MI BLOC DE NOTAS

 

CALCULADORA CULTURAL

Julio Cob Tortajada

 

 

Comienza el año y con él el periodo de las rebajas, o el electoral, cuyo resultado incierto  nos hace presagiar unos días calientes, llenos de expectación. Pero ahí no se terminará un año, lleno de efemérides cada vez más frecuentes. Todo es cuestión de echar la cuenta del tiempo transcurrido mirando hacía un pasado cuyo recuerdo queremos traer hacía nosotros, celebrando o recordando unos hechos más o menos singulares.

 

A las tradicionales celebraciones de los veinticinco o cincuenta años -las de plata u oro- de un evento relevante, o a las más lejanas en el tiempo de cuyo almanaque centenario cayeron sus hojas como lo hicieran las de sus otoños, se suman también las de algún milenio fascinante, puente a nuestra oscura Edad Media en la otra orilla de nuestra historia. Y más si cabe, cuando la moda imperante consiste en la celebración de cualquier hecho histórico -a condición de que el tiempo trascurrido sea múltiplo de diez o de cinco-. Lo que por su proliferación nos indica que estamos en época de bonanza económica, pese a que por su caminar tambaleante no nos lo  parezca.

 

El hecho en sí, no es baladí, pues recordar parte de nuestra Historia en unos momentos  dedicados a su ultraje y vilipendio más parece una buena señal, y que por necesaria, debemos prestarle la máxima atención. Es bueno animarnos a seguir de cerca los actos que se avecinan, de cuya enseñanza siempre habrá algo interesante que aprender. Sobre todo, para una gran parte de nuestra juventud, que dedicada a la cultura del botellón, publicitada a todo tren aunque sin la rubrica del humo que la patrocina, necesita saber no solo lo que somos, sino también de dónde venimos, así como conocer los protagonistas de un peaje milenario, sin cuya aportación seriamos otra cosa. Mejores o peores, esto es lo de menos, porque la respuesta certera a la pregunta, es un imposible.

 

Vemos a primera vista, tras levantar el telón de nuestro almanaque, que en el 2008 cobrará fuerza el nacimiento de Jaime I, ocurrido hace ochocientos años: el forjador de la Valencia cristiana, que antes fue musulmana. Tendremos la ocasión de recordar a Alfonso V, quien murió hace quinientos cincuenta años. El Rey Magnánimo que tanto supo agradecer a Valencia sus importantes ayudas económicas, sin las cuales, la expansión mediterránea no hubiese tenido continuidad. Recordaremos a Calixto III, el primer papa valenciano, fallecido en el mismo año de 1458, sentado sobre la misma silla papal que ocuparía años más tarde otro paisano nuestro.

 

Y fue “el Palleter” quien alzó su voz contra Napoleón hará pronto doscientos años, aupado en una simple silla muy cerca del Mercado Central, próximo éste también a cumplir su aniversario de ochenta años. Y vamos a poder felicitarnos por nuestra Constitución, ya de treinta años, que aunque joven, algunos pretenden cambiar por desfasada –eso dicen ellos-  cuando tanto le tenemos que agradecer. Como a la Declaración de los Derechos Humanos que celebrará su sesenta aniversario, cuando es tan necesaria como ignorada.

 

Nadie mejor que Sorolla supo pintar la luz, nacido hace ciento cuarenta y cinco años, cuando corre por nuestra ciudad la fiebre sorollesca de sus “visiones de España”, en una exposición brillante que después hará su recorrido por otras ciudades españolas, cuya simiente esperemos dé sus frutos.

 

El ya en marcha año 2008 nos dará ocasión para disfrutarlo, no sólo por estos eventos, sino también en otros muchos. Sólo nos hará falta aplicar el diez o el cinco y el hijo ilustre hará acto de presencia, o el suceso que le diera fama y nombre, a cuyo recuerdo es aconsejable ocupar parte de nuestra vida.

 

15 Enero 2008







 

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