A esa pequeña flor bella que he visto. Por Marcelo Galliano

Al viejo callejón abandonado una flor temblorosa le ha nacido como si Dios en un lugar perdido nos quisiera decir “no me he marchado”. Y así en ese paisaje acongojado donde lo bello anuncia haber partido, unos pétalos suaves han surgido dando un perfume amable al empedrado. Y yo como un profundo enamorado poeta incorregible he decidido cantarle hoy a esa flor que ha comenzado su existir tan difícil, tan temido, y a ese Dios que tan terco ha permitido que nazca allí pudiendo en otro lado. Marcelo Galliano Argentina Leer más

Los sueños me seducen. Por Ana Muela Sopeña

Los sueños me seducen con pupilas secretas en mi piel que vuela ensombrecida con aullidos desnudos. En mi torre de agua una orquesta me asombra mientras veo la lluvia que danza en los umbrales de la noche. Escucho agazapada un cuento sumergido en la distancia y mi sangre palpita en un trozo de mundo habitado por luces invisibles. Ana Muela Sopeña Blog de la autora Leer más

Dejadme creer en un sueño. Por Ana Mª Tomás Olivares

Es posible que no exista, que sea verdad que más que “Espíritu de Navidad” sea “espíritu de almacén”, de consumo, que sea estúpido felicitarse porque no brota del corazón ese deseo de felicidad hacia el prójimo, que seguimos insensibles al sufrimiento de los demás y que, aún solidarizándonos, no vale de nada esa solidaridad si es de fracción de tiempo, de sólo unos días (tan sólo son unas monedas que compran el silencio de nuestras conciencias). Es posible que sigamos tan egoístas, tan vacíos, tan envidiosos y tan malas personas como el resto del año. Es posible que la celebración… Leer más

El lastre de tus versos. Por José Francisco Mejía

Maravillosos besos, besos mágicos que enamoran, envuelven y hechizan escurridizos, pasionales van la piel erizándola y embriagándola de placer Porque sólo el lastre de tus besos lograrán que mi cuerpo tiemble y caiga rendido en las esplendidas noches de pasión ¡benditos sean tus labios! hermosa dama ¡y bendito sea el lastre! que recorre toda mi piel Porque sin tus besos ¡prefiero no vivir!, y vivir bajo la inmisericorde soledad morir porque sin tus besos mi vida ¡no tiene sentido!, ya que tú lastre es ¡mi razón de vivir! porque sin tus besos amor mío ¡jamás podría existir! Maravilloso lastre que… Leer más

SPÁ de la felicidad:pase usted. Por Betty Badaui

En la mezcla de olores a incienso y melisa compiten las siluetas. La de Marcia: piernas cruzadas batiendo el aire. La de Noelia: extensiones capilares espantando mosquitos. Y la de Ileana, mirada verde como no he visto nunca y qué cola. A Ileana quiero seducirla, la miro mientras habla con su voz distante, con tonos de garganta cansada. Y la escucho con atención: «Conservo marcas de sus golpes, odio cada instante que me trae el recuerdo de su cuerpo. Cuando pedí ayuda me la dieron y acá me ven con el grabador: ‘no pensar, relajarse, el aire al vientre, oler,… Leer más

La última leyenda de Córdoba. Por José Fernández Belmonte

Mucha gente pensará que todo cuanto voy a relatar, a continuación, es fruto de mi desenfrenada imaginación, pero me gustaría que me brindarán un margen de confianza y, por una vez, creyeran en mí. Todo sucedió el pasado sábado en la noche. Habíamos llegado, mi esposa y yo, al cuarto del hotel, en plena judería de la Medina de Córdoba, cuando echamos en falta mi teléfono móvil. Ya era bastante tarde. La neblina cubría la milenaria ciudad y una luz tenue, proveniente de sus típicos faroles, impregnaba de misterio las estrechas y empedradas callejuelas de la vieja ciudad árabe. Abrigándome… Leer más

Tú no sabes. Por Yolanda Sáenz de Tejada

Hoy os regalo un poema, adorables habitantes del bosque, para ir terminando el año con propósito de enmienda… Las verdades siempre se me dieron bien. Tú no sabes amar. No tienes ni idea. Alegaría, con conocimiento de causa -y tristeza- que no sabes excitar mis neuronas y que tus dedos nunca alcanzaron la cima de mi locura. Tú no sabes amar. Ni creo que nunca aprendas. Juraría, con mi carne aún abierta y viva -y mi desgracia- que lo único que sabes hacer bien (muy, pero que muy bien) es besarme hasta el pecado. Pero no, tú no sabes amar,… Leer más