FELIZ NOCHE, ROSANA. |
Por Agustín Serrano. |
|
Hipermercado. Nochebuena. Prisas. Carreras. Revuelo. Ajetreo. Luces. Cestas. Jamones. Cava. Colas. Espectáculo. Dos cajeras. Un diálogo. - Oye, Chelo, no me des la espalda… - Te doy mi cara, que para el caso… - ¡Qué arte tienes! Bueno, ¿y tú qué haces esta noche? - Este año es al revés: hoy en casa de mi novio; nochevieja con mis padres. ¿Y tú? - Yo voy a un hotel flotante. - ¿Cómo? - Sí, es que no os he dicho nada a ninguna. - Perdona, te puedo dejar esta mochila aquí, voy a saludar a la del pan y vuelvo. - Sí, no se preocupe. Pues eso, no he querido contároslo a ninguna. - ¿Pero qué es eso de un hotel flotante? - Es un yate muy grande, casi como el Titanic, bueno, no tan así, pero es enorme, y es como un hotel, pero en el mar. Está en el puerto. - ¿Y vas a cenar allí? - Sí, me han invitado. Es una macrofiesta de ciento ochenta euros, pero yo, como voy invitada… - Esta lata de aceitunas está abollada, ¿puedo entrar y cambiarla por otra? - Sí, entre usted. ¿Y quién te ha invitado, tía? - Pues hija, una que, aunque madura, aún conserva sus encantos y tiene sus contactos. - Qué perra, qué calladito te lo tenías. ¿Quién es? ¿lo conozco? - No, qué va. Es mi ‘’noviete’’. - ¡Te has echado novio! - Eh, vosotras, tanto cascar las dos, a ver si os dais más prisa, que hay que cenar. - Mírala cómo se ríe, ahí, a lo callada. - Novio, novio no es, ya sabes cómo soy. Es un chico muy majo que conocí hace un par de meses. Es ingeniero naval, tiene mucho dinero, conoce a mucha gente. Si yo te contara… - Vaya dos, aquí no os aburrís, eh… - ¿Qué quieres, Mary? Para lo que has comprado no tienes prisa. Bueno y qué, allí verás a algún famoso, ¿no? - Creo que sí: no es seguro, pero dicen que van a venir Alejandro Sanz, la Paulina Rubio…y un modisto muy famoso. - Hala, qué fuerte. ¿Cómo no me has dicho nada? - Tú ya sabes cómo soy, además… - Qué pesadas, como si nadie fuese a cenar esta noche. - Mejor luego me lo explicas a la salida.
- ¡Vaya frío que hace en la calle, leche! - Claro, como que estamos en pleno invierno. Que aquí mucha playa, pero en invierno hace frío como en todo el mundo. ¿Me lo vas a contar mientras viene Germán o no? - ¡Ay, Chelo!, si no hay mucho que contar, espera, dame fuego, que en este bolso no encuentro el mechero. - Toma, anda. Pero dime, ¿dónde lo conociste? - Lo conocí en el hospital, cuando lo de mi padre. Él estaba con su abuela: es joven, guapo, educado, elegante…un partidazo, vaya. - ¡Ay, qué tía! ¿Y dónde habéis quedado? - Viene ahora a recogerme. - Qué fuerte. Yo quiero verlo. Seguro que hasta tiene un cochazo, un Ferrari de ésos. - No, no exageres, niña. Pero bueno, un BMW todoterreno sí. Anda, mira, ahí tienes a tu príncipe azul. - Voy, cielo. Sí, uno como el tuyo, no te fastidia la veterana. - Oye, pues Germán está muy bien, ¿eh? Barrigón, pero no está mal. - Sí, vaya, es el Brad Pitt. No te rías…cómo se nota lo feliz que está. - Anda, dame un abrazo. - Claro. ¡Que ya voy, por Dios! Me crispa con el pito. - Feliz noche, Chelo. - No te digo igualmente porque tú seguro que la tienes, pero te la deseo, ¿vale? - Gracias. Nos vemos el miércoles. - Venga, cariño, un besito. Ay, qué pesado que eres, por Dios, no tienes espera.
- Bueno, menos mal que se ha ido. - Radio-Taxi, buenas tardes. - Me manda un taxi al hipermercado de calle Juan XXIII, por favor. - De acuerdo, feliz navidad. - A ver lo que tarda. Jesús, qué frío. - Buenas. Usted dirá. - A la plaza Alicante, por favor. - Es cerca, es mi último servicio por esta noche. - Vaya, me alegro. - Sí, la familia, ya sabe, me espera para trinchar el pavo; si no lo hago yo, no lo hace nadie. - Qué bien. Hace frío esta noche. - Sí, ya qué vamos a esperar. No es el frío de mi tierra, de La Mancha, pero sí que hace, sí. - Ya, me imagino que no es el mismo. - Y a usted, también la esperan para la cena, ¿no? - Sí, también me esperan, aunque yo no trincho pavo. - Eso está bien. Bueno, pues ya hemos llegado. - ¿Qué le debo? - Nada, es mi último viaje por hoy, es navidad, le ha tocado mi buena obra. - No, por favor. - Sí, de verdad, incluso ya estoy cerca de mi casa, no se preocupe. - De acuerdo, pues muchas gracias. - A usted y feliz navidad.
- Papá, soy yo, ya estoy en casa. - ¿Cómo es que tardas tanto? - Papá, no sé cómo puedes estar despierto con la luz apagada. Tardo porque es nochebuena, imagínate cómo estaba el hiper. - Ojalá le cayera una bomba. - Por favor, papá, no digas eso, no empieces. Toma, la pastilla, ¿quieres un vaso de leche calentita? - Quiero a tu puta madre aquí, para que vea a las horas de golfa que llegas. - Papá, esta noche no, por favor, deja a mamá, que lleva muchos años descansando. Venga, que te has hecho caca y voy a cambiarte. - ¡A mí no me haces tú nada, sinvergüenza! - ¿Y qué vas a hacerme? Por favor, que eres ya muy mayor, no me des la noche. - Vete a tomar por culo, furcia. Sí, tú, no me mires así sin decir nada. Eres una cobarde, como lo era tu madre. A mis ochenta y tantos me levanto y te doy una hostia… ¿A dónde vas? - A ver la tele, no pienso aguantarte, esta noche no. - Apaga la luz, guarra, no quiero ver lo que haces. Si pudiera levantarme… - Si pudieras levantarte…Voy a ver qué ponen hoy, lo que sea veo, antes que a ti. - ¿Qué dices? No murmures. Si valieras más vendrías y me lo dirías aquí. ¡No me hagas dar más voces, mala hija! ¡Tía puta! - Quieres dejar de dar esos gritos, ¿no te da vergüenza de que te escuchen los vecinos en una noche como ésta? ¡Y qué peste, madre mía! - Qué peste, qué peste…la niñita dice qué peste; qué sabrás tú lo que es peste. - Papá, no quiero oírte más, quédate con la caca hasta mañana, no me importa. - ¿Y tú a dónde vas? A putear por ahí, seguro. - No me voy a mover de casa; estaré en la salita viendo la tele. Si quieres algo, ya sabes, el timbre, que para eso te lo puse. Buenas noches y feliz navidad, papá. - ¡Anda y muérete! Y bájale voz a ese chisme o lo destrozo. - Como si pudieras mover un dedo. A ver si tengo suerte con la programación: Cante flamenco, una película en blanco y negro, más espectáculo, otra película. Hala, aquí lo dejo, a ver España a vista de pájaro y a leer. Vaya, el bolero de Ravel le han puesto de fondo. Voy a coger mi botellita de cava, mi copa y voy a brindar. Feliz noche, Rosana.
|
Asociación Canal Literatura 2007 |