MI BLOC DE NOTAS


Patio de colegio

Julio Cob Tortajada

 

Abrir mi balcón, y en la tranquilidad de la noche dar un brinco y saltar al del vecino sin ser visto por nadie, bien pudiera pensarse en que mi única intención es la de apropiarme de lo ajeno. Pero no, no es este el caso.

 Mi “Bloc de Notas”, ávido de apuntes, enfila “Con sentido crítico” a su tan instruida como licenciada dueña, Inmaculada Sánchez Ramos, en el firme convencimiento de que el irrumpir en su parcela, tendrá la misma consecuencia que si picando su aldaba le pidiera algo de azúcar o un poco de arroz, alimentos olvidados en mi compra diaria por los anaqueles del supermercado. ¡Qué bueno, tener a la afable Inmaculada de vecina!

 Y es que…llevamos tantas cosas sobre nuestra espalda, que olvidarnos de algo, es lo normal, aunque a veces, creemos que nada nuevo nos asiste y que todo está ya inventado. Pienso que hay quienes plantean que los buenos tiempos pertenecen al pasado, incluso hay quienes se remontan al Medioevo persuadidos por viejos libros de caballería en los que perdidos por sus páginas, la libertad de su imaginación nada tiene que la coarte. A estos, pendientes sólo del pasado, se oponen quienes piensan en el futuro y creen que avanzamos hacía un mundo mejor, cuando la única verdad es que cada vez vivimos más años y la mortalidad infantil ha desaparecido, al menos, en la parte del mundo que nosotros vivimos. Todo lo demás es cuestionable.

 Sueños aparte y con los pies en el suelo, en el día a día de cuyas hojas han ido desapareciendo los otoños, enfrentados el machismo y “las armas de mujer”, sus mejores bazas han estado presentes en la medida que el favor del viento soplase a su favor.

 En la actualidad, las leyes de la paridad y las pertinaces reglas impuestas a la  sociedad por quienes tratan y trataron de condicionar nuestra voluntad a base de catecismos cristianos o paganos, pero siempre en formatos de libros de texto, hacen que surjan nuevos modos de conquista que se rebelan contra lo impuesto, desbordándonos por donde pasan.

 Mientras que antes los jóvenes recurrían al cigarrillo para aparentar ser mayores, ahora  utilizan el acoso bizarro con la pretensión de ser adultos imponiéndose a los demás. En sus fuerzas gamberras insinúan su hombría, y así piensan una parte de nuestros jóvenes que como las manchas de aceite, ensanchan sus fronteras en su cobarde actitud.

 Vestidos con la coraza de la impunidad y en contra de la voluntad paterna a la que esclavizan, la “dictadura del menor” está cada vez más presente en nuestra sociedad, cuyas huellas, vemos en cualquier parte proclamadas a diario en los medios de comunicación que nos inundan.

 A la rendición de la familia abrumada por las hipotecas, se suma el acoso a los profesores que son considerados por una parte de los padres como los principales culpables del drama, convertidos todos en víctimas propiciatorias de un juego en el que el menor es el gran triunfador de su batalla campal, cuyas reglas él mismo impone.

 Si antes coincidían en bulliciosa armonía dentro de los amplios patios de recreo el empollón de turno y el que ocupaba el último lugar de la clase, en la actualidad,  fuera de  las actuales canchas escolares, aunque también dentro de ellas, cohabitan juntos y revueltos los verdugos y sus víctimas.

 Si en Fuenteovejuna fueron todos a una y fueron capaces de lograrlo, los padres y profesores, desunidos y sometidos a la ley prepotente del menor ven en su impotencia como su indefensión es cada vez mayor, fruto de unas leyes educacionales cuya responsabilidad eluden sus creadores. Para muestra, un botón: páginas de sucesos de cualquier medio informativo cualquier día del año, siempre adoctrinadas aunque se digan libres e independientes.

 Para que no se me olvide, dejo en este mi Bloc de notas apuntada la nota de comprar mañana un kilo de azúcar y otro de arroz en mi visita al mercado.

   

Mayo 2008



https://elblocdejota.blogspot.com

 

                                  © Asociación Canal Literatura 2008