Al doblar la esquina dejé atrás, entre el semáforo y el quiosco de cupones, un tenderete atendido por una muchacha morena y de pelo rizado, que bostezaba sentada sobre un escabel ajena al espectáculo que yo le brindaba, que vendía en espuertas de plástico negro aceitunas aliñadas de la reina, gordales, manzanillas y zorzaleñas, con o sin hueso, algunas rellenas de pimiento morrón o de anchoas, y también altramuces en salmuera y hielo, y que se arropaba con la música imprecisa de un transistor muy antiguo y con un perrillo de ojos saltones e intensos tumbado entre sus piernas, al que le adornaba el cuello un pañuelo rojo rematado por varios cascabeles mudos, y el puente de San Bernardo. (más…)
Klaus Jorguensen se había vuelto invisible. Llegó a esa conclusión en la abarrotada Sala de Conferencias. Todo había empezado el día anterior con una llamada telefónica. (más…)
…otro cambio de hogar, nuevas miradas, nuevos horizontes, nuevos amigos. (más…)
Relato DESCALIFICADO para el premio del público.
Llevaban meses planeándolo, pero conforme se acercaba el día, los nervios se hacían más patentes. Lucas entró en la habitación y descubrió a Más sentada de espaldas a él, con la mirada perdida en el paisaje urbano que se extendía al otro lado de la ventana, abrazándose las rodillas. (más…)
Desde el sillón frailero, desplomado y alicaído, sobre la acariciada mesa, el noble caballero castellano depositaba sueños y pareceres sobre el blando papel. La pluma, lírica y fúnebre, derrama lágrimas de tinta negra, emborronando de vez en cuando el blanco lecho. Palabras como tumbas. Frases como cementerios. Hileras de poderoso luto, lloradas y sentidas. (más…)