CONFIDENCIAS

por Camelia

 

  

Con paso decidido del que tiene el tiempo medido para llegar a un punto concreto, se encamino al otro lado del pasillo dejando el barullo y los ascensores a su espalda.

A mano izquierda entrando desde la calle, se encontraba la puerta metálica de doble hoja que daba paso al espacio en el que tenía que trabajar esa noche.

Abrió una de las pesadas puertas y se introdujo en la zona de distribución para pasar desde la unidad de cuidados intensivos coronarios a la de especialidades de medicina interna.

Le tocaba la unidad mayor de las dos que componían la UCI.

Muy amplia y de forma esférica los Boxes se distribuían a mano derecha o izquierda según se hiciese la entrada por la primera puerta o al fondo del pasillo por la segunda.

 

En el centro de la unidad había una blanca y enorme mesa rectangular, rodeada de sillas, que contenía el aparataje necesario para la telemetría de cada una de las habitaciones y los espacios de escritorio para la anotación de datos de todos los enfermos por parte del personal sanitario.

 

En ese momento estaba terminando el turno de tres a diez y las dos terceras partes del personal se encontraban sentados y muy concentrados en sus respectivas ocupaciones, preparando el cambio para los compañeros de noche.


-¡Hola chicos, buenas noches! ¿Cómo ha ido la tarde?

 

Al mismo tiempo que saludaba  se descolgó el bolso que llevaba cruzado sobre el pecho y lo dejo encima de una mesita al lado de otros que allí se amontonaban, unos recién colocados y otros esperando a las manos que los sacarían de allí en breve.

 

No tardaron mucho en dar el cambio de turno y las incidencias y recados pendientes y los recién llegados se pusieron a trabajar.

 

Haciendo un alto en la pauta de la medicación necesaria para seguir con el trabajo que comenzaba, María se levantó y dijo:

 

- Paso al otro lado a ver si tenemos algún volante pendiente para mañana.

- De acuerdo, yo sigo preparando el cuarto para el ingreso que viene de urgencias.

 

 Anduvo unos metros y paso de nuevo al pasillo central; giro a la izquierda y se introdujo por un cuarto de paso a la otra unidad.

 

Allí vio al otro grupo de trabajo.

 

-¡Buenas noches a todos! ¿Cómo estáis?

 

-¿Qué tal, Carmen?, pregunto María. ¿Cuánto tiempo sin verte?

 

-Si, mucho, es que hace mogollón que no coincidimos.

 

-¿Has estado de vacaciones?

 

-No. ¿Y tú?

 

-Tampoco, pero es que hace meses que no nos vemos... aunque puede ser que se deba a que últimamente he hecho muchos cambios.

 

-¿Cómo lleváis la noche?

 

-No esta mal, y ¿en el otro lado como estáis?

 

-Tenemos dos camas y esperamos el primer ingreso para ya.

 

-He pasado a por los volantes para los análisis del laboratorio general, porque estamos preparando los tubos para mañana.

 

- Que adelantadas vais.

 

-Es que hemos preferido hacer lo pendiente cuanto antes porque esperamos un traslado de Calatayud que será fibrinólisis segura y nos suben uno de urgencia que es un tráfico.

 

 Mientras tanto se acercó al mostrador y abrió una carpeta de color azul oscuro en la que se guardaban las pruebas pendientes.

 

-No hay nada para mañana. Mejor para todos porque me parece que nos tendremos que poner pilas alcalinas...

 

Con una ojeada fue uno a uno mirando a todas las personas que estaban alrededor de la mesa escribiendo la farmacia, las dietas o sus pautas de trabajo para afrontar las horas que tenían por delante.

 

-Así me gusta todos trabajando, apuntillo con una sonrisa.

 

-Cristina, pensé que te ibas a casa cuando te he visto cambiándote.

 

-Pues no aquí estoy a pasar la noche.

 

-¡Ah pero sí estas tú también! ¿Qué tal Sonia? Eres cara de ver.

 

-De maravilla. Contesto sarcásticamente. María se quedo un poco parada.

 

La respuesta había sido acompañada por una cara que ella conocía muy bien y que escondía una situación que poco tenia de maravillosa.

 

Prefirió no entrar en profundidades y después de recoger todos los papeles que necesitaba se marcho con un ¡hasta luego, que sea leve!

 

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete huecos dijo con voz alta el medico de guardia, mientras señalaba cada uno de ellos con el dedo índice de la mano derecha y se rascaba la cabeza con la izquierda.

 

-Y diez son diecisiete contesto una voz al otro lado.

-¿Son bastantes o no son bastantes?

 

-Siempre con el mismo tema...

 

-En teoría lo son pero llevamos muchos meses sin que quede un solo espacio. La población envejece cada vez más y aunque no lo parezca, esto hace, que falten camas en todos los sitios.

 Hay que bajar la estancia media.

 

- Ya estamos con el número de días que permanecen en el hospital.

-¿Por qué no se hace una buena prevención y después se ingresa lo necesario? Lo que tienen que pensar es que los médicos que hacen el filtro sean los mejores y no machaquen a los pobres enfermos con pruebas innecesarias. Es lamentable que los dejen en manos de los residentes que se supone que están para aprender de los adjuntos y que se pasan muchas veces horas y horas dando vueltas al diagnostico, retrasando todo el proceso, el de tratamiento y por consiguiente el de recuperación.

 

- La prevención se hace cada vez más, pero sigo opinando que la población que llega a cierta edad padece enfermedades que antes no se daban ya que se morían antes. Los ancianos tienen enfermedades que se cronifican y que en determinadas épocas se reagudizan, la tecnología esta mucho más avanzada y esto alarga la vida media.

En un punto equidistante les observaba no sin guasa un personaje curioso. No opinaba jamás cuando había que tomar decisiones, pero un segundo después de aprobado, todo le parecía mal.

 

- Muy bueno…lo tuyo sí que es bueno... Te preguntan y no dices ni palabra, después cuando surgen los primeros fallos resulta que tu ya lo sabías.

 

-Ya lo comente en su momento dijo en tono enérgico y rojo por la indignación.

 

- Tu no dijiste nada, respondió la otra en tono pausado y resaltando cada una de las palabras para dejar claro con el énfasis con el que había pronunciado la frase que estaba dispuesta a rebatir si era necesario sus palabras.

 

El tercero que escuchaba dio su opinión diciendo: pero si ya te conocemos, si tú dices que quizás llueve, cuando estas viendo a todos, con paraguas o calados hasta los huesos.

 

- Cuando todo esta ya hecho es cuando ves en lo que se equivocan los demás. Hay que opinar si es que se sabe y si no aceptar que se hace todo con el deseo de acertar, aunque no siempre es así.

- De todos modos esto no nos lleva a nada. Discutir sobre lo humano y lo divino, cuando después nuestra opinión no sirve de nada.

 

- Tienes toda la razón, solo contamos cuando algo va mal. Es bueno que haya una cabeza de turco para echarle la culpa.

 

- La ultima palabra la tiene el medico, por mi parte vengo a trabajar. Que suban el ingreso que crean conveniente, pero cuando no hay mas camas, no hay mas camas.

Fue así como sin pausa pasaron las primeras horas.

Atendiendo el trabajo programado y el que se presento, tras dejar zanjada la conversación sin llegar a un acuerdo claro.

 

 

 

Los de la unidad coronaria no coincidieron con los compañeros de la otra unidad, en el turno de café, ya que estaban atendiendo el caso del infarto complicado que ya había llegado.

 

No volvió a ver a Sonia en varias horas.

 

De madrugada, cuando ya estaban contando el tiempo que quedaba para marcha con la intención de animarse un poco, oyeron pasos de alguien que se acercaba.

 

Era ella, Sonia, que caminaba pausadamente, ahora la pierna derecha, ahora la pierna izquierda a la vez que sorbía de un vaso en el que se había preparado algo humeante.

 

-¿Te estás tomando un cacao?

-No, no me gusta el chocolate. Me he preparado una guarreria de las que tomo yo.

 

María no se dio por aludida al nombrar el chocolate ya que sabía que a ella le gustaba mucho, menos aun cuando apuntillo lo de una guarrería.

 

No dijo nada, solo la miró mientras se sentaba a su lado. Estuvo solo unos segundos en los que se limitó a contestar cortésmente a sus comentarios sin profundizar en nada.

 

Estuvo a su lado hasta agotar el contenido del vaso y tras sacar la caña y lamerla por fuera, de arriba abajo, se levanto y se fue.

 Pensó que quizás podía haberle preguntado que era lo que le pasaba pero no estaban solas.

 Lo más conveniente era que la propia Sonia hablase o callase en el supuesto caso de que hubiese algo que quisiera contarle.

Si algo había aprendido con los años era frenar un poco los primeros impulsos.

 La realidad es que tenía sus propios problemas como para preocuparse de los de los demás no era lo único que tenia que hacer. Estaba escarmentada de recibir cortes por mostrarte interesada y sentirse mal cuando le señalaban que no era el momento.

 

 

La noche termino tan movida como había empezado. Un poco antes de finalizar el turno llegó el ingreso que ponía el cartel de completo y que acaba con la reserva de las fuerzas.

 

Las limpiadoras llevaban casi dos horas de un lado para otro con el carrito de la limpieza, los trapos y los jabones, afanándose por mojar cualquier superficie con intención de sacar el brillo.

 

Les habíamos avisado en varias ocasiones que esperábamos movimiento a no tardar mucho, pero como de costumbre, contestaron que ellas tenían que hacer su trabajo, eso era cierto pero no compartía que el suelo estuviese húmedo cuando el personal sanitario tenía que ir de un lado a otro con urgencia.

 

Resulta peligroso moverse a gran velocidad cuando vas patinando jugándote una caída por menos de nada. No seria la primera vez que sucedería...

 

No sirvió de nada, cuando la camilla entro dejando las huella marcadas sobre el mojado suelo, no quiso mirar la cara de la limpiadora que protestaba. Conocía de antemano lo que pasaría y por ello les había avisado.

-Es que no se puede tener nada limpio, acabamos de dejar todo recogido y si queremos ya podemos empezar. Que falta de respeto al trabajo de los demás, claro como somos las fregonas y nuestra opinión no cuenta.

Fue otra compañera la que sin dar mas cuerda les contesto secamente.

-Se os ha avisado de lo que iba a pasar.

- Hemos preguntado y no nos habéis dicho si tardarían mucho o poco.

- No podemos saber si una ambulancia vendrá en el tiempo previsto o tendrá que parar. De todos modos creo que no hay más que hablar. Lo primero es el enfermo y ya lo deberíais saber.

-Es que acabo de fregar la poza y ya esta salpicada de agua. Evidentemente y así seguirá en las próximas horas. ¿Es donde nos lavamos el personal que estamos trabajando o es que está de adorno?

 

- Se inicio una discusión que ya resultaba familiar cuando trabajaba Pilar. Raro era el día que no te daba con la fregona por los pies o te mojaba la mesa justo a la hora de los balances y cierre del turno. Y las frases que se repetían:

- Por favor no mojes ese trozo que tenemos que entrar a atender el cuarto.

- Pues tenemos que fregar así que tu me dirás que hago.

- Pues dejarlo, ya diremos lo que ha pasado, no seria la primera vez que uno se ha caído por ir deprisa y estar el suelo mojado.

- Pues se va más despacio o te esperas a que se seque... contestaba resabida.

 

La enfermera dio media vuelta a la vez que decía.

-¡Hala venga que no tengo ganas de repetir la misma historia de siempre!

 Todos los días se friega y en todos los turnos pero solo contigo resulta imposible ponerse de acuerdo.

 

La luz entraba con fuerza por puertas y ventanas cuando empezó a notarse que el cambio de turno llegaba.

En cuanto el relevo se presento dio el cambio y se fue a cambiar de ropa.

En el vestuario coincidió a la hora de la salida con Sonia. Le preguntó:

 -¿Te espero para bajar?

- Ah bien, ya termino, en un momento estoy lista.

Salieron de la zona hospitalaria y cruzaron el pasillo hasta las escaleras.

Las bajaron en silencio.

Después de pasar los tornos giratorios de salida y las puertas automáticas de cristal, notaron el frescor de las primeras horas y se sintieron aliviadas al respirar un poco de aire fresco.

 

Siguieron calle abajo hacia una dirección que ambas conocían de memoria.

 

 La mañana era agradable y ahora las dos solas tenían de nuevo la intimidad necesaria para que se diese la conversación que había esperado toda la noche.

 

- Estoy harta, harta, harta. Lo repitió tres veces enfatizando en cada una de ellas.

 

- ¿Cómo está Pepe?

 

-Hecho unos zorros. Aquí le he dicho a todo el mundo que tiene algo intestinal pero lo que le pasa es que esta con una depresión de caballo.

 

-¿Hay alguna novedad?

 

- El rollo de la herencia, que era lo único que le faltaba por tener.

Ya sabes que el verano estuvo en su tierra arreglando los papeles.

Ahora en octubre se fue para quince días… que por cierto yo no quise ir…

Ya tuve bastante con el veranito que nos dieron... y los líos patateros que se montan sus hermanas.

 

- No se nada de los líos que me dices.

 

- En el verano estuvimos porque había que firmar los documentos de la herencia. Mis suegros querían dejar su vivienda para la nieta que tienen con una minusvalía y que vive con su madre y su hermana. ¿No sabias esto?

- No, no lo sabía.

 

Te cuento:

- Ya en vida de mi suegro al poco de morir mi suegra, tuvo que ir Pepe a mirar todos los gastos y los rollos del testamento que había. Como mi suegro ya no estaba en su sano juicio, Pepe pago las deudas que tenían y después en compañía de su hermana fueron al banco y al notario para actualizar el tema de la herencia y para que se revisaran los documentos por si tenía que firmar su padre o ellos.

Ahora al morirse su padre el 80% de la vivienda se la han dejado a la niña y el 20% restante a Pepe y a su hermana la de Barcelona.

La hermana que vivía con los padres será la usufructuaria hasta que muera y después su parte pasara a su hija.

- Ósea que la sobrina que me has dicho que no es muy normal es la hija de la hermana de Pepe, la que vivía con los abuelos.

 

- Eso es. El mismo día de la apertura del testamento Pepe tenía muy claro que su parte se la cedía a su sobrina. Pero la de Barcelona quiere su parte en efectivo y sin que se entere su marido. Su marido en un ludópata y claro si se entera de que hay dinero de por medio lo que faltaba. Pero para más complicación cuando metieron las cuentas...

La tonta de Valencia va y le da un dinero a la de Barcelona sin decirle nada a Pepe. Después de todos los pufos se entera de que este dinero ha desaparecido y llegan facturas por todos los lados y para colmo el marido reclama la parte de su mujer que el no ha visto.

-¿Sabes que este año han pagado mas de un millón de pesetas de teléfono?

-¿Un millón?

- Mas, porque no he contado los móviles. Todo este dinero ha salido de la cuenta del abuelo, pero ahora que se ha muerto ya no hay ingresos y si no hay ingresos todos sabemos lo que pasa o ¿no?

 

-¿Y trabajan?

 

- La madre trabaja y a mi sobrina le dan una pensión de minusvalía.

 

-¿Y la separada, la que vive con ellas aportara también algo, no?

 

- Esa es una jeta de cuidado. Tiene un morro que se lo pisa, es como una cerda. Todo el día en un pienso y colgada del teléfono y del Internet. Cada día se compra tres periódicos y una revista u otra. Que por supuesto ni le da tiempo a leer. Que digo tiempo, no le dan ganas.

No ha trabajado en su puta vida. Es que me sofoco. Se han pulido los recursos de los abuelos y ahora solo falta que nos vengan tocando las narices.

Es que tu crees que le llame su hermana cada día para decirle que si gastan que si no le hacen caso...

Y después se pone Pepe al teléfono y cuando le recrimina a su sobrina que no pueden seguir así por encima de sus posibilidades. Se oye a la hermana toda sofocada... por favor, no discutáis...

Pues no llames cacho carne. La última vez estuve a punto de ponerme y mandarla a la mierda.

Es que tu crees que encima de no tener mas que los problemas vamos a tener que pagar las deudas...

-¿Y que vais a hacer?

 

-Lo que sí te digo es que yo no estoy dispuesta a tocar ni una sola peseta del patrimonio de mis hijos.

Por mi parte lo tengo muy claro, y así se lo dije a Pepe.

Se van tapando las cosas para que los padres no sufran, para que el cuñado no se gaste el dinero y aquí cada uno a lo suyo.

Como Pepe dijo que no quería nada y que su parte la cedía, ahora van de victimas diciendo que las ha abandonado.

Ya te dije que a principios del verano Pepe estaba bastante rasposo conmigo así que aunque no me apetecía nos fuimos mi hijo y yo, menos mal que la chica se queda aquí porque no le apetecía salir con él a casa de su hermana a Valencia.

Menos mal que solo fuimos los tres, te decía, porque encima me toco dormir en una cama de 90 con el chico para que Pepe pudiese descansar en una cama solo.

Y que yo no tengo que pasar por esto que podía haberme ido a cualquier otro sitio sin problemas.

Tenia que preparar la comida para todos. Comida que había comprado previamente y si me descuidaba un poco las chucherías y las laminerias desaparecían como por arte de magia. Que no, que yo no tengo porque aguantar nada más, que estoy hasta encima del gorro.

Siguieron caminando hasta que llegaron a la parada donde María tomaba el bus y Sonia hizo ademán para despedirse.

- No, que me bajo un poco mas andando contigo, hace mucho que no hablamos y no quiero dejarte con este disgusto. Te acompañare hasta tu calle y allí nos despedimos, si quieres.

 

Voy a casa de mi madre, después me iré a comprar y si me da tiempo, entonces me acostare un poco. De todos modos la mayor parte de los días no me acuesto y casi estoy por no hacerlo hoy tampoco.

 

Pero te conviene descansar un poco. Llevas un ritmo de vida, agotador y muy poco reconocido.

Si ese es otro cantar. Un tema aparte es mi familia. Pero que le voy a hacer. No puedo obligar a nadie a lo que no quiere hacer. Yo por mi parte sé lo que debo hacer y lo demás no me importa y en esto incluyo a Pepe

 

¿A Pepe?

 

 

Sí, también a él. No se como se las arregla para hacerle feos a mi padre. Esta siempre poniéndolo verde.

A cualquier persona de la calle la trata mejor que a mi padre. Cuando llega a casa, se mete en la habitación para no verlo y después despotrica por todo lo que hace o deja de hacer. A mí me duele de verdad pues es mi padre y no puedo ocultar que aunque no sea perfecto (nadie lo somos y él tampoco) yo lo quiero porque es mi padre y el pobre se dedica a cuidar de mi madre el resto del día. No tiene a nadie más.

 

- ¿Y Encarna todavía va a vuestra casa?

 

Si, pero a mi casa solo viene de visita. Es ahora la que hace la limpieza de la casa de mis padres y de paso un poco de compañía, a mi pobre padre que esta solo todo el día.

A mi casa viene a ver a Caco y a pasar el rato hablando con Pepe.

Mira si es gracioso que hemos tenido que cambiar la cerradura de la casa.  A mi padre, Pepe, no le quería dar llave porque dice que entra cuando le apetece y no tiene el más mínimo decoro en venir y abrir sin llamar o para preguntar si estamos visibles o disponibles para atenderles. Pretendía darle llave a Encarna y no dársela a mi padre. Le dije que ni hablar que antes estaba mi padre y puesto que Encarna ya tenia la llave de la nueva cerradura yo se la iba a dar a mi padre también.

Se puso como un animal, pero me da igual. Hombre ya no faltaría más que eso...

Que los de fuera entren como Pedro por su casa y los de casa tengan la puerta cerrada.

 

No es lógico desde luego. Pero yo nunca pensé que fuese a actuar de este modo.

 

Si yo te contara... hasta sus hijos están cada día más distanciados de él porque se ha vuelto un gruñón.

 

¿Antes, no era así, no es verdad? Yo al menos no tenía esa sensación.

 

No, ha cambiado mucho. Creo que no tiene superada la muerte de sus padres. Mejor dicho, la de su madre. Siempre he pensado que fue un duro golpe que todavía no ha asimilado. Muchas veces le he dicho que se comporta de un modo muy injusto con la familia con la que vive y que somos su mujer y sus hijos.

 

 

Pero si él ha sido un padrazo siempre...

 

Eso es, ha sido. Ahora parece que les obliga a que le quieran y ya sabes como son los adolescentes con lo de los abrazos y los besos.

 Mis hijos son parecidos en eso a mí. No somos muy besucones e incluso nos molesta que nos achuchen y nos pidan besos. Esto es motivo de disgusto para él que lo toma como algo personal y cree que no lo queremos. Y basta que pidas las cosas para que no se te den. El pequeño es que esta en una edad en la que los besos no forman parte de su pensamiento. Se imagina que con trece años estar besando a su padre le hace más pequeño, y cuanto más se lo pide menos cariño le demuestra.

 

La cría es más independiente y muy madura para su edad. Lo tiene mas claro y no entra en el chantaje de sí me das un beso te doy esto o aquello. No seria la primera vez que le ha contestado si quieres me lo das y sino tu mismo. Esto le crispa muchísimo porque se da cuenta que no puede con ella. Ya no es su niña, y, además, esta niña tiene novio.

A veces me río y le digo: ni que tuvieses celos del chico que sale con tu ojito derecho.

Con lo razonable que ha sido siempre. Ahora es egoísta a tope.

Pienso que ya no estoy enamorada de él. Lo quiero, pero la pasión ha desaparecido. Este año me he acostado dos veces con él y ha sido por no despreciarlo, si te digo la verdad no me apetecía lo mas mínimo. Yo no necesito sexo y menos a este precio. Que no tengo ganas, que no me sale, es una obligación...

 

-¿y el que dice?

 

- Que ya no lo quiero, que él me quiere más que yo a él.

 

De todos modos yo recuerdo que el te ha tenido siempre en un plano superior. Te ha visto siempre perfecta. A mí me dabais mucha envidia, con esos ojos que te miraba, siempre pendiente de ti.

 

Es todo esto lo que yo siempre le he dicho. Pepe que yo soy de carne y hueso, que tengo defectos como la que más. Que no soy un ser superior. Que te agradezco que me quieras pero seria mejor que pusieses los pies en la tierra.  

 

Mi contacto tanto con Pepe como con Sonia habia sido permanente y hacia tiempo que Pepe me contaba como iba todo. Aunque el suceso era el mismo, cada uno lo habia vivido de forma distinta. A su mujer la conocía muy bien y sabia que era muy celosa de su intimidad. La vida me dio la ocasión de conocer la opinión de Sonia y en ese momento comprobé lo mucho que habia sufrido.  Nunca la habia visto llorar y desnudar sus sentimientos como lo hizo aquella mañana.

 

 

©Escrito por Camelia


 
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