Tengo
las manos sudando. El momento se acerca. Están terminando de dar los
premios a los participantes del certamen de poesía y, si se cumple
el programa, el próximo en subir al estrado seré yo.
Ahí está mi nombre. En boca
de la presentadora del evento. Tengo que recorrer toda la sala
puesto que la mesa en donde estoy sentado está en el extremo opuesto
al pequeño escenario en donde se realiza la ceremonia. Probablemente
todas las miradas estén centradas en mí, pero yo sólo me fijo en el
camino hacia la plataforma. No quiero tropezar. Paso por delante de
los fotógrafos oficiales del evento
y les sonrío, apuntando con los dos pulgares al cielo. Ha sido un
movimiento inconsciente.
Recojo el
premio. Me acerco al micrófono. ¡Dios! ¡Qué nervios! Los siento
cuando, al comenzar a hablar, escucho mi propia voz ligeramente
quebrada. Tranquilo. No pasa nada. Maneja la situación. Son todo
tuyos. Tu eres el que está sobre el estrado. Has ganado. Premio a la
mejor campaña de marketing. Lo que sea, pero has ganado. A por
ellos.
'Quiero, en primer lugar, agradecer a todos aquellos
que han dedicado su tiempo a leer mi relato y a todas las personas
que me han enviado mensajes de apoyo y comentarios positivos sobre
el mismo. Y quiero, especialmente, dar las gracias a todos los que
me han votado, incluso a los que lo han hecho después de haber leído
la historia. Esos sí que son verdaderos amigos'.
Bien, va bien, Hay risas en la sala y algún conato de
aplausos. Has empezado a romper el hielo. Ahora es cuando tienes que
dar los mejores capotazos. La suerte está echada.
'Y ahora voy a confesaros un pequeño secreto. Cuando
me presenté al certamen no lo hice con la intención de escribir una
historia para compartirla con el resto. Lo que realmente me motivó
fue el hecho de saber que la presidenta del jurado sería Carmen
Posadas. Desde ese momento no he podido quitarme la idea de la
cabeza de estar aquí, recibiendo un premio de sus manos, mientras me
planta un par de besos; uno por mejilla, como diría Sabina'.
Más risas y aplausos. Miro directamente a Carmen que
está en la mesa que tengo delante. Ha pasado de poner cara de
sorpresa a tener una sonrisa abierta. Le divierte la situación tanto
como a mí. Toca el golpe de efecto.
'Sea como sea, no te preocupes, Carmen. Otra vez
será'.
Y ahora sí. La sala estalla en una gran carcajada y
todos baten palmas. Vamos, vamos. Lo va a hacer. ¡Sí! Se ha
levantado de la mesa y se acerca al escenario sonriendo. Sube los
dos escalones y me besa. Casto beso en la mejilla. Objetivo
cumplido. Que no dejen de sonar los violines. Que se pare todo
ahora. No quiero que este momento se pierda.
'Por último quiero felicitar a todos los finalistas.
He disfrutado leyendo vuestros relatos. Pero permitidme un consejo:
señoritas, señoritos, para el próximo año id afilando vuestro
lápices e id aguzando vuestro ingenio, porque volveré a presentarme
y, os lo aseguro, no os lo pondré tan fácil. Muchas gracias y suerte
para todos'.
¡Ufffff!. Ya está. Están aplaudiendo de nuevo pero este
aplauso sí que forma parte del protocolo.
Tengo
mi trofeo. Y mi beso.
|