Julia se quedó hasta muy tarde en el trabajo. Tenía que acabar un informe muy importante para su jefe. A ella no le importaba quedarse, porqué sabía que Don Rodrigo que así se llamaba su jefe le otorgaba toda su confianza y no le podía fallar. Eran las doce de la noche cuando por fin dio por acabado el informe.
Contenta por el deber cumplido se fue muy tranquila a su casa. Cuando llegó no tuvo ánimos ni para cambiarse, se estiró en la cama y se quedó profundamente dormida.
Al día siguiente nada más llegar al trabajo, lo primero que hizo fue ir a ver a su jefe. Este rápidamente le pidió el informe.
-Si señor, ahora mismo se lo traigo.
Julia fue a su despacho toda confiada y se acercó a la carpeta donde el día anterior lo había puesto; pero cual sería su sorpresa cuando vio que no estaba. Lo buscó encima de la mesa, en los cajones, en las otras mesas; pero ni rastro. ¡No podía ser!, ella lo había dejado allí. Mientras, el jefe se impacientaba:
-¡Señorita Julia, es para hoy! ¿Qué pasa que no viene?.
-Ya voy señor.. dijo con voz temblorosa
Miró en el ordenador por si podía hacer una copia de última hora; pero también había desaparecido. No sabía que hacer, el informe no aparecía y ella tenía que dar la cara. Cansada de buscar, decidió explicarle todo a su superior.
Señor… lo siento; pero no encuentro el informe
¿Cómo que no lo encuentra?
Le prometo que anoche lo acabé y lo dejé dentro de mi carpeta de documentos y ahora no está.
¡Pero señorita! ¿Me está diciendo que nos han robado?
La cara de don Rodrigo era la de otra persona, aquella que Julia había conocido, comprensiva y dispuesta a escuchar a todos sus empleados ya no parecía estar tan dispuesta.
No se, pero yo le aseguro que lo hice.
¡Muy bien, pues ahora lo repite, le doy dos horas!
No podré acabarlo señor, es imposible.
¡Usted misma, sino lo acaba queda despedida!
No lo podía creer, le iba a despedir sin tener ella la culpa. Se quedó muda, no le salían las palabras, el rictus de la cara le cambió por completo, una expresión de gran tristeza inundó todo su ser. ¿Dónde estaba la confianza que ella creía le tenía?. Todo había sido una mentira par explotarla. A él no le importaba nada, sólo su maldito informe. Con la cabeza baja se retiró a su despacho y comenzó a redactar nuevamente el informe.
En otro despacho Ricardo, uno de aquellos empleados pelotas por naturaleza, había escuchado la discusión y se frotaba las manos de alegría. Por fin iban a despedir a la intocable doña perfecta. Él había estado elaborando otro informe, que de bien seguro le gustaría mucho más a su jefe y como a Julia no le daría tiempo de acabar el suyo, se lo presentaría y quedaría como un buenísimo empleado. Ricardo empezó a recordar cuando llegó Julia al trabajo. Desde el primer momento se dio cuenta que era una caza fortunas, venía de lista pero en realidad lo que quería era pasar por encima de los demás, costara lo que costara. Él siempre había sido el hombre de confianza de don Rodrigo y desde que llegó ella le había quitado el puesto; pero eso se iba a acabar. Con estos pensamientos una sonrisa maléfica se dibujó en su cara.
En el otro despacho Julia se empezaba a marear, se sentía mal, muy mal. En ese momento entró Laura, que al verla con aquella cara no pudo por menos que decirle:
-¿Qué te pasa? Tienes mala cara
Laura era la mejor amiga de Julia, la quería mucho. siempre estaba pendiente de ella y la increpaba cada vez que se quedaba hasta tan tarde trabajando, no lo podía entender, nadie se lo recompensaría.
Julia la miró con cara de cordero degollado, con los ojos llorosos y le contó lo que le había pasado.
-Ahora me despedirá porqué es imposible finalizar un informe en dos horas.
-¿Y, lo has buscado bien, seguro?
Y tan seguro, lo he buscado por todas partes y además yo estoy convencida que lo puse dentro de la carpeta.
Pues, lo habrán robado.
Ya, pero, ¡para qué?
Para hacerte daño. Sabe que ese informe es importantísimo y lo puede utilizar en contra tuya. Mira ya se que haremos. Tú trabaja en el nuevo informe y yo buscaré por todas partes. ¡Ah! Por cierto ¿has buscado en el ordenador?
Claro, si estuviera en el ordenador ¿tú crees que estaría así?. Quien sea lo ha borrado y no se puede recuperar.
Casi no merece la pena buscarlo. Lo que haré es traer a un buen amigo mío que es detective para que mire si hay otras huellas que no sean las tuyas. No te preocupes todo se arreglará.
Ya, pero el tiempo apremia.
Laura salió del despacho en busca de su amigo el detective. En media hora ya estaba de vuelta. Daniel que así se llamaba el amigo de Laura tomó huellas de la pantalla del ordenador y de la capeta; pero la búsqueda fue infructuosa, el tipo era muy listo y había trabajado con guantes y solamente se encontraban las huellas de Julia. El detective le preguntó a Julia:
¿Usted tiene enemigos aquí?
Hombre, tanto como enemigos, digamos gente a los cuales les caigo mal, ya que es imposible caer bien a todo el mundo.
Bien, dígame los nombres.
Casi todos son hombres. Está Ricardo el del despacho de al lado. Es muy pelota y le caigo mal desde el principio; pero no le creo capaz de hacerme esto. Después está Carlos que está en el despacho del otro piso, que no se en realidad por qué le caigo mal; pero es así. ¡Ah! Y León, que es un chico joven, muy poco humilde. Entró con muchos humos y no se deja aconsejar por nadie. De todas maneras no me puedo creer que hicieran algo así.
Señorita, se sorprendería de las cosas que puede hacer la gente por envidia. Mire haremos una cosa, usted siga trabajando que yo echaré un vistazo a esos tres tipos a ver si sacamos el agua clara.
Daniel se fue con Laura y esta le enseñó donde trabajaban cada uno de los compañeros de Laura. Por el camino le comentó:
-Estoy seguro que al cabo de dos horas alguno le presentará al tu jefe un informe. Cuando lo hagan saldremos de dudas.
¿Tú crees?
Si son tan envidiosos no tendrán tan claro que Julia no acabe el informe y alguno le presentará el suyo.
Primero fueron a ver a Ricardo. Laura le presentó a Daniel como un nuevo compañero.
Cuando entraron notaron como Ricardo guardaba algo en los cajones de la mesa. Daniel advirtió rápidamente que el tipo tenía muchas cosas que ocultar. Después subieron al despacho de Carlos. Éste se mostró muy amable con el nuevo compañero, demasiado y todo. Daniel observó su despacho y percibió algo extraño encima de la mesa. Era una caja de guantes. Al hacerle la observación Carlos respondió:
-¡Ah los guantes! Es que realizo experimentos, soy muy aficionado a la ciencia y me los he dejado aquí
Esto le extrañó muchísimo. Más tarde fueron al despacho de León. Éste al igual que Ricardo se mostró antipático y receloso. El tiempo que estuvieron con él se lo pasó echándose flores a si mismo.
Daniel le dijo a Laura que esperarían. Ella no sabía bien a lo que se refería; pero como él era el experto le hizo caso.
Cuando ya estaban a punto de cumplirse las dos horas del ultimátum, por supuesto Julia no había acabado el informe; pero el detective la animó a presentarlo y sobre todo que pusiera cara de satisfacción como si en realidad lo hubiera acabado.
A las dos horas en punto Julia se presentó en el despacho de Don Rodrigo; pero como ya le había dicho Daniel se encontró con la sorpresa de que no estaba sólo. Ricardo y Carlos se encontraban con él con dos carpetas en las manos.
Señorita Julia como ve tengo unos empleados muy eficientes, los dos me han traído los informes que le pedí a usted.
Bueno Don Rodrigo yo también le he traído el mío.
En ese momento Carlos con lacar desencajada y la expresión incrédula le dijo.
Tú, ¿cómo has podido acabarlo es imposible?
Pues si, ya ves, con tú ayuda no claro, más bien con tu zancadilla. Veo que no tienes los guantes puestos, a ti que tanto te gustan para hacer experimentos y para robar el trabajo de las compañeras.
¿No se que quieres decir? No tienes pruebas.
Si y tanto que si. ¿Sabes lo que dice el informe?
Claro que si lo se.
¿Seguro?. Yo te puedo decir lo que dice con pelos y señales.
Julia recitó uno por uno todos los puntos del informe.
Que se lo enseñe don Rodrigo, que se lo enseñe, si tan seguro está.
Don Rodrigo le cogió de malos modos la carpeta y comprobó que efectivamente ahí estaba el informe de Julia.
-¿Qué significa esto Carlos?
Carlos con la cabeza agachada como una tortuga dentro de su concha y la cara avergonzada calló.
-¿ No tiene nada que decir?
Carlos lo miró y le dijo:
Ella no se lo merece
Yo decidiré si se lo merece o no. ¡Queda usted despedido!. No quiero en mi trabajo ladrones y malos compañeros. Y en cuanto a usted Ricardo, tampoco ha actuado muy bien, ha esperado agazapado su primera oportunidad para pisar a su compañera, también queda usted despedido.
Don Rodrigo con los ojos brillantes miró a Julia y le dijo:
-Perdóneme señorita Julia, no volveré a desconfiar de usted y para que vea que lo digo de todo corazón le voy a subir el sueldo y queda nombrada directora adjunta.
-Señor, no necesito que me recompense por mi trabajo; pero se lo agradezco.
Insisto.
Bien señor, acepto.
Julia se retiró a su despacho y se abrazó a Daniel y Laura, gracias a ellos consiguió que no la despidieran y se dio cuenta claramente donde estaban los verdaderos amigos. También le hizo más caso a su amiga Laura y procuró no quedarse hasta tan tarde en el trabajo y vivir más.
Una historia curiosa que me ha gustado. El final, la verdad, me ha aliviado porque resultaba angustioso pensar en la consecuencias terribles de una mala acción sin que Julia pueda hacer nada. Pero no digo nada más para que a los que lo lean no les quite la intriga
A mi el final en cambio me ha decepcionado un poco. Quizá esperaba algo menos obvio.
En todo caso la historia me ha resultado amena y el relato en general está aceptablemente escrito.
Suerte de cara a la final.
Bonita historia para un corto cinematográfico, aunque creo que rezuma un poco de moralina. La virtud recompensada. La realidad, desgraciadamente, suele tomar otros derroteros. Una cosa resulta chocante: muchos votos y pocos comentarios. ¿Se lo habrán leído todos los que han votado? Sea como sea, suerte en el Certamen y gracias por tu relato.
Os agradezco a todos vuestros comentarios. Es verdad que muchas veces la vida no es así; pero a una le gustaría que lo fuera.
Norma, supongo que se lo habrán leido, lo que pasa es que no tendrán nada que decir. En todo caso agradezco a todos sus votos
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