V Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen

24 marzo - 2008

57-La tapada.Por Aerosol

Comenzar un cuento con ¨ había una vez ¨ es egoísta,  ya que si había una vez, esa vez fue única en su ser de vez  y no podría haber otra vez, ya que sólo hubo una, pero si ¨Había una vez una niña muy bonita¨  no podrían haber niñas bonitas otras veces, sólo esa vez hubo una niña bonita, entonces si quisiera volver a escribir ¨Había una vez una niña bonita¨ ya no podría, con lo cual estoy obligado a comenzar diciendo que ¨Hay muchas veces, cuantas veces haya, mujeres feas¨.
Hay muchas veces, cuantas veces haya, mujeres feas.
De continuar la historia tendría que ponerle una capa roja para que ella, la niña bonita que sólo hubo una vez, la usara tanto, pero tanto, que todo el mundo la llamara Caperucita roja.  Pero, una capa hubo  esa vez donde una niña fue sólo bonita esa vez, y ahora, si vuelvo a escribir ¨Su madre le había hecho una capa roja¨, no podría porque sólo fue en ese  ¨Había una vez¨ y sólo una, donde una capa roja usó esa niña muy bonita.  Ahora podría pensar en otra cosa, ya que estoy por fuera de esa vez que fue única en su ser de vez y que no es lo mismo que ¨de vez en cuando¨  o  ¨ todas las veces¨   o   ¨había varias veces¨ entonces podría escribir:
Hay muchas veces, cuantas veces haya, mujeres feas.  Y en todas las veces que hubo, ya sea de vez en cuando, todas las veces o varias veces,  una madre de una mujer fea quiso taparla con una capa, para no verle la fealdad cada vez que la miraba, ni para que otros preguntaran de vez en cuando, todas las veces o varias veces, de quien es hija esa mujer tan fea.  Su madre la obligó tanto a usar esa capa que ella misma había tejido, que todo el mundo la llamaba La Tapada.
Un día, la madre le pidió que llevara unos pasteles a la abuela que vivía al otro lado del bosque, le recomendó que no se quitara la capa en ningún momento.
¡Hay muchas veces, cuantas veces haya, mujeres feas!
¡Hay mujeres veces, cuantas feas haya, mujeres veces! Caminaba y cantaba La Tapada
Hay muchas veces, cuantas veces haya, mujeres feas.  Y en todas las veces que hubo, ya sea de vez en cuando, todas las veces o varias veces,  una madre de una mujer fea  recomendaba  no quitarse la capa.
La mujer fea bajo la Capucha  saltaba cantando pasteles,  tenía el miedo en la capucha, entre la capucha y el pelo, entre la mirada y la voz de su madre, entre los ojos y la sombra.
La Tapada recogió la cesta con los pasteles cantados y se puso en camino.  La mujer fea tenía que atravesar el bosque para llegar a la casa de la abuela y eso aumentaba el miedo y el desconcierto, ya que la fealdad era mayor para su abuela, era una fealdad que decrecía con las generaciones, así como el miedo de La Tapada.
La Tapada le tenía miedo a la cara de su abuela, a las manos de su abuela, a los ojos de su abuela, a la boca de su abuela, a la nariz de su abuela, a la voz de su abuela, a la mirada de su abuela, a su abuela y a la hija de su abuela. Ese mismo miedo era el que le ponía todas las mañanas la capucha sobre la cabeza y se la quitaba de noche, cuando  la madre dormía.
La perra madre que me parió, repetía La Tapada sin voz.  Ojalá las dos perras se mueran, repetía La Tapada diariamente, sin voz y sin esperanza.
Tenía que atravesar el bosque para llegar  a la casa de su abuela  ¨La perra mayor¨ como la llamaba La Tapada, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con los amigos.
 

apenas hundo los pies en el pasto siento por debajo la tierra humedecerse de placer haciéndose agua con el roce de mi cuerpo que  no entrego a la tierra que desea  y  respira y se moja por debajo de las pisadas    por debajo del verde     por debajo del calor   camino y veo el sudor de la tierra transformado en un rojo líquido que se desparrama organizado bajo el cuerpo de mi abuela   de mi perra abuela y de mi madre    de mi perra madre que parió mi perra abuela   apenas perras   ahora las veo muertas sobre la humedad de la nada que las rechaza   y camino por el bosque, esquivando árboles que se van hundiendo en el pasto  por arriba de la tierra que se humedece de placer con el crecer de los árboles   esta tierra que desea árboles y que transpira y se moja por debajo de las raíces y entonces veo a mi madre sonriendo detrás del tenedor que sostiene un pedazo de carne esperando hambrienta de satisfacción que yo lo rechace   que no lo quiera o lo escupa   que de vuelta la cara   o la ignore    pero lo como y lo como con placer  haciendo ruidos de placer lo como y la miro a los ojos como queriéndola  como dándole las gracias por ser tan amable  y entonces empiezo a chupar el tenedor    a lamer el hierro frío de su mano   los dedos tibios de odio y la muerdocomunaperra y grita y llora y memaldice y meodia y laodio y nosodiamos  y espero que  alguien me ayude  que  esas dos perras  no ladren  que esas dos perras no coman  que esas dos perras no caminen   que esas dos perras laman la muerte   y entonces camino y camino y camino y camino por el bosque    sola a la espera de mis amigos los pájaroardillas que no están ni me esperan y camino por la oscuridad del bosque que brota del pasto como niebla    que humedece lo frío    que enfría lo húmedo  y el bosque va atravesando de a poco mi cuerpo    mi vida    mi caminar    mis pensamientos       veo un lobo   un enorme  lobo     y las palabras caen sobre las hojas secas  que  transpiran oscuridad y caen       adonde vas hermosa     y se arrastran como una víbora que hace crujir las hojas    adonde vas hermosa    y parecen lágrimas que se estrellan contra un vidrio sucio   adonde vas hermosa      y tiene el tono de las voces encerradas detrás de los ojos   adonde vas hermosa      escupo  a casa de mi abuela    lloro   a casa de mi abuela    se me cae     a casa de mi abuela     le digo     a casa de mi abuela    busco ayuda   a casa de mi abuela    trato de decirle que es una perra     a casa de mi abuela    que es la perra  mayor    a casa de mi abuela  que está bien si se la come    a casa de mi abuela     que se coma también a mi madre  a casa de mi abuela       le veo los ojos quietos por unos segundos  como si pensara algo  como si aullara   en silencio detrás de la piel negra suciagris de tierra  semimate oscura   apenas erizada   y   no está lejos  se oyó pensar   no  está lejos    se pensó decir    no está lejos     me expliqué la media vuelta del lobo que desapareció
La Tapada apoyó la cesta sobre el pasto y se entretuvo juntando nadas.
El lobo llegó a la casa de la perra mayor y esperó  que saliera, recostado en el pasto esperó y esperó.   La perra madre ladró a la puerta, quería confirmar que La Tapada cumpliera con la orden,  y la perra mayor  abrió,  el lobo saltó de un sólo golpe, de un sólo susto.  Las perras se abrazaron recostadas sobre el pasto y el lobo se abalanzó primero sobre la perra mayor.
Tenso sobre el pecho de la vieja perra con sus patas delanteras apoyadas en los hombros  y sus patas traseras en la pelvis, salivando ganas de morderla, erizándose con los gritos perros entrecortados por el miedo,  fijaba sus ojos rojos de satisfacción sobre el miedo de la perra mayor, sobre el olor a perra mojada y le clavó los dientes en el cuello tironeando hacia atrás y hacia los costados pedazos tiernos de carne, chupando de a sorbos la sangre tibia que le ayudaba a masticar, a calmar la sed, la ira, la sensación de vacío en el lugar del estómago, y luego la cara, la cara flaca, la cara de piel, la cara de hueso, y los tirones, los tirones que le arrancaban la piel de los huesos y dejaban los gritos rojos, sangrando, expuestos al dolor del sol.
Cambió de un salto de perra.
Y se paró sobre la espalda que se arrastraba en el pasto queriendo huir, mojando el pasto con lágrimas de perra, temblando con el miedo en los ojos, mientras las pezuñas del lobo le abrían el vestido que se iba enroscando con los temblores y el miedo y se enrollaba sucio y rojo sobre el pasto hasta abandonar a la perra desnuda que se deslizaba con un lobo encima,  aferrado a su espalda,  mordiéndole el cuello y tironeando hacia los costados, salpicando de rojo el verde del pasto, de terror los gestos de la perra que se desangraba sobre lo verde, debajo de un lobo que le mordía los gritos.
La Tapada llegó y vio los cuerpos distanciados sobre el pasto, se arrodilló al lado del lobo, que todavía estaba agitado y con los ojos agrios.  Lo acarició una y otra vez  qué ojos grandes tenés  lo acariciaba a contrapelo erizándolo,  qué ojos grandes tenés  lo acariciaba peinándolo   qué ojos grandes tenés  lo acariciaba mirando a la perra mayor  enrojecida sobre el pasto   qué orejas grandes tenés   lo acariciaba mirando a la perra mayor enrojecida sobre el pasto   qué orejas grandes tenés   lo acariciaba mirando a la perra madre semidesnuda   qué orejas grandes tenés  lo acariciaba a contrapelo mirando a la perra madre arrastrada hasta la muerte  son para verte mejor  acariciaba al lobo y sonreía  son para verte mejor   lo acariciaba mientras miraba a las perras quietas, aplastadas por el aire de la tarde  son para comerte mejor  acariciaba al lobo pasándose la lengua por el borde del hambre  son para comerte mejor  se acariciaba el hambre por el borde de la lengua  son para comerte mejor  se acariciaba el borde por la lengua del hambre  qué dientes grandes tenés  acariciaba al lobo y reía mostrando los dientes al recuerdo de las perras  qué dientes grandes tenés  acariciaba  al lobo  mostrando los dientes a la tarde.
Destapada se puso a caminar  se puso a irse  se puso a vociferar  se puso  a alejarse  se puso a reír  se puso a llover  se puso el sol.

56- El novio enquistado de mi tía. Por J. L. Hawkins
58- La campana muda. Por Avalancha


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Participantes

bobdylan:

Como experimento se agradece el esfuerzo, pero el galimatías que formas es mayúsculo y el resultado me temo que no es precisamente brillante. La primera parte quizá me gusta menos, es como un trabalenguas o una disquisición farragosa; a la segunda aún podría encontrársele más mérito por cuanto supone la recreación de un clásico de la literatura sobre el que se ha escrito tanto que resulta casi imposible ser original, y cuando menos, ya te digo que originalidad no le falta a tu relato.

Te deseo suerte en el certamen.


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