V Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen

12 abril - 2008

163- Un día de pesca. Por Serencita

Había una vez un niño llamado Álvaro. Era ciego, y en su colegio todos lo conocían. Lo ayudaban a bajar las escaleras ya que no había ascensor y los niños siempre corrían por la escuela. Era muy agradable y, en ciertos momentos, tuvo que soportar críticas y burlas de algunos compañeros. Sin embargo, nunca tuvo complejos, y se sabía defender como ninguno. Uno de sus amigos, Juan, era muy competitivo, y aun sabiendo que él tenía ciertas dificultades para algunos juegos, le solía reprochar sus múltiples victorias.

            A Álvaro le gustaba mucho la pesca, su padre le enseñó cuando a penas tenía 6 años. Solía ir con él al embarcadero que estaba cerca de su casa.

            Álvaro estaba cansado de que Juan se burlara de él en los juegos, y un día le propuso ir a pescar. Era bueno pescando, pero Juan no lo sabía, así que iba más que convencido que pescaría más peces que su amigo. Álvaro fingía que no pescaba nada y dejó pasar unos cuantos peces. Juan pescó el primero. Al rato, Álvaro pensó que ya era momento de empezar y sacaba uno tras otro. Juan se estaba poniendo muy nervioso, e incluso se enfadó. Entonces le dijo:

         ¿Cómo es que tú, si no ves cuando pican, has pescado muchos peces y yo sólo uno?

         Juan, tú pescas por competir conmigo y sólo piensas en ser más rápido que yo, y en el momento que la caña se mueve ya tiras. Yo no, yo lo hago porque me gusta pescar. Yo siento el mar, y siento los peces. No necesito tener dos ojos para saber cuando debo sacarlo.

Juan estaba decepcionado consigo mismo y bastante triste. Álvaro, al verlo, le dijo:

No importa cuantos peces cojas, o cuantos goles metas. No importa quien gane o quien pierda. Lo importante es saber ganar, y saber perder, y divertirse mientras juegas.

Al día siguiente, estaban en clase, y Juan se acercó a Álvaro y le pidió perdón por todas las veces que le había chinchado por haber ganado un juego, o haber conseguido mejores resultados en una actividad. Álvaro aceptó sus disculpas y desde entonces no volvió a hacerlo. A fin de cuentas, era su mejor amigo.

162-La cadena del perro. por Chancay
164-Billete al olvido.Por Suleimán


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Participantes

Gabriel:

El cuento es bonito; pero debo señalar un pequeño error, casi al final dices: «Álvaro, al verlo…»
Pues queda claro que si Álvaro es ciego, no podrá verlo. Seguro que se te ha pasado, nos pasa a todos.
Saludos.


Laura:

En esa expresión no me refería a verlo literalmente, si no que Álvaro notaba o sentía que su amigo estaba triste, era más bien una frase hecha. De todos modos, gracias por leer mi historia.
Besos.


Norma Jean:

He de reconocer que no me gustan las historias de este tipo pero, al mismo tiempo, siento una enviada sana por todos aquellos autores que son capaces de lanzarse al vacío con sus ideas, sus palabras, su relatos…. me parece maravilloso. Muchísima suerte en el certamen.


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