Al tocar tu cabellera. Por Salvador Pliego

Así me dijeras que son caireles, o son rizos bermejos, o tu cabellera es lacia y acompasada de una alegría pequeña, o es un noviembre nuevo entre los cantos de diciembre; así nuevamente me dijeras que por tu cabellera existe una avenida donde mis manos ruedan y fabrican bienvenidas doblemente tiernas -triples son cuando la mueves-; entonces no escapo: yo mismo me hundo en sus olanes, a esas formas inconclusas e inquietantes, a esas rutas de vida y agonía que prodigan sensaciones de batalla; y son medallas, son ríos escarlatas, son lunas verticales que resbalan por las yemas, porque cada… Leer más