Mi PRIMER CAFÉ
 

Julio Cob Tortajada

 

 

Sentado en el interior de mi cafetería de capricho con su olivo ante la  entrada, el que regala una atmósfera de paz, tomo mi primer café del año pasados unos días de su comienzo. No, no lo tenía olvidado.

 

La fachada del café está decorada con tonos pastel que le confiere cierto sabor añejo con toques de acuarela. La clientela habitual, joven y bohemia, permanece al arrimo de las cortinas del olivo y a la luz de una farola que forma parte de un decorado que se prolonga a través de las ventanas hacia un interior vestido de antiguo del que emergen los reflejos dorados de sus rústicas lámparas ceñidas a las paredes y se esparcen por doquier hacía el exterior decorando la calle. Allí dejan su calidez en quienes disfrutan de la terraza ajenos al frío de la tarde.

 

Pese al mismo, el lugar está concurrido por los fieles de siempre, mientras la música de una bachata amortigua los murmullos del interior en defensa de su intimidad. ¿Qué se dirán? Igual hablan de promesas o de deseos incumplidos.

 

Sus caras son alegres, de lengua fácil y ojos vivos con deseos de abrir su interior a su complacida pareja que, mientras calla, escucha y sonríe.

 

Empieza el año, son sus primeros balbuceos. Tiempo de promesas y de deseos que quizá no los sean por primera vez, pero por ello mismo, valga la pena intentarlos de nuevo. ¡Quién sabe!

 

El café, el viejo café, el que inició un día su andadura sin percatarse de los comienzos de nuevos años cuyo ciclo ignora, sigue intacto, año tras año como lugar de encuentro, e ideal para nuevas promesas que, porqué no, en el nuevo que comienza, quizá se cumplan.

 

 

Enero 2011

 

     
   https://elblocdejota.blogspot.com    

https://valenciablancoynegro.blogspot.com/

 

                                  © Asociación Canal Literatura 2011