Si no puedo ver tu rostro,
¿cómo sabré que me hablas a mí y no piensas en otro?
Fácil es contentarme enviando mensajes,
escribiendo lo que yo quiero leer.
Pero tu compasión no quiero tener.
Quiero saber si mientes con ambages
cuando contestas: «puede ser».
Ver tu cara hablante es el modo de saber
si de mí te burlas o befa me haces.
Tu rostro no lo has de esconder.
Mas una pantalla interpuesta nuestra alma no nos la deja ver.