Travesuras de una niña mala. Por Cris Flantains

Portada Me quedo con la duda de a qué personaje de Flaubert, vio Ricardito en
el perfil tenebroso de la niña mala ¿ a Emma Bovary?, seguramente será
a ella.

Me ha gustado esta novelita ligera, llena de alusiones a otras obras,
cuidadosamente rodeadas del contexto adecuado, cuya evocación matiza
la intención narrativa del autor. El merito de la sencillez en el
tratamiento lineal del tiempo: dos días después, a los tres años, a
la semana siguiente; se agradece, es bueno que le ahorren a una las
vueltas y revueltas, los retrotraimientos, las ganduladas de la
memoria de personajes que parecen afianzar su verosimilitud en un » yo
existo, porque, mire usted, me acuerdo de que aquella vez…» esos ires
y venires en la divina triada del presente, pasado, futuro, que como
no estén elaborados con mano firme, le levantan a una dolor de cabeza
y hacen que todo pierda su gracia… sobre todo cuando se empieza a
echar cuentas y se llega a la conclusión de que : esto es imposible. Y
sobre todo, tambien, cuando lo que se está contando no tiene perfiles
metafísicos, por mucho que el autor los busque para su vanagloria.

La trama se desarrolla a lo largo de un montón de años, 40 creo, y
esto le da una agilidad tremenda, es así como pinta un paisaje
histórico puntual e imparcial, casi rallando al dato, y que sirve de
escenario a los amoríos de la niña mala y Ricardito. Me gusta porque
no juzga ningún momento, lo trae tranquilamente, apartando de si esa
dicotomía pecaminosa en la que caemos todos para ubicar los datos:
esto fue bueno, esto malo. Por encima de ese momento histórico
susceptible de ser juzgado, esta la historia de amor de Ricardito, no
aprovecha para meter cuñas propagandísticas y no será porque a Vargas
Llosa no le sobren los motivos, otras veces sí lo ha hecho, ahora no,
nada distrae al lector de la historia de amor, y todo, todo lo demás,
solo viene a las páginas traído por esta historia, y ,además,
brevemente, otra cosa que se agradece: coherencia exquisita… un diez
ahí para el señor Vargas Llosa.

Yo creo que esta novela hay que leerla sin ambiciones, como un
entretenimiento, eso sí, suculento. Es una historia de amor, llena de
aventuras. Su mayor merito es seducir al lector desde las primeras
páginas.

Cris Flantains

Cris Flantains

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.