- 7 Certamen de Narrativa Breve 2010 - https://www.canal-literatura.com/7certamen -

280- Cuando despiertes. Por LonelyHeart

Estás tan guapa cuando duermes. Adoro esas pequeñas arruguitas que se forman en tu cara cuando frunces el ceño. Me gusta mirarte durante horas mientras trato de adivinar con que estás soñando cada vez que sonríes o te muestras inquieta. Daría cualquier cosa por poder quedarme siempre a tu lado, mirándote. Por alejar las espinas de tu camino y protegerte siempre entre mis brazos.

Recorro tu cuello con una suave caricia absorbiendo el calor de tu piel, escuchando el rítmico latido de tu corazón mientras que el mío yace roto en el fondo de mi pecho gritando mi amor en silencio. No soy nada sin ti, en realidad estaba muerto desde hace tiempo y tú hiciste que respirase de nuevo sólo para amarte. Un débil gemido brota de mi pecho al comprender que moriré otra vez en cuanto me aleje. Desde aquel día que caminaste hacia mí en silencio, desde la primera vez que rocé tu piel y respiré tu aliento, te convertiste en mi ángel. Despertaste con tu dulzura sentimientos prohibidos, diste luz a mi vida cuando tan solo era una sombra vacía en el cielo. Me devolviste la esperanza de creer que podría tener una vida normal, pero me equivoqué. En mi mundo los errores se pagan siempre, por mucho que te escondas tras una nueva identidad, por mucho que cambies de aspecto, de residencia y de trabajo.

La policía me convenció de que sería seguro. Me ofrecieron una vida completamente diferente muy lejos de la ciudad en la que ocurrió todo. Jamás me encontrarían bajo este nuevo nombre, pero lo han hecho y debo huir si quiero seguir vivo. En realidad no tengo miedo por mí, mi vida ya no me importa si no puedo estar a tu lado pero les conozco demasiado bien y si descubren que te amo más que a mi mismo te utilizarán para hacerme sufrir. Sería incapaz de soportar que te hicieran algún daño y lo harán si me quedo. Tampoco quiero confesarte quien soy en realidad y arrastrarte conmigo a este infierno. Sé que dejarías todo por estar a mi lado, que serías capaz hasta de renunciar al cielo por mí, pero no puedo pedirte semejante sacrificio. No quiero que vivas siempre con el miedo en el cuerpo, sobresaltándote al menor ruido, mirando hacia atrás cada vez que un coche frena o un niño enciende un petardo. No quiero que contemples como me matan a tiros mientras paseamos cogidos de la mano, ni que un día cualquiera, al abrir la puerta, te asalten unos encapuchados. No puedo condenarte a una vida así. No hay otra solución, debo alejarme de ti.

Ojala esta noche fuera eterna y no terminase nunca, ojala la luz del nuevo día no entrase jamás por la ventana, ojala todo fuera diferente y no tuviera que hacerte daño.

Mañana, como cada día despertarás sonriendo. Abrirás lentamente tus ojos esperando encontrarme a tu lado, pero yo no estaré aquí. Al ver esta nota sabrás que no volverás a verme y entonces tu sonrisa se quebrará desfigurando tu rostro, dejando una profunda huella en él que jamás podré perdonarme.

Sujeto fuertemente la pluma intentando no temblar,  buscando las palabras que me permitan despedirme. Sé que esta no es manera de hacer las cosas, que soy un cobarde por marcharme así, en mitad de la noche, sin más explicación que unas letras en un trozo de papel. Me duele saber lo mucho que te va a doler pero no dejo de repetirme que es lo único que puedo hacer. Huir, alejarme de ti y darte la oportunidad de que sigas con tu vida.

Créeme si te digo que no tengo fuerzas para mirarte de frente y decirte adiós. No quiero ver el brillo de la decepción en tus ojos. No soportaría ver como las lágrimas bañan tu precioso rostro a medida que comprendes el significado de mis palabras. Te conozco y sé que intentarás rebatir todos mis argumentos, que todas las malditas razones que me pueda inventar para alejarme de tu lado serán insignificantes para ti. Incluso si desesperado te confieso toda la verdad, te empeñarás también en seguir conmigo.

¿Qué podría decirte para que no siguieras luchando por este amor, para que te resignes y me permitas alejarme de tu lado? ¿Cómo hago para romperte el corazón y hacerte el menor daño posible?

Dejaré esta nota aquí, junto a tu almohada y ella hará todo por mí. Ella te dirá lo que yo jamás podría. Te dirá que no te amo lo suficiente, que nunca te quise como tu creías… y mentirá mejor que yo, porque yo soy incapaz de pronunciar esas palabras sin que se me desgarre el pecho, sin que mi rostro se contraiga por el inmenso dolor de lo que significan… y entonces no serviría de nada, porque al mirarme sabrías que miento y necesito que me creas, necesito que te alejes de mí y de todos los peligros que conlleva amarme.

Así que no estaré aquí cuando despiertes, cuando leas esta fría hoja de papel y después resbale de tus manos arrastrando hasta el suelo los pedazos de tu corazón. Comprenderás que jamás volveré a estrecharte entre mis brazos y todo el amor que sentías se convertirá en un negro agujero que  atravesará tu pecho.

Grita… quiero que grites muy fuerte para sacar fuera todo ese dolor que te estaré causando. No te tortures buscando lo que hiciste mal, la culpa será siempre mía por no quedarme junto a ti, por no encontrar otra forma mejor de protegerte. Quiero que me odies por romper todos tus sueños. Será fácil hacerlo, porque del amor al odio hay un paso y ya que no puedo compartir tu amor al menos sabré que tendré tu odio por abandonarte de esta manera, por hacerte creer que no te quiero cuando eres el único sol que alumbra mis días, el que me ha hecho brillar con más fuerza.

¿Cuánto tiempo durará el dolor?… no lo se, pero eres fuerte, aunque tú a veces no lo creas, yo sé que lo eres, que podrás levantarte de nuevo. Las heridas del corazón son profundas pero lentamente las coserás con el hilo del tiempo y un día, sin darte cuenta, descubrirás que ya no me echas de menos. Me convertiré en un recuerdo borroso del que dudarás si sucedió de verdad o lo soñaste, en una vieja fotografía amarillenta olvidada en el desván de tu memoria. No quiero que te aferres a mi recuerdo ahogándote en la nostalgia. Ojala pudiera borrar mi huella de tu corazón para que te resulte más fácil olvidarme y seguir tu camino. Por favor, lucha por rehacer tu vida y no mires atrás.

Quiero creer que serás capaz de hacerlo, auque yo mismo dudo si podré tan siquiera aguantar un día sin verme reflejado en el inmenso mar de tus ojos. Si podré soportar el vacío que devorará mis días convirtiéndome en una sombra anhelante de tu amor. Mi corazón llorará eternamente tu ausencia y viviré de tu recuerdo añorando los días que pasé a tu lado. Tendré que enterrar en una profunda tumba el deseo de besar tus labios otra vez, cada segundo del día lucharé encarnizadamente contra la tentación de dar media vuelta y regresar corriendo a estrecharte entre mis brazos. A cambio tú tendrás la vida segura y a salvo que te mereces, la vida que yo jamás podré darte y eso será mi único consuelo.

Es hora de irme, saldré de tu vida como una ráfaga de viento que huye atravesando la ventana y me perderé en la noche para no volver jamás. Te miro por última vez intentando guardar cada detalle de tu rostro. Siempre serás mi sueño, mi amor eterno. Cierro los ojos y beso tu frente despidiéndome con un susurro pero mis labios se niegan a separarse del calor de tu piel. Mis rodillas se doblan haciéndome caer sobre la alfombra y mi pecho estalla en sollozos ahogándome en las lágrimas que mis ojos no han parado de derramar. No puedo dejarte amor mío… Sé que tengo que hacerlo, que es lo mejor, pero no puedo… no tengo fuerzas suficientes para alejarme de ti. Acaricio tu pelo y cojo la hoja de papel cuidadosamente doblada que descansa en tu almohada. La arrugo en mi mano, cerrando el puño con fuerza, apretándola hasta que casi se desintegra. Ojala pudiera hacer lo mismo con todo lo que te hará daño…

Me acuesto a tu lado hundiendo mi cara en tu pelo, deseando con todas mis fuerzas que el tiempo se detenga y esta noche no termine nuca. Soy un egoísta y necesito sentir el latido de tu corazón una vez más, quiero absorber tu dulce aroma y guardarlo dentro de mí, muy dentro, para cuando esté lejos y sienta que no puedo respirar. Para cuando caiga de rodillas gritando tu nombre y el recuerdo de tus besos sea lo único que me mantenga vivo.

Maldigo la tenue luz del amanecer que comienza a colarse por la ventana, obligo a mi piel a quedarse huérfana separándose del calor de tu cuerpo. Busco la arrugada hoja de papel en el suelo y estirándola trato de que sea legible de nuevo. La claridad del día me infunde el valor que necesito para saber que debo decirte adiós definitivamente, pero también me abre los ojos con la determinación de que jamás voy a dejar que leas ese maldito trozo de papel. No quiero que creas que mi amor ha sido una farsa. Ya te he mentido en demasiadas cosas,  hasta en mi verdadero nombre… pero en esto no puedo. Guardo la vieja nota en mi bolso y la sustituyo por una nueva en la que permito hablar libremente a mi corazón: 

“Que importancia tiene un nombre,

cuando es tan fuerte lo que siento,

cuando has acariciado mi alma,

y te he entregado mi aliento.

Me miraste con tus hermosos ojos

y susurraste en mi oído un ‘te quiero’,

encadenaste mi corazón

y colmaste todos mis sueños.

Olvídame pero no me olvides

y trata de seguir viviendo,

sin dudar nunca de cuanto te quiso,

la nueva estrella que brilla en el cielo.”

Doblo cuidadosamente el papel y lo dejo junto a ti, sobre la almohada, justo en el hueco que hace tan sólo unos instantes ocupaba mi cabeza. Aprieto fuertemente los puños mientras susurro:

–         Adiós amor mío, se fuerte.

Ni siquiera me molesto en ponerme algo de abrigo, ya no importa. Salgo a la calle y encamino mis pasos directamente hacia la playa. Levanto la vista y contengo la respiración. El amanecer se extiende lentamente vistiendo el horizonte de mágicos colores, iluminando el cielo nocturno con enormes pinceladas rosas. Es un espectáculo impresionante que jamás me cansaré de contemplar. Una punzada de anhelo atraviesa mi pecho al recordar la última vez que lo disfruté a tu lado. Por el rabillo del ojo veo como me sigue el coche negro que me vigila desde ayer. La arena está fría a estas horas y mis pies descalzos avanzan con dificultad hasta llegar al agua. El olor a salitre del océano flota en la suave brisa. Desde mi bolsillo dejo caer el papel arrugado y observo como se difuminan las palabras desapareciendo para siempre. No me hace falta darme la vuelta para saber que se acercan. El primer rayo de sol acaricia mi rostro con su calidez.

Ni siquiera las gaviotas se inmutan ante el ligero ruido de sus armas. He quedado tumbado sobre la arena en una postura extraña, como si fuera una marioneta rota. Las olas lamen lentamente mis pies descalzos mientras un gélido manto me acoge en su regazo. Un fino hilo carmesí brota de mis labios casi inertes pero consiguen dibujar una tenue sonrisa al evocar tu rostro por última vez. Perdóname por no volver a estar a tu lado cuando despiertes. Una lágrima solitaria resbala por mi mejilla mientras la muerte roba poco a poco el brillo de mis ojos aún abiertos.