Con sentido Critico

 

Anestesia del alma

Inmaculada Sánchez Ramos

 

El cielo desata su ira derramando agua a raudales, por arrobas, en alarido estruendoso de rabia y fiereza. Relámpagos que rasgan el horizonte y estremece nuestro ánimo. De fondo, un atronador ruido que anestesia en un grisáceo arranque de tarde, que enfría y entumece el ambiente. Tarde cansina, tarde que se prevé desganada, sin vitalidad, que te invita a ovillarte con tediosa actitud. A ratos lees, a ratos miras el mail y a ratos ordenas unos papeles, de esos que nunca esconden asuntos urgentes, pues cuando lo eran, no pudiste atenderlos y cuando los has podido atender ya no puedes hacer nada, ¡la multa esta puesta! y no, ya no la puedes recurrir. Y sigue lloviendo, con impertinente insistencia, ya no truena sino que un ruido monótono, continuo y cargante se instala en el fondo de la mente y la pereza se apodera de una, la pereza se apodera de mí, mientras deambulo de un lado a otro de la casa.

En ese devenir, de súbito, me tropiezo con la noticia. ¡Otra vez!, ¡otra vez más!. Otra vez nos clavan el puñal, ya no por la espalda sino de frente, sin en el más mínimo disimulo, sin el más mínimo pudor, derecho al corazón, hiriendo gravemente a la convivencia. Como sociedad estamos armando al terror, le damos de comer, le damos recursos, le damos información, le damos resuello y oxígeno, y hasta le damos la macabra lista de las posibles víctimas, dejando a éstas, por cierto, a los pies de los caballos, o para ser más exactos, a la punta de pistola de los etarras.

No es de extrañar que, cuando se han conocido noticias de esta índole que traen consigo facilitar a ETA estar en unas elecciones, como si de alguien respetable se tratara, el cielo desate su ira derramando agua a raudales, a granel, en alarido y estruendoso gemido de rabia y fiereza.

Pero no, no esperen que deteniendo a Isabel Pantoja nos instalemos en ese atronador ruido para que nos anestesien el alma.
 

                                  © Canal Literatura 2004