…COSÍ!, COSÍ!...

Mª Dolores Martín del Río Aguiar

 
 


En un vaivén infinito sentí que mi cuerpo no me pertenecía, mi alma también jugaba a escaparse en forma de alarido agónico, en forma de fluídos que salían dando portazos desde todas las celdas de mi piel.
 

Sonrosada y tensa.

Voraz y saciada.

Lúcida y alienada.

Amada y amante.

Deshecha y reconstruida.

En trozos y entera.

Muchas horas.

Todo el día…todos los días.


Paseaba exhausta por una ciudad desconocida. Mis pies me decían basta, me latían con sadismo los talones. De todas formas decidí sentarme un rato a escribir, por si pasaba, pero no pasaba. En una farmacia me serví de tiritas para amordazar mis pies, pero seguían quejosos ritos acompasados con mi caminar. Entré en una tienda de cine. Libros de cine, revistas de cine, fotos de cine, pelis en DVD, ¡una maravilla!.

-No, en español.

- no, scusa.

-grazie…ciao!

-ciao!, grazie…buona sera.

-Buona sera.

Es temprano, pero yo ya me voy..

Scusi!

Estaba distraída y él cruzaba la calle hacia mí.

Scusi!

Me sorprendió su abordaje inesperado. Pero creo que mi cara expresó, además de sorpresa, interés porque él prosiguió con su pregunta, aunque rápidamente quedó claro que no sólo yo no era de esa ciudad, él tampoco, sino que no era de ese país y no hablaba su idioma.

(Aún me pregunto si ya lo sabía, si era un truco que luego emplearían otros, pero él era distinto. ¿o no?).

Tenía cara de buena persona. Con sus ojos claros confundidos entre unas cejas desordenadas. Su tez era blanca, aunque asomaban ligeros toques rosados en sus mejillas y labios. Labios tiernos. En un giro inesperado, favorecido por la barrera del idioma, la conversación incluía un deseo expreso de cocinar para mi y me encontré acompañando a mi cocinero desconocido a hacer la compra de los ingredientes que yo deseara para una cena a la Italiana.

No se crean que no me dio miedo, pero fue un miedo chiquito, un miedo concentrado en la noche y en lo desconocido…no en un cuerpo desconocido, ni en una casa desconocida, sino en una ciudad desconocida y a oscuras.

-estoy cansada, mejor nos tomamos un café.

-vale, un café.

-pero si nos vamos a tomar un café te van a cerrar el supermercado y tú tenías que comprar algo, ¿no?.

-vamos a comprar. Luego ti invito a un café. Ti invito io. Ti piace la pasta?, il pomodoro?, il vino?, rosso?...e la fruta?…

Compró detergente para la losa. Salsa de tomate y especias para la salsa. Vino tinto…y de fruta bananas. (Me pareció toda una promesa y no estaba equivocada).

Mientras cargaba la cesta y me preguntaba todos mis gustos y muchas cosas, mi corazón se aceleraba y una sonrisa autónoma tomaba a mi cara como a la Bastilla.

Mis ojos se iban detrás de sus bonitos vaqueros desgastados y sus piernas y glúteos se resistían a mi lasciva y curiosa mirada bajo esa tela holgada que jugueteaba conmigo.

No dejaba de repetir que era muy fortunatto por il incontro, que estaba sorprendido por tenerme, ¡por tenerme!, ¿tanto se me notaba?.

Cuando salimos del supermercado su excitación era evidente, hablaba rápido, me miraba con los ojos brillantes, sonreía, me abrazaba con regocijo…yo me sentí feliz y altruista,

curiosa y excitada,

confiada y mimada,

público y actriz principal,

flecha y manzana.

El resto del trayecto hacia su casa se hizo corto, estábamos realmente cerca. Seguía repitiendo en un españolanglosajonitaliano que no se podía creer la suerte que tenía, que yo era un angelo, ¡sí! , un angelo…que si ese era su primer día de una semana intensa de trabajo en esa ciudad a la que recién se incorporaba, que ¡qué suerte tenía!,…y yo, gorda de vanidad, sonriente como la mona lisa, en una mueca perpetuada por sus palabras como caricias, que serían después como elocuentes palabras.

Fueron muchos y empinados los escalones que llevaban a su casa. Imaginaba, entre fugaces visiones que se agolpaban en la puerta de mi mente, un pequeño piso de hombre soltero, maloliente, desordenado e impracticable. Cuando llegamos al fin de la torre, porque aquello era una torre de techos bajos y angostas escalinatas, una bombilla de 60 alumbraba una puerta de metal que hizo un sonido de puerta de calabozo en las alturas. Cuando pasé me encantó lo que vi: un pequeño piso abuhardillado con dos pequeñas ventanas vestidas con cortinas de encaje blanco; un muro de cemento, cal, pintura y madera separaba dos pequeñas estancias, una con una mesa limpia y una modesta cocina y otra con una cama hecha y una tele suspendida en la pared; Una estantería pequeña y una cómoda; Dos puertas al fondo, una era un armario, la otra un baño con una lavadora y varias toallas desgastadas por el uso, el tiempo o las excesivas horas de secado a la intemperie…o las tres cosas. Todas esas cosas no las pude ver de inmediato, pero estaría bastantes horas allí y necesité cambiar de posturas y de estancias.

Tutto…tutti.

Arrodillado a mi lado descalzó mis pies hinchados. Dejó mis zapatos y los suyos juntos bajo la cómoda. Cogió mis pies y los puso en su regazo diciéndome que sentía que me conocía desde siempre.

Bella, la piú bella…

Su mano bajaba y subía en un movimiento inagotable.

Sus ojos se clavaron en mí con una expresión indescifrable entre el desafío, la lujuria y la eternidad.

Lo toqué con la intención de ver, como un ciego, metí mis dedos en su boca con la intención de atravesar su carne y mojarme en su saliva.

Lo miré con una expresión que adivino teñida de sangre palpitante…cerré los ojos- ¡tantas veces!- abandonada.

Vencida e imbatible.

Sedienta y llena de agua.

Abatida y batiente.

Salvaje y sometida.

Cosicosí…

-Eres dulce.

-come?

-Eres dulce. Dolce…

-No…no…Con te…sólo con te. Io sono un amante appassionatto, forte…

-Y dulce.

Creo que no le gustó el adjetivo, creo que no quería dar esa imagen, quizás pensó que le quitaba fuerza, que lo ablandaba demasiado…no sabe bien lo que significa un hombre dulce y apasionado…no lo sabe.

Me recostó sobre la almohada, acarició mis pies, sopló el sudor de mi cuerpo, me colmó de cuidados, acarició mis muslos, mi piel prospectada; eres perfecta, eres un angelo, ti voglio bene, …dijo.

Persona importante…you can´t imagine what I,m feeling. What its mean to me...dijo

Preparó la comida con parsimonia y meticulosidad. Con una familiaridad impropia me hablaba, me miraba, me abrazaba.

Yo me preguntaba de dónde había salido él, (¿tan acostumbrada estaba a la torpeza y necedad de los amantes con miedo que actúan como salvajes?)...aunque ahora también recuerdo a otro que me llamaba princesa).

-Duerme, descansa,…trancuila…tú eres la mía principessa de la canarie.

…en pocos minutos sentí entre mis piernas su lengua, sus manos grandes me regalaban una caricia lenta…mis muslos se tensaban y aflojaban al compás.

…tutto il giorno…tutti giorni…faciendote il amore…

Mi cuerpo, definitivamente, dejó de pertenecerme. Mi alma quedó extendida con alas grandes sobre nosotros, sobre una ciudad llena de obras de arte que me hicieron estremecer.

No somos de nadie, somos agua, polvo y sonrisa.

Me acompañó por las calles oscuras y mojadas de Florencia.

A golpes de diccionario pude construir una frase…

Non perderi tua capacita per vivere e fare vivere come un miracolo l’amore (amicizia, sesso, e lo stesso).

Mi partenza con mie mani pieni.

Grazie mille!.

Arrivederci
 

 
 Copyright © por Canal #literatura IRC-Hispano / Derechos Reservados.