10- Homo sapiens. Por Argos

                   Enrique Seijas mira de nuevo su carta de despido y sigue andando sin rumbo fijo por calles y plazas, debe tres meses de hipoteca, acaba de pelearse con su novia Lucía y a sus treinta años vé su porvenir tan negro que solo encuentra refugio en el Café Santa Fé, observatorio ideal para las miserias de la vida humana, allí saca una pequeña libreta e improvisa unos versos, el paso de los años deja escarchas, en las fulguraciones latentes de un cristal, en la metáfora del río, que Herodoto, dejó sellado en nuestra propia identidad, el Café Santa Fé es un refugio de poetas y bohemios y locos de varia estirpe, obreros en paro, alguna que otra fulana, universitarios, mujeres maltratadas y mujeres que han labrado su propio porvenir con esfuerzo y sacrificio, desesperados de la vida, mea culpa, mea culpa, la vida es como un tango, una milonga, bailada al ritmo de conga twist o vals, la vida es la imagen del misterio, que marca nuestra eterna soledad, mea culpa, mea culpa, Enrique Seijas intentó suicidarse hace tres meses por una discusión son su novia cuando estaba de vacaciones en Cádiz, cogió su barca a motor e intentó la muerte por ahogamiento, aquí en el Café Santa Fé tiene Enrique sus mejores amigos, seres entrañables que aterrizan en la barra como aves rapaces y utilizan su verborrea para culpar al Gobierno de la crisis y de todos sus males, seres solitarios que juegan al parchís con la vida y meretrices que intentan llevar algo de felicidad a estos mismos seres tristes y desesperados, mea culpa, mea culpa, el melillense Mohamed vino a Madrid con la ilusión de triunfar como actor, pero lleva desarrollados varios oficios y aún no ha conseguido que nadie le ayude para actuar en el teatro, mea culpa, mea culpa, como la rama de los crisantemos que alguien dejó en una cama de hospital, aquello que somos y lo que fuimos, forma la estela del río y su caudal, mea culpa, mea culpa, Enrique Seijas recuerda cuando soñaba de pequeño con los Mares del Sur, quería ser marino y recorrer el planeta azul, ahora es un triste administrativo en paro, que no puede pagar la hipoteca, que ha roto de nuevo con su novia Lucía y que volverá a pasar la Navidad con sus ancianos padres, en la ciudad pequeña y atlántica, agobiada por la crisis y el paro, ya tiene el billete de Talgo para viajar a Cádiz, Enrique Seijas piensa que antes muerto que faltar a la final del  Teatro Falla en Carnaval, pero ahora no sabe que historia contar a sus padres, él que tanto hablaba de las maravillas de Madrid, del precioso piso que compartía con su novia Lucía, mea culpa, mea culpa, Enrique Seijas acaba de regresar de La Caridad en Asturias, donde ha ganado un certamen de relatos navideños y cuenta a sus amigos del Café Santa Fé las maravillas de los Lagos de Covadonga y la belleza del paisaje asturiano, mea culpa, mea culpa,algo que gira en ecos supitaños, ejes binarios de una representación, una comedia ó un drama, que los años, marcan su huella al ritmo de la edad, mea culpa, mea culpa, Enrique Seijas piensa que la felicidad es una entelequia, una vieja ramera, mea culpa, mea culpa, como viejos actores secundarios, lanzamos proyectiles incendiarios, siguiendo los senderos del amor, tras navegar por negros estuarios, sentimos la angustia en nuestros labios y perdemos la guía y el timón, mea culpa, mea culpa, Enrique Seijas, como Franz Kafka en Praga, lleva muchos años escribiendo un libro donde intenta explicar el Universo, mea culpa, mea culpa, la vida es una esfigie de moneda, refugio de un grabado occipital, la vida es un bravo torbellino, marcado por la triste enfermedad, en el Café Santa Fé, las conversaciones de los tertulianos invariablemente terminan hablando de mujeres, del Gobierno, de la crisis, de los políticos o del fútbol, el opio de las masas, Bartolomé García es un ludópata redomado que juega en todas las peñas quinielísticas de su barrio y nunca le ha tocado un duro, mientras que Concha su mujer fuma sin parar, según Enrique Seijas, Enrique Seijas duda mucho de la triste condición humana y muchas veces se pregunta sobre el silencio de Dios ante las atrocidades de los humanos, hace poco ha estado en Alcalá de Henares visitando la casa de Cervantes y después ha recorrido la Ruta del Quijote, intentando encontrar en la infinitud de los campos manchegos y en la filosofía cervantina algún consuelo a su  malhadada existencia, mea culpa, mea culpa anticorrupción investiga a quienes vendieron en España fondos Madoff, dice el diario El Mundo, el Rey Juan Carlos I, llama a los ciudadanos a tirar todos del carro para superar la crisis económica, en un emotivo mensaje navideño, la vida es el viejo calendario, donde el hombre ya encuentra sucesión, meandro de un extraño abecedario, la proa y el dintel de un galeón, Enrique Seijas cuenta a sus amigos del Café Santa Fé su viaje a Praga siguiendo los pasos de su admirado Franz Kafka, un hombre que amaba los deportes, que iba a nadar a la Escuela Civil de natación del río Moldava y remaba en su propia barca llamada Bebedor de Almas. El incipiente escritor que moriría de tuberculosis, pasaba largos veranos en sanatorios naturistas, en balnearios y le gustaba visitar ciudades como Berlín, Viena ó Munich. Franz Kafka era un hombre enamoradizo que buscaba el placer a cualquier precio y aislarse de la triste realidad, de la misma manera que hace Enrique Seijas en el Café Santa Fé, mea culpa, mea culpa, los créditos a las familias se desploman en el tercer trimestre, lee Enrique Seijas en el diario El País, los periódicos son el pasto espiritual de los parados, están hechos para suavizar la cruda realidad, hasta los puticlubs están en crisis dice Juamma el pintor, el futuro será lo que nosotros queramos profetiza Bartolomé García, conserje jubilado del Museo de Historia de Madrid, mientras que su mujer Concha dice que el mundo es un asco y que todo está podrido, lo puedo decir más alto, pero no más claro, replica su marido, el Banco me ha estafado 30.000 euros en mi plan de pensiones, que si las inversiones en Bolsa, que si la crisis, ¿ donde está el dinero del Gobierno señores banqueros? ¿ porqué no llegan los créditos a las familias?, mea culpa, mea culpa, el paso de los años deja huellas, fulguraciones talladas en un metal, planos y líneas de lejana estrella, perdida en el espacio sideral, mea culpa, mea culpa, a Enrique Seijas no le llega el sueldo de administrativo y no puede casarse con su novia Lucía, por culpa de una bronca con ella, intentó suicidarse cuando veraneaban en Cádiz, intentó suicidarse a mar abierto, atándose una piedra a la cintura, mientras su novia dormía, cuando estaba en el fondo del mar se dio cuenta de que podía respirar como los peces, como si sus pulmones se hubieran convertido en branquias, su propia novia, experta buceadora lo salvó de morir ahogado y el propio Enrique Seijas escribió un relato al que tituló La Sirena contando su  propia experiencia, mea culpa, mea culpa, a veces se rompen las cuadernas, gime la quilla y azota el temporal y nuestro pobre barco, de puntillas, rompe el codaste y se hunde en lodazal, mea culpa, mea culpa, en el Café Santa Fé se refugia la gente ahogada por la crisis, gente buena y corriente, que intenta ser feliz y no joder a su prójimo, a veces suena la música de Los Chungitos y la gente se siente identificada con su ritmo y sus letras que hablan de amor y pasión, Enrique Seijas piensa que hoy solo viven bien los políticos, los golfos y los ladrones, gente que ocupan altos cargos administrativos, que conducen Mercedes o BMV, se gastan mil euros en un par de zapatos, trafican con drogas ó mujeres y no les importa la miseria de su prójimo, la gente del Café Santa Fé es gente humilde que no llega a fin de mes, Juamma el pintor, que estuvo veinte años casado con una alemana que le llamaba todos los días hijo de puta, hasta que se hartó y la cambió por una brasileña que le baila la samba y quiere hacer el amor todos los días, Juamma tiene una hija pequeña, está en el paro y quiere emigrar a Londres, no hay felicidad perfecta, la brasileña se llama Sonia Regina y le dá amor, cariño y respeto, mea culpa, mea culpa, con el rumbo al poniente y la galerna, alzada con fulgor de tempestad, todos sabemos que al nacer morimos, solos, desnudos, de forma impersonal, mea culpa, mea culpa, Enrique Seijas quiere comprender el mundo, se pregunta porqué la riqueza está tan mal repartida, porqué los niños mueren de hambre en cualquier parte del mundo, porqué hay ricos que viven en palacios y pobres que viven en chabolas, porque nuestro destino lo rige la casualidad, porqué a unos le toca la Loteria y a otros no, porqué hay seres que mueren jóvenes y otros ancianos, Enrique Seijas no comprende porqué Dios permite las guerras, ni los terremotos, ni los tsunamis, ni las injusticias, mea culpa, mea culpa y alzamos nuestros rostros y gritamos, buscando el amor y la verdad, mientras sentimos la fé de los abismos y espacios de una cruda realidad, mea culpa, mea culpa, enfrente del Café Santa Fé hay una clínica privada y allí trabaja la novia de Enrique, Lucía, a veces, cuando están enfadados él la vé salir con su uniforme de enfermera y saca su pequeña libreta y le escribe poemas de amor, momentos de ternura, estoy contigo, abrazado al dintel de tu ventana, de la luz de tus ojos soy testigo, cuando brilla silente la mañana, mea culpa, mea culpa, Laura Zuñiga Huizar, elegida Miss del Estado mexicano de Sinaloa es detenida por la policía mexicana como narcotraficante y se encuentra en su piso gran número de armas de fuego, Enrique Seijas piensa que hay gente que por dinero ó ambición puede ver truncado su destino, como su amigo Rodrigo Escalera que está en la cárcel por robar una moto Harley de alta cilindrada, Enrique Seijas piensa que dentro de tres días irá a la estación de Atocha y montará en el tren Talgo que le llevará a Cádiz donde recorrerá los lugares de su infancia, el barrio de la Viña, que tantas veces visitó durante el Carnaval, la playa de la Victoria, la Caleta, el Estadio Ramón de Carranza, Enrique Seijas de niño, desde su casa en Puerta Tierra soñaba con ser marino, pronto saludará a sus viejos amigos, Pepe Canales que se gana la vida como cantaor flamenco, Paco Jurado que desde que estuvo en la mili no se quita el vicio del tabaco y la bebida y tantos otros, que como él, vieron morir sus sueños infantiles y vagan de un lugar para otro, sin rumbo fijo, con la misma angustia que sintió Jesús en el huerto de Getsemaní, con un destino incierto, deseando que esta crisis acabe de una vez, que Barack Obama ayude a salvar el mundo, que el cambio climático no nos lleve a todos por delante, que un Presidente americano como Bush no nos amargue de nuevo la vida con sus guerras y sus armas de destrucción masiva, que los niños no mueran de hambre, que se descubra una vacuna contra el sida y el cáncer, que no haya tantas mujeres maltratadas, que los vecinos nos dén los buenos días, que haya trabajo para todos, que los tertulianos del Café Santa Fé no seamos escombros de una cultura muerta, parias de una sociedad que aisla a los pobres en ghetos inmundos, sino seres humanos capaces de encontrar la paz, el amor y la felicidad…

16 comentarios

  1. Señor Musame, ¿dónde ha visto usted en este relato el monólogo interior?
    El relato está contado desde un narrador omnisciente,lo sabe todo sobre el personaje, pero él narrador no es el personaje, nada de monologo interior.

    A mi me parece el relato demasiado denso, sin puntos y aparte, sin dialogos, podia estar mejor construido.
    Saludos de Maria

  2. Señora María, a veces la precipitación y el entusiasmo por lo que acabamos de leer nos hace caer en estos errores. Lleva usted toa la razón del mundo.

    Dicho esto, la técnica es muy similar a la del monólogo interior.

  3. Siempre es de agradecer cualquier intento de rompar con los moldes. Mucha suerte.

  4. Usted es una persona muy inteligente!

  5. La verdad que es un excelente articulo!

  6. Se habla de monólogo, se menciona la palabra artículo, ¿qué es en realidad el trabajo de Argos? porque la ortografía sería lo de menos, ¿no lo creen así mis eruditos lectores?
    Felicidades Argos, a mí me gustó.

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