La lavandera. Por Salvador Pliego

 

Porque una noche se fue de luz al firmamento
sus ojos se llenaron de saxos y de flores,
cuando con sus manos restregaba
las hojas de las alas que colgaban de abedules.

Con gel de cedro antiguo lavó el mirar del cielo,
y puso en cada esquina un par de rosas frescas
que parecían parejas de ninfas amarillas.

Se fue a limpiar un gesto, se fue a blanquear la altura,
la lavandera de alas y espumas arboladas,
para colgar en nubes los vientos de colores
y que al musgo, las gotas, por siempre le chorrearan.

Se fue de firmamento la lavandera blanca,
porque un día lavó sus pies
para que no pisaran estrellas, si tocaba.
Y se quedó enjuagando la luz que ella miraba…
con el sol restregaba los rayos de alboradas.
Se fue a limpiar el cielo, con un jabón copioso,
la lavandera blanca con su esponja de alas.

Salvador Pliego
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Un comentario

  1. Salvador, me encantó esa lavandera de alas y espuma blanca, no desperdiciste ningún verso, todos ellos tiene magia y ternura, un verdadero placer leer tu poema. Va un abrazo
    Betty

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