Su alma baila sola
con la soledad, se pasaba los días pensando en ese amor que nunca
llegaba. Quería escuchar un susurro de una voz que le dijera que la
amaba, pero en su vida sólo escuchaba voces de horrores, todo alrededor
era negativo, sin trabajo, sin nada que encontrar.
Necesitaba una mano que la guiara, que le enseñara nuevos caminos, un
abrazo que la arrancara de la inmunda soledad, que hacia de los días
colores grises de hojas caídas.
Temía que toda tristeza que habitaba en ella, si la dejaba salir su vida
perdiera, cuando así no era. Un triste día sin amor, sin tentación
alguna, puerta cerrada al deseo, piernas cerradas por falta de lascivia.
Sumergida en ella misma, cómo tantas noches una lágrima empezó a
recorrer su pulcra mejilla, ¿porqué no puedo amar? ¿Qué me impide
sentir?
La noche se tiño de su dolor, escucho las palabras que su tristeza hizo
hablar, pidió a Dios, si es que alguno existe, que le trajera un amor,
necesitaba tanto amar..
Pidió que alguien le devolviera su alma, sus sueños..Que la llenara de
amor para poder sentir la calidez de los días, no más ese frío de los
inviernos que con su viento sesga un beso.
Tras horas de cruel llanto donde la cama era cobijo de una canción sin
melodía, de rabia en la mirada, de apretón de puños, temblor de labios
por amor no tener.
La desazón con la cual convivió tan largo tiempo, sembró tanta inquietud
en el alma que ella no sabia discernir entre el si y el no, el azul o el
amarillo, todo le daba igual pero en su gran verdad en la inmensidad del
alma, no vivía en paz. Eran noches muertas, donde nadie la nombraba,
donde vivía observando las vidas de otros, vendiéndose a las palabras
insípidas, abandonando, olvidando la más importante SU VIDA,
Donde sabia que tendría más noches que la luna por sentir.
Levantose tonta, como si tuviera una inmensa resaca después de una noche
intensa, al cual intensa había sido la tristeza, decidió abrir su
corazón, llenarlo de sol, con tinta roja desatar esa maldición, la que
mató la fantasía y robo el aleteo de esos seres pequeños que cantan en
el estómago al sentir llegar, crecer, el sentimiento del amor.
Pero para ella..también una canción estaba compuesta...
Aquella tarde / noche, eran las siete de una tarde soledad, había
despertado el sol con su mejor canto, el verano, las tardes eran largas
y apetecía machísimo pasear disfrutar de ese paseo por la orilla del
mar, que a ella tanto la calmaba.
Se sentó en la barandilla del paseo, sintiendo la brisa del mar, de la
mano de un libro disfruto de ver el sol despedir el amarillo y ver el
naranja atardecer.
Entre las palabras de ese libro que tanto la tenia enganchada, vio un
chico pasar dos veces, esta última con giro de él incluido. En ella una
sonrisa se dibujo hacia más de mil días que no había sentido un momento
así, su media melena le hacia verso a la brisa,
Y sus piernas..en un temblor se encontraron...
Cuando ya casi estaba acabando el capitulo se dio cuenta que el chico de
pelo canoso se encontraba sentado en la terraza que estaba enfrente sus
piernas.
La vergüenza, el decir ¿dónde puedo esconderme? Quiso por un momento
hacer que se levantara y sus pies mover.
Pero un leve recuerdo de todas aquellas amargas noches..estas mismas
acudieron a ella para hablarle, decirle que eso no era ninguna respuesta
a la vida.
Se saco el espejo del bolso, se retoco el carmín de los labios, y
desabrió en esa pequeña esfera de espejo, una mirada que de nueva estaba
brillante, irradiaba canto a sentir.
Él se acerco, le saludo y le dijo que le encantaba ver a alguien leer,
ya que era poca la gente que hoy en día era adicta a la lectura.
Ella de inmediato le sonrió, supo en seguida que no era de aquella
ciudad por el acento de su voz. Él era del sur, él del norte y un mar
los presento.
Ella se decía “no pierdas el equilibrio”, cada punto en su sitio, pero
se atraían tanto, que sus pieles sentían como querían fugarse cada una
de sus cuerpos por encontrarse juntas.
Fue un larguísimo paseo donde hablaron de muchos temas, haciendo gran
hincapié en la lectura, ella amaba descubrir libros y él creaba
historias, era un novel escritor empezando a ser descubierto.
Por más que avanzaba la conversación, ella Sandra no podía creer que
aquello estaba pasando. El amor era delicada pieza, delicado nacimiento
entre dos, viaje por descubrir.
Aquella voz interior no cesaba de repetirle vive el momento... siéntelo
no lo dejes pasar,
Pero... y siempre el odioso pero, pues no! Se grito ella misma estoy a
gusto, bien, cómoda, ¿por qué negar que me gusta, que su mirada me esta
volviendo loca, que mi vida esta vibrando al tacto de su palabra?
Para bien o para mal, Daniel había aparecido en un atardecer para la
pasión en ellos nacer, quería como equipaje de ese viaje, Sus besos y
amor.
Había acudido a Santander por trabajo, estaría tres días, ella quería
ser su guía.
Por falta de besos en su vida... no perdió ni un segundo en acercar sus
labios a su mejilla, dejando allí madurar un besos de luz.
Estaba feliz, sintió que el tiempo había aislado el miedo, tiempo atrás
nunca se hubiera atrevido a llegar a hacer realidad ese momento el de
ser ella la que posara un beso en la piel de un extraño recién conocido.
Sus miradas hablaban con intensidad, quizá no se vieran nunca más, quizá
fuera para toda la vida. Allí estaba los dos, Sandra resurgida en su
nueva vida llena de ilusión y libertad, Daniel con proyecto de futuro
regado de letras en versos.
Soltó sus sentidos, quería su beso sentir su amor, despertó en ella el
cielo estallando un a pasión, un amor furtivo con cara y calor.
notaba el fuego en sus manos al estrechar estas, su piel había empezado
a hallar la puerta de salida de aquella llave que lo cerro, su piel
volvió a creer que hay hombres de corazón.
Dejando atrás la luz del día, ella lo invito a su casa y él a su hotel,
entre risas agacho su cabeza, él con su pulgar levanto desde la barbilla
su cara dejando en ella un beso que hizo cerrar todo dolor , abriendo la
ventana al amor .
Habia en todo aquella atmósfera un sentimiento que se había hecho entre
pasos especiales, se hicieron sin saberlo héroes de sus vidas.
Ella no paraba de temblar sus piernas eran un baile cojo, él sin dudarlo
la volvió a besar, estrechando sus manos recorriendo el camino de unos
botones de una camisa ella los hizo soltar.
Una habitación moderna estaba a punto de ser testigo de un amor que le
gano a la soledad.
Olvidose ambos del mundo de afuera, adentrándose en sus mundos, en esa
agua que llenaba una bañera, donde iban a relajar sus cuerpos...
Dejaron que el agua recorriera sus morenas pieles, desnudos ante la
mirada de la pasión desnudos ante el tacto del amor...
Caminan los labios ante su fuego, no son desierto, son aire son almas
por amor encontradas.
Para su felicidad sólo hacia entregarse latido a latido, besando sus
mares y habitando cualquier isla desierta de sus cuerpos llenándola con
la pasión que es amar...renovaron en un besos la sangre de sus sueños.
El horizonte de un mar los enamoró..haciéndolos puro sentimiento...
Él escalaba sus soles hasta lamer la profundidad de su noche... ella
recorría su aire
Suave locura en su lengua,que marcaba caminos de terciopelo en cada
punto de su excitación...
Hicieron el amor..abriendo cinturas, clavando colmillos iluminando sus
miradas...estallando sus cuerpos llenos de amor, las manos juntas el
corazón uno..un latido un paso a su destino...
De un encuentro fortuito hicieron el más bello recuerdo que guardaría la
brisa .. por siempre en ellos viviría...
Chusi Comes Alfara
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