, la ilusión que hace que otras personas te lean e inviertan un poquito de ese bien escaso que es el tiempo en escribirte sus impresiones es algo que recomiendo a todos. Es la mayor recompensa que se le puede dar al trabajo de una persona. Y aprovecho este pequeño espacio que se me concede para pedir perdón por todos aquellos relatos que no he podido leer o comentar.
Ha sido, por lo tanto, una experiencia inolvidable que no dudaré en repetir el próximo año si mi cabeza y mis manos me lo permiten, y aunque no también.
La parte difícil. Soy una chica, señorita, joven o como quieran llamarlo, de veintidós años. He vivido, y vivo por el momento, toda mi vida en un pequeño (aunque cada vez más grande) pueblecito de la sierra de Madrid. Conseguí escaparme de aquí por un año para ir a parar a la encantadora ciudad de Dublín, en Irlanda. Estoy en mi último curso de carrera, estudiando Administración y Dirección de Empresas y Comunicación Audiovisual.
Esta información es de poco interés supongo ya que nada tiene que ver con el mundo literario. Pues bien, desde pequeña me apasiona la lectura e intento leer todo lo que cae en mi mano (si bien he de confesar también que soy capaz de dejarme un libro empezado si no me gusta, un pecado). Creo que siempre he tenido cierto interés por la escritura, el poder relatar a otros lo que pasa por mi cabeza con el fin de que lleguen a sentirse en cierta manera parte de mí, o yo parte de ellos, todavía no lo tengo claro. Quizás esa es la razón por la que desde hace poco tiempo he decidido abrir un blog en internet, donde reflejo un poquito de mi vida, de la tuya y de la suya.
A través de mi pasión por viajar intento aprender nuevas cosas en cada rincón del mundo, e incluso en los más cercanos, exprimir lo que la vida me ofrece y poder hacérselo llegar a otros en forma de palabras. Es eso, sin duda, lo que me lleva a la escritura, poder mostrar al mundo cómo siento las cosas.
Es por todo esto, la parte fácil y la que ha resultado finalmente no tan difícil, por lo que me emociona enormemente el haber llegado hasta aquí. Hoy me iré a dormir mucho más feliz, sin duda.

José Juan Martínez Romero

150- La Plantación. Por Archibaldo

José Juan Martínez Romero(Murcia-España)

Nací el 24 de Agosto de 1971 en Albacete. Sin prisas. Nueve meses y veintitrés días. Soy de la generación de Hanna Barbera, Comando G y Mazinger Z; de las tardes de sábado acompañado de Tarzán, Robin Hood, la Legión Extranjera (que gran película Beau Geste) y de algún que otro baile con Ginger Rogers. Miope desde los 13 años. Muy miope desde los 25. Estabilizado en la actualidad. Jugador frustrado de baloncesto (escasa estatura y una coordinación motriz de ríanse ustedes). Algunos dicen que me parezco a Woody Allen y yo les digo que ojalá fuese así. Maestro de Infantil por vocación y por oficio. Vivo en Murcia desde hace tres años. Hermosa ciudad y mejor gente.

Lector compulsivo de tebeos desde mi más tierna infancia: Tintín, Corto Maltes y el Capitán Haddock me han acompañado desde que tengo uso de razón (según mi esposa tal cosa sucedió hace poco). De los comics a los libros solo hubo un pequeño salto. Alejandro Dumas, Emilio Salgari, Arthur Conan Doyle, Joseph Conrad, J.R.R.Tolkien, Ray Bradbury, Arturo Pérez-Reverte… Todo cuanto cae en mis manos provoca un estado de excitación que solo puede ser aplacado una vez leído.

De la lectura a la escritura dicen que hay un paso, a mí me costó por lo menos una docena. Mi historial en este terreno es más bien escaso. Un libro sin acabar, dos cuentos para niños con bellas ilustraciones sin publicar y un par de concursos literarios. Eso sí, con tan buena fortuna que en uno de ellos he quedado finalista y ha sido en mi tierra de adopción.

Muchas gracias por provocarme otra irrefrenable compulsión que solo puede saciarse escribiendo.

Ana Guerberof Arenas

176- El zepelín. Por Flanelle

Ana Guerberof Arenas (Barcelona – España)

 

Ana Guerberof Arenas nació en Argentina en 1967 y a los catorce años se trasladó, con su familia, a vivir a Granada donde estudió Traducción e Interpretación. Al finalizar la carrera, viajó a Dublín donde trabajó de traductora durante diez años. Desde noviembre del 2001 reside en Barcelona donde continúa trabajando como traductora. Está próxima a finalizar el doctorado y ha publicado diversos artículos técnicos sobre el tema de su tesis.
Ha participado en varios cursos de ficción en el Ateneu barcelonés. En el 2008 fue finalista de este mismo certamen con el cuento “Los cangrejos” que fue publicado al año siguiente. En 2011 participó en el primer curso internacional de poesía, Fundamentals of Poetry, organizado por diversas escuelas de escritura de Europa. Desde 2010 publica una crónica mensual en El Observador Prensa libre, un periódico de un pueblo de la provincia de Santa Fe (Argentina) llamado Chabás. Acabará su primera novela en 2012.

José Luis González Martínez

179- Danza Contemporánea. Por Noski

José Luis Fernández Martínez (San Sebastián – España)

Nací en Donostia (San Sebastián) a orillas del Cantábrico. Lo de menos es cuando. Lo de más es que llegué a la literatura hace solo dos o tres años. O quizá cuatro. Eso sí, habiendo leído mucho. Aunque casi inevitablemente libros, artículos o ensayos de sociología, psicología, economía y todas las “ias” del mundo mezcladas con el noticiero, la tertulia o la asamblea de barrio. Todo en aras de resurgir del desconcierto y lograr cambiar el dial unas pocas rayas a la izquierda.

Pues sí, tres o cuatro años. Para comenzar a escuchar al viento y a lo inmaterial. Cambiar la ciencia pura por la ciénaga inquietante. Pasar de la estadística previsible a la sensibilidad que escuece como una herida abierta. Y empezar a escribir. Que era lo que realmente siempre había deseado. Comunicar lo que pensaba del Mundo, de los seres que lo habitamos, y del sarcástico ritual que, a nada que se empeñe, hará que acabemos por comernos los unos a los otros sin siquiera sazonarnos convenientemente. Pero nadie leía lo que escribía y empecé a pensar algo.

Me decían que la única manera era publicándolo, o a través de certámenes. Lo primero me parecía ridículo: un tipo con el Realismo Mágico inacabado, La Metamorfosis y algo más de Kafka a medio digerir, unos retazos de Faulkner, ambigüedades que casi ni recordaba de Calderón de la Barca y Lope de Vega; y que de pronto decide publicar literatura. Y lo segundo, lo de los certámenes…, pues siempre rindiendo pleitesía al ganador y haciendo papiroflexia con los demás. Igual te ha faltado el canto un duro para entrar con el trío de cabeza, pero no tienes ni idea. Así que pensé en utilizar solo certámenes donde aparecieran al menos algunos de los relatos, si no todos, en Internet. Y entonces surgió este certamen que, lo he repetido hasta la saciedad, es lo mejor que tiene. La lectura, el intercambio de opiniones, los consejillos retorcidos, el envidioso que suelta alguna canallada, el “enterao” que dice que con un cuartillo era más que suficiente para emborracharse, que el resto debiera haber ido por el agujero del water-closet. En fin, todo eso que hemos hecho con bastante gracia durante estos dos últimos meses.

Termino porque me temo que me van a cortar. El currículum como tal…, pues pobre, cómo iba a ser: dos o tres microrelatos (casi aseguraría que son dos, pero a veces la memoria falla y es mejor engordarla) seleccionados en lo de microrelatos abogados. Y ahora finalista del Certamen de Canal Literatura. ¿Qué, que es poco? Pues a lo mejor sí. Pero, como decía antes, tampoco he rendido al máximo. Y todavía me quedan años. Además tiene su contrapeso: dos hijas felizmente casadas (creo que éstas, como la del relato, también con separación de bienes por si hay que hacer algún arreglillo), tres nietas geniales, y un nieto que, con solo cuatro meses, asustaría a Urtain si aún estuviera en activo dando mamporros. Bueno, ahora si que cierro y dejo de escribir. Sobre todo porque tengo que cambiar el kéfir (ese yogur que flirtea con la longevidad), y tengo el ciático que me duele a rabiar, pero que, a pesar de todo, espero me deje estar ahí el 8 de Octubre. Un abrazo a todos, finalistas y participantes, aunque suene a tópico.

Belén Solesio López-Bosch

25- Cuando la niebla te envuelve. Por Capitán Wentworth

Belén Solesio López-Bosch (Madrid – España)

No es la primera vez que participo en este certamen y antes también lo hice en el 6º Certamen de Narrativa Breve y el Pemio Especial “Amor en el tiempo” de la Asociación Canal literatura en el que quedé finalista. Después de eso han llegado otras alegrías: finalista en el Certamen de Relato Fergutson de Noviembre de 2009, ganadora del I Certamen de Relato Histórico Fergutson 2010, ganadora también de la II Convocatoria de Relatos para parar el mundo 2010 y finalista en algunos otros concursos que han hecho posible que varias de mis obras hayan sido publicadas.
En cuanto a mí, puedo contaros que nací en Madrid (he olvidado la fecha), que me apasiona leer y que, en estos últimos años, a fuerza de Talleres de Escritura y de echarle un poco de tiempo, he ido recopilando varios relatos y alguna novela cortita que me hacen sentir muy satisfecha. Me encanta pasar tiempo con mi familia y con mi perra. La adoptamos hace casi un año, pero todavía no he conseguido que abandone sus hábitos de golfillo. Y… poco más. Me gustaría poder seguir dedicando parte de mi tiempo a esto que tanto me divierte: escribir.

Adolfo Agundez Rodríguez

142- Marcos y la señorita Cora. Por Whistler

Adolfo Agundez Rodríguez (Sherbrooke – Canadá)

Sexto año que presento un relato a concurso y cuarto que el jurado lo incluye como finalista en su fallo. Diciéndolo, espero que no crean que pretendo ni echarme flores como cuentista, ni disminuir (por no ser la primera vez que sucede) la alegría al haber recibido hace unos días la noticia de que “mi” Marcos y la señorita Cora (nuestro/vuestro/su Marcos y la señorita Cora) fue bien valorado por dicho jurado. Lo interesante de este caso (que es el mío), es que los dos años que concursé sin ser finalista lo hice con un cuento recién estrenado, mientras que en las cuatro ocasiones en que sí lo fui, el relato ya tenía cierta solera y el ejercicio antes de enviarlo, no por ello menor que el de escribir de nuevas, consistió en corregir, reescribir, reinventar y, también en todos los casos, acortar el texto original. ¡Voilá mi secreto! (sin pretender, en absoluto, hacer de ello un dogma que sirva ni para todos ni siquiera para la mayoría).
No voy a dejar pasar esta oportunidad para agradecer públicamente a la Fundación Pierre-Elliott Trudeau el soporte que me ofrece desde hace un año a nivel económico e intelectual. Siendo su frase insignia la de “apoyar espíritus libres que reflexionan sobre cuestiones esenciales”, no puedo sino sentirme orgulloso de pertenecer a esta comunidad de librepensadores que desde Canadá ofrece una ventana abierta hacia el mundo para pensarlo y, al igual que me sucede con los cuentos, corregirlo, reescribirlo, reinventarlo y, por qué no también, acortarlo (o decrecerlo, que, para lo que aquí se quiere decir, viene a ser lo mismo). Gracias a la Fundación Trudeau he podido, puedo y podré durante los próximos dos años, trabajar a tiempo completo en estos menesteres, tanto investigando en el campo de la educación, como escribiendo artículos e historias (que, en el fondo, también tienen algo de lo mismo). Y esto que digo de la Fundación Trudeau no se piense que es por dar coba al jefe, dado que, en este caso, el hecho de que la ayuda sea en forma de beca excluye toda posibilidad de ascensos, despidos o prolongaciones de contrato.
Esa ventana abierta al mundo de la que he hablado, tiene una acogedora sucursal en la ciudad de Sherbrooke, en una habitación con tres muros de cristal desde donde ahora escribo (en el cuarto muro habitan Nikolai, Flannery, Herman, Silvina y el otro Adolfo, Edgar, Guy, Franz, Jorge Luís y Gabrielle, entre autres). Desde aquí veo, pienso, corrijo, reescribo, reinvento y acorto (o decrezco) ese mundo con optimismo (porque lo soy por naturaleza y vivencia). Desde aquí observo mucha belleza. Pero también, desde aquí mismo, reconozco abundancia de miedos y prisas que son, a mi modo de ver, los dos verdugos (quizá no los únicos) de la mujer y del hombre de nuestro tiempo. Creo que, cada uno a su manera, ambos impiden al ser humano ser libre y hacer las cosas bien (o, al menos, hacerlas mucho mejor de lo que las hace y puede hacer). También cada uno a su modo, creo que ambos están estrechamente ligados al binomio felicidad-infidelidad. Desde esta ventana abierta al mundo, constato que tanto la libertad, como la felicidad y el buen hacer necesitan menos miedos y más calma, que el mundo de hoy está urgido de Valentía y Paz. Valentía para Ser y Paz para trabajar juntos y convivir.
Traducido a mi trabajo como investigador, esto se concretiza en una búsqueda incansable por crear espacios de reflexión creativa y crítica en la escuela (y fuera de ella). Yo lo hago del mejor modo que conozco, empleando el programa educativo de Filosofía para Niños y Niñas. Y lo hago sobre un tema crucial de nuestros días: el consumo. Y ahora quizá comprendan mi preocupación por decrecer el mundo (creo que la parte de verlo, pensarlo, corregirlo, reescribirlo y reinventarlo era más evidente). Lo que descubro al hilo de mi investigación es que me interesa educar al consumo como forma de educación política y de reflexión sobre el decrecimiento y el crecimiento (o el desarrollo) económico, incluyendo el tildado de sostenible, ya que creo que el decrecimiento económico puede ser una vía para el reparto más justo de los bienes que la Tierra nos puede ofrecer sin que se resienta y, a la vez, traer de la mano más calma (y paz) y menos miedos para todos y cada uno de nosotros, es decir, más libertad (sin miedos) y mejores resultados al hacer (con calma y paz) las cosas, así como al pensar, corregir, reescribir y reinventar el mundo. Algo así entiendo yo por felicidad. O sea que, en definitiva, creo que, al materializarse el decrecimiento económico en nuestros países ricos, puede abrirse una vía (quizá “la” vía) para ese otro tipo de crecimiento (Humano), que tanto parecemos echar de menos en nuestros días. El decrecimiento para el crecimiento podría llamarse esta historia si lo fuese. Pero, ya ven, como tal no se sostiene ni siquiera en el título.
Y, ¿por qué hablo de todo esto? Porque de todo esto, de miedos, de prisas, y de las soledades y faltas de comprensión y diálogo que conllevan, es de lo que hablan mis historias, que es, al fin y al cabo, lo importante en este espacio. Desde ahí también se puede leer Marcos y la Señorita Cora.
Y lo único absolutamente cierto entre tanta palabra, es que, desde esta ventana abierta al mundo, les mando un abrazo, por qué no, valiente y sereno. El abrazo que no podré intercambiar en Murcia por estar demasiado lejos.
Ah! Y un agradecimiento especial a Julio, el amigo argentino al que trato como él a Glenda, por darme la segunda mitad del título de mi historia y la inspiración necesaria para construirla en su aspecto formal.
Excusez-là!, que diría la Bolduc (sirva este guiño québécois como final).

Marionna Betriu Roure

182- Encontrar un destino. Por Zelda Moon

Marionna Betriu Roure (Barcelona – España)

 

Como siempre, me pasa que no sé por dónde empezar. Tengo veintiocho años, algunas cosas claras aunque otras un tanto enmarañadas. También algunos miedos que me joden bastante y me producen vértigo si me asomo demasiado. Detesto correr detrás del tiempo y disfruto devorando libros y haciendo montañas con ellos. Me gusta pensar en otras cosas cuando no toca y no hacer nunca lo que me mandan. Pero lo que más, reírme hasta caerme de culo al suelo. En mi habitación, las palabras acostumbran a volar a mi alrededor y, siempre que se dejan, rescato algunas para jugar con ellas. A veces me divierte más explicar las cosas que vivirlas y la gente de mi alrededor anda harta de mis exageraciones. Pero yo no me canso porque ya lo decía Machado, que la verdad también se inventa. Pienso que las cosas buenas no deberían terminar nunca y ésta es mi primera participación en un certamen literario. Y la verdad es que ha resultado tener la magia y el encanto propio de las primeras veces. Y algo que tengo pendiente es comprar una brújula y enterarme de una vez por todas de dónde diablos está el norte.

Elena Marqués Núñez

97- La soledad del héroe. Por Céfiro

Elena Marqués Núñez (Sevilla – España)

Nací en Sevilla, estudié Filología Hispánica, fui becaria, trabajé de profesora, saqué unas oposiciones con que vivir, me casé, tuve hijos, y desde hace unos dos años me dedico a la escritura, que ha sido mi vocación desde siempre. En ese tiempo he tenido la suerte de obtener unos cuantos premios y publicar algunas de mis obras. Entre los primeros me gustaría citar el primer premio del certamen de relato corto «Paso del Estrecho, 2010» y el segundo en el mismo certamen el año siguiente; el primer premio del XV Certamen Literario «San Jorge», modalidad prosa; la 2.ª Mención honorífica en el concurso literario Alicia Moreau de Justo; el cuarto puesto en el I Concurso de Relato Corto de Ciencia-Ficción Zonaebook-Luarna Ediciones, el primer premio en el VI Concurso de Relatos Ciudad de Huesca, y el tercero en la V edición de «Poemas sin rostro». Entre las segundas citaría el microrrelato «Ávila», en Miradas y letras en el camino de la Lengua castellana. (Selección de obras del I Certamen Fotográfico y I Certamen Relato Hiperbreve «Camino de la Lengua Castellana (León, Fundación Camino de la Lengua, 2010); «Amor secreto», en Dreceres (Barcelona, Debarris, 2010); «Cinema Paradiso», en El beso (Vigo, Ediciones Cardeñoso, 2010); «Cierra las ventanas», en Antología del concurso literario internacional «Alicia Moreau de Justo», 25 de noviembre: Día de la no Violencia hacia la Mujer (Argentina, Libros en colectivo, serie Propia palabra, 2010); «Pícaros», en Ex Novo. Revista d’Història i Humanitats, n.º 6, 2010; «El albarquero» y «Quesos Gomber», en Artesanía comprimida’10 (Toledo, Vicepresidencia y Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla-La Mancha, 2010); varios relatos en diversos libros colectivos publicados por Ediciones Irreverentes («El niño de Tinian que jugaba a la guerra sin saberlo», «Puesta en común», «El último que apague la luz», «Del malogrado discurso de don Manuel Troncoso y Fueyo», y de próxima aparición «Crímenes literarios», «42 rue Androuet» y «An del schönen blauen»); «Aula Magna», en Paréntesis (febrero de 2011); «Malena», en 3.er Concurso de Microrrelatos Sol Cultural (Santander, 2011); «Tleyotl», en 10 del 10 del 10. Primer certamen de microrrelatos San Jorge (León, 2011); «Viaje de novios», en III Concurso de relatos “Do not disturb” 2010 (Alicante, 2011); «La desesperación de doña Inés», «El duelo de las artes (San Millan vs Alcalá)» y «Haciendo versos», en Miradas y letras II en el Camino de la Lengua castellana, y esta misma tarde he recibido mi última publicación: una colaboración en la antología poética que ha publicado con mucho cariño la plataforma cultural «Raíces de papel».
Aprovecho para saludar al resto de finalistas y desearles a todos las mejor de las suertes.

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