Carlos Garrido Rubio, ganador del premio especial del público 2007
Con el seudónimo Agente 007 y el relato » Tarde de desamor» Carlos Garrido se ha alzado tras una reñida votación con el premio que conceden los lectores de esta web.
Ahora tenemos ocasión de conocer mejor a este especial «agente secreto» que recojerá su premio en Murcia. ¡Enhorabuena!
Vi la luz un caluroso día de agosto en Madrid, en aquellos años en los que aún la ciudad se vestía de blanco y negro y los tranvías habían comenzado su viaje sin retorno a las cocheras del olvido.
Desde muy pequeño me aficioné a la lectura, así que empecé devorando los sucesivos tomos de la enciclopedia Álvarez, con sus dibujos de niños relamidos, en un colegio de barrio y descubrí rápidamente todo el mundo que estaba encerrado en las viñetas de los tebeos, desde donde Carpanta, Zipi y Zape, Rompetechos y los siempre sorprendentes Mortadelo y Filemón compartían conmigo mis meriendas de pan y chocolate.
Combinaba este voraz apetito por los libros con tardes interminables de cine en sesión doble en donde nunca faltaba una de romanos o una del oeste que miraba de reojo si, por casualidad, estaba ocupado en otras lides en la fila de los mancos, al abrigo de la linterna del acomodador.
Incorporado al trabajo desde muy joven, desarrollé actividades tan diversas como maquetista, calcador, delineante, radiólogo industrial y programador de ordenadores, aunque debo confesar que en todas ellas siempre me sentí aprendiz. Ahora he alcanzado mi nivel de incompetencia absoluto y paso mis días con la yugular ceñida por insulsas corbatas a rayas, redactando informes que supongo que alguien leerá.
Y como quiera que ya he plantado un árbol y he tenido un hijo, pensé que lo que me faltaba era escribir un libro (lo de montar en globo y lo otro no me seduce, la verdad) En ello estoy, buscando incautos que me quieran leer, amigos de las palabras que no comprenden, enamorados de los textos que nunca escribirían y amantes, como yo, de las historias que están por contar.
Gracias a todos por vuestra paciencia.»