187-En tu mirada. Por Lina_Marie
Siempre en tu mirada me detengo al pasar. Siempre tus ojos verdes observo cuando me consideras ausente. He aprendido a ver en ellos tantas cosas que de repente me echaría a temblar.
Siempre en tu mirada me detengo al pasar. Siempre tus ojos verdes observo cuando me consideras ausente. He aprendido a ver en ellos tantas cosas que de repente me echaría a temblar.
Sí, no puedo evitarlo, me remuerde la conciencia cada vez que pienso en ir a ver a mi abuela. Llevo años haciendo lo mismo y todavía no he conseguido blindarme a los remordimientos que me provoca la poca frecuencia de mis visitas.
Tengo pis. No tengo ganas de hacer pis, pero tengo pis. Es decir, no tengo ganas de levantarme de la cama, con lo calentito que estoy aquí, para ir descalzo por el suelo frío del pasillo hasta el baño, y encender la luz blanca que me molesta en los ojos y bajarme los pantalones y soltar el chorro.
Dicen los más allegados que nació con un pan debajo del brazo. Y bien saben los médicos que es verdad. Que aquello se debió a un desvío intestinal porque la familia Salero “nunca fue muy de digestión”. En cualquier caso, un detalle insignificante en lo que supuso dar a luz una criatura de 80 años.
Mi destino está marcado por las esquinas. Recuerdo cuando me enamoré. Un viernes el reloj marcaba las 3 de la tarde, caminaba hacia el norte por la avenida 19 con 126, al voltear por la esquina de la 127 tropecé con una mujer de tez ligeramente acaramelada y sonrisa cautivadora.
Sonidos mudos de una tarde de otoño al abrigo de un hogar. Leña crepitante que ante sus ojos manifiesta el frenesí del tiempo que pasa y desaparece.